el Trabajo Q Viene

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Viernes, 18 Mayo 2018

El empleado polifacético es más rentable

La palabra superpoder ha traspasado las páginas de los cómics y se ha instalado en la vida cotidiana, sobre todo en lo que tiene que ver con el desarrollo profesional. Ya es habitual que en los procesos de selección se pregunte al candidato cuál es su superpoder. Y sobre todo se espera que este responda sin titubeos. La responsable de ingeniería del programa Windows Insider de Microsoft, Dona Sarkar, señala que los superpoderes siempre emergen de las pasiones, de aquello que sale de forma natural y de la formación o de la labor que se desempeña, y que hace de cada individuo un experto. Pero también debería ser algo meditado o buscado, preguntarse en qué ámbito puede haber nuevas oportunidades o puede ser puntero para formarse en él.

Tampoco hay que asustarse si se es polifacético. Conocer cosas sobre otros sectores tecnológicos, o incluso otras industrias, ayuda a convertirse en mejores empleados. Así lo cree Spencer Rascoff, director ejecutivo de la inmobiliaria Zillow y consejero de empresas tan dispares como Trip_Advisor, Zulily y Julep. En su opinión, se trata de aprender de lo que hacen otros y trasladar esa experiencia a su propia empresa,  sostiene que le gusta que sus empleados colaboren con otras empresas. “Así se quitan el gusanillo de saber qué más cosas se están haciendo por ahí sin necesidad de abandonar la empresa”.

La gente que tiene vida más allá del trabajo rinde más. Es una observación que corrobora Sarkar, quien asegura que “cuanto más piense con diversidad un equipo, más funcional resultará”. 
Lo que no debe hacerse es tener prisa por descubrir cuál es el superpoder o dónde radica la clave del éxito de cada uno.

Así lo cree también la responsable de experiencia del cliente, Julie Larson-Green, quien señala que el trabajo de Microsoft consiste precisamente en hacer “productos para gente que tiene vidas. 

Existe cada vez mayor concienciación de que las personas que busquen oportunidades de aprendizaje continuas estarán mejor posicionadas para su propio desarrollo y en el mercado laboral. Hoy día, el éxito profesional viene determinado por la capacidad de los individuos para adaptarse al cambio y por su disposición a responsabilizarse del desarrollo de su carrera. 

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El reto de ser aprendices permanentes en el siglo XXI

Estamos inmersos en lo que se ha denominado la cuarta revolución industrial con nuevos modelos de negocio impulsados por la digitalización. Vivimos en un entorno VUCA, cuyas siglas se corresponden con volatilidad, incertidumbre (uncertainty), complejidad y ambigüedad de cuanto nos rodea. Y, a todo esto -como no podía ser de otra manera- lo acompaña un entorno laboral cambiante y muy competitivo. La verdadera revolución lo será de competencias y “algo más” y ese algo más incluye el meta aprendizaje (la capacidad de las personas para reflexionar sobre la forma en que aprenden y los procesos cognitivos que involucra), es decir, “aprender a aprender”. El éxito de empresas y personas en la era digital radica en el equilibrio entre tecnología, talento y la conexión humana.

Como siempre, el primer paso es el cambio cultural necesario, la concienciación para luego actuar en consecuencia. El trabajador digital debe educar su mente y hacerlo va más allá de obtener un título universitario oficial. Una mente educada se concentra, explora, procesa, analiza, imagina, es capaz de crear y compartir…

La motivación es la llave pero aún así requiere un esfuerzo. De lo que no cabe duda es que resulta una inversión muy rentable en este momento de transformación vertiginosa y continua.

De ahí el debate sobre la brecha entre formación y empleo. El estudio “Business priorities for education” del BIAC (Comité Consultivo Empresarial e Industrial de la OCDE) señala que “la educación debe dar un giro radical desde la memorización de contenidos hacia el desarrollo de las habilidades para el siglo XXI y prestar una profunda atención al modo en que aprendemos”.

Es posible que el mayor desafío al que se enfrenta nuestra sociedad sea la educación. 

El aprendizaje y las competencias van de la mano. En el contexto educación las competencias son “saber y hacer”, aplicando Conocimientos, Habilidades y Actitudes. Ello, junto a la curiosidad y la acción, definirán la fórmula del talento.

La fórmula del éxito sería, por tanto, aptitud más actitud y, sobre todo, la voluntad de querer. Aunque, en pleno darwinismo digital, lo de querer ya no se ve como una opción pues de ello depende la propia supervivencia.

Cualquier organización y sus integrantes tienen ante sí el reto de la “formación continua, la evolución continua, el aprendizaje continuo”. 

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Los tres factores clave que influyen en la diversión y felicidad en el trabajo https://goo.gl/zMjTmp

ADP, proveedor global de soluciones de Gestión del Capital Humano, ha determinado tres factores clave que influyen en la felicidad y diversión en el trabajo: el estrés, la discriminación y el nivel de productividad,  basándose en las conclusiones de 'The Workforce in Europe 2018', su último informe en el que entrevistó a 10.000 trabajadores en Europa.

1. Estrés y salud mental. El estrés es un aspecto del bienestar mental que influye directamente en la felicidad y estabilidad de los trabajadores. Además, puede provocar serios problemas para las empresas, una menor productividad y motivación y un mayor absentismo.

2. Discriminación. A pesar de que existe una normativa europea que obliga a las empresas a asegurar un tratamiento igualitario de los empleados y a combatir todo tipo de discriminación por motivos de sexo, raza u origen étnico, religión o creencias, incapacidad, edad u orientación sexual, todavía existen muchos prejuicios, y esto afecta directamente a la diversión y a la felicidad en el trabajo, tanto de manera implícita como explícita.

3. Productividad. La pérdida de productividad no es la única repercusión de la infelicidad laboral en las empresas. También se refleja en la facturación. Si se pierden empleados, también se pierden ingresos. Los empleados que gozan de una buena salud emocional, y que se sienten respaldados, son más productivos. La productividad, uno de los principales impulsores del éxito y de los resultados económicos, es una cuestión clave para las empresas de manera global.

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