el Trabajo Q Viene

el Trabajo Q Viene

Viernes, 30 Marzo 2018

¿Quién ha digitalizado mi queso?

Lunes 6:30 am. Suena el despertador. Charlie Watson abre perezosamente los ojos y bosteza arrastrándose hasta el baño con la recurrente sensación de no haber descansado de verdad.

Lejos quedan ya esos lunes en que salía a correr a horas intempestivas con su vecino vigoréxico. Mientras la ducha le alivia la conciencia piensa en el día por delante.

Un nuevo cambio de versión en el sistema que le complica la vida. A su intenso día a día, con la constante presión de producir al límite y las frecuentes tensiones con otros departamentos, se unen los proyectos de transformación, en su opinión no siempre necesarios, sin claras intenciones de aquellos chalados de innovación y fuente probable de marrones y sobrecargas para su puesto. Las cosas van demasiado deprisa y siente que sus 18 años en la empresa son cada vez menos respetados como credencial de valor.

Parado en el semáforo camino de la fábrica mira a izquierda y derecha encontrando cada vez menos miradas cómplices, los coches autoconducidos proliferan y algunos peatones apresurados sólo dan tregua a sus pantallas mirando algún dron que sobrevuela hiperactivo en pos de su destino.

Las cosas eran más fáciles al principio para Charlie. Los primeros años fueron fantásticos, aportaba sólidos conocimientos de su reciente formación ingenieril, estaba en todas partes, aportaba valor, aprendía cada día de todos y se sentía pleno e influyente. En poco tiempo la empresa creció mucho, compró a su competidor principal y a los 8 años de su incorporación, Charlie había promocionado hasta llegar a un puesto de responsabilidad que colmaba sus aspiraciones juveniles.

Pero en los últimos años y especialmente desde que fueron comprados por aquella multinacional, reconocía que se estaba estancando. Los resultados no eran malos pero los cambios proliferaban a su alrededor a un ritmo incómodo y a él le faltaba tiempo en cualquier conversación para reconocer primero los obstáculos ante cualquier oportunidad que otros se empeñaban en querer ver.  Hacía ya demasiado tiempo que Charlie no hacía nada nuevo por primera vez. Cada vez de forma más consciente, era de los que creían que el futuro no era ya lo que solía ser y que todo iba demasiado deprisa para tenerlo bien controlado.

Charlie llega a la fábrica a las 8 en punto y tras unos rutinarios “buenos días” a los motivados de turno  (¿fumarían algo para ser tan positivos cada lunes?) Gloria,  su jefa, le llama a su despacho para presentarle a un nuevo compañero.

Buenos días Charlie, este es Ch33se, tu nuevo ciberasistente, forma parte de un programa piloto lanzado desde la central y contamos contigo para entrenarle. Ha sido programado con amplios conocimientos del sector, es inteligente, colaborador, tiene iniciativa y aprende cada día. Sus algoritmos de decisión incluyen los valores de la empresa y su función es plantear buenas preguntas, escuchar a todos y buscar oportunidades y nuevas formas de hacer las cosas. Ch33se ha llegado hace una hora y ya ha leído todo lo que tenemos en digital desde el 95.  Crees que podrás ayudarle?
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Los superhéroes del talento que debería tener cualquier empresa

Para formar una plantilla 10, necesitas que tu equipo humano contenga la fórmula mágica del talento: influencia, liderazgo, experiencia, visión de futuro, innovación y creatividad.

Las 4 tipologías de profesionales más demandados que no deberían faltar en tu compañía.

1) Game changers

Son profesionales con la habilidad de ver cosas que los demás no pueden ver, son empleados con el potencial de llevar un negocio al siguiente nivel y asentar las bases para un éxito sostenible.

El problema es que no existen muchas personas con esta habilidad, y a menudo sufren la incomprensión de su entorno que suele malinterpretar su visión y tacharlos de empleados difíciles.

2) Los IBI (internal business influencers)

Han corrido ríos de tinta sobre las maravillas del “influencer marketing” como estrategia para llegar al público objetivo. No hay duda de los beneficios de que un influencer de tu sector haga una valoración o comentario positivo sobre tu empresa en las redes sociales o en su blog.

De la misma manera, un IBI es un influencer, pero entre sus compañeros de trabajo. El término ha sido acuñado por  WATCH&ACT, una consultora de gestión de equipos, innovación, digitalización y aseguramiento. A partir del análisis de más de 6.000 empleados, esta compañía ha publicado un estudio sobre las características de los trabajadores IBI con “un claro ascendente sobre sus compañeros (multidepartamentalmente y en redes sociales)”.

3) Los Sí-sí

Contrariamente al famoso “ni estudio ni trabajo” de la generación Ni-ni, los Sí-sí son jóvenes que se dedican a sus estudios a la par de tener un empleo. Tienen entre 16 y 20 años y la crisis económica les ha obligado a espabilarse y trabajar para ayudar a pagar su formación. Esta realidad ha originado una cantera de jóvenes luchadores, emprendedores, motivados, maduros y responsables, cualidades que las empresas no quieren dejar escapar.

4) Los senior professionals.

Y los últimos superhéroes del talento (por orden, no por importancia) son los profesionales con experiencia. Difícilmente encontrarás jovencitos en este grupo, pero las personas mayores de 45 años pueden aportar muchísimo a una empresa. Por ejemplo:

  • Experiencia.
  • Gracias a su madurez tienen una mayor capacidad de gestión de ciertas situaciones y/o conflictos que pueden suceder en el lugar de trabajo.
  • Habilidad de anticiparse a ciertas situaciones.
  • Visión más realista y objetiva.
  • Mayor estabilidad y fidelidad para/con la empresa.

Para conseguir un equipo humano diverso donde estén presentes todas estas capacidades es importante observar a tu equipo y detectar profesionales que ya dispongan de estas aptitudes, y potenciarlas con formación y cultura de empresa.

También deberás planificar tu reclutamiento para que las nuevas incorporaciones tengan alguna de estas características.
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Cuando el ocio acaba en accidente laboral

Pararse a tomar unas cañas con los compañeros antes de volver del trabajo puede considerarse dentro del ámbito laboral.

La rutina de ir o volver del trabajo puede hacerse más llevadera si se combina obligación con diversión. Ir al trabajo en bicicleta, en monopatín o hacer una parada en el bar de al lado de la oficina es una costumbre para muchos trabajadores. Pero, cuando se produce un percance asociado a estas actividades, surgen las dudas: ¿en qué circunstancias son considerados accidentes laborales? La dificultad estriba en determinar cuándo se trata de una simple pausa en la jornada y cuándo tiempo de ocio o descanso del trabajador. La jurisprudencia subraya que la diferencia existe y analiza caso a caso atendiendo a las circunstancias que lo rodean, lo que, por otra parte, dificulta establecer un criterio unificado.

Para apreciar la “laboralidad” de los accidentes denominados in itinere, aquellos que se producen durante el trayecto del hogar al trabajo, la jurisprudencia exige, principalmente, que el desplazamiento venga determinado por una obligación profesional y no por motivos personales. La finalidad o propósito de éste es, pues, clave. Además, el trayecto y el transporte debe ser el adecuado, desde su domicilio habitual, y no deben mediar interrupciones injustificadas. Parece claro, pero no lo es tanto. No en vano, los tribunales se enfrentan a menudo a casos dudosos en los que concurren circunstancias especiales.

La calificación del accidente se complica sobremanera cuando se produce en un contexto que pudiera parecer totalmente ajeno a la actividad laboral, como cuando, por ejemplo, el percance sobreviene regresando a casa después de tomarse unas cañas con los compañeros al salir del trabajo.

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