La gran oportunidad para el cambio en la gestión del tráfico.

La gran oportunidad para el cambio en la gestión del tráfico.

Las nuevas tecnologías, el cambio climático, las plataformas vía satélite, los grandes ordenadores y la distribución inteligente de sensores podrían acercarnos al objetivo europeo de la "Visión Cero" muertos mucho antes del 2050, si del modelo represivo de la caza individual del infractor por los agentes policiales se sustituyera por el control permanente de vehículos y conductores en un Ministerio técnico capaz de captar y registrar las maniobras más peligrosas. Hay camino.
10 Febrero 2021

Ha sido una gran noticia que la Administración Pública española se esté organizando para asumir los grandes retos que se le vienen encima en materia de tráfico y seguridad vial.. Por fin ha llegado el momento de la gran posibilidad de cambio con la creación del nuevo Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana que viene a dar continuidad político-administrativa al anterior Ministerio de Fomento, lo cual sucede cuando la eclosión de la sostenibilidad va empezando a priorizarse en todos los foros internacionales y en el que se han iniciado acciones para combatir (si no eliminar) la contaminación propiciada por los vehículos de combustible con derivados del petróleo en un replanteo generalizado de las fuentes de energía que requiere la movilidad, con distintas iniciativas para el tráfico urbano e interurbano. Y ello ocurre también cuando se están planteando apoyos europeo, español, catalán y barcelonés para la consolidación de la gran computadora Mare Nostrum ya existente en la Universidad Politécnica de Cataluña con capacidad de trabajar al instante en movilidad y medioambiente,

El nuevo Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana proviene del anterior Ministerio de Fomento que daba continuidad a los históricos Ministerios de Obras Públicas que durante décadas han sido los responsables de la seguridad vial infraestructural en la red vial del país, siendo un referente constante de las Instrucciones Técnicas constructivas, de proyecto y señalización de las vías públicas para el tráfico de vehículos a motor.

Constantemente los Ministerios responsables de las carreteras han tenido que sentarse y coordinar actuaciones con los expertos de la circulación de vehículos a motor para hablar de seguridad vial, especialmente en tanto que con mucha frecuencia la seguridad vial deriva hacia la persona, sus capacidades para conducir y sus riesgos de accidentarse. También el transporte público y privado por tierra, mar i aire ha venido dependiendo de los Ministerios competentes en Obras Públicas, incluyendo el transporte por carretera, por ferrocarril y aéreo en lo que constituye el concepto global de Movilidad. Por ello el nuevo Departamento tendrá que dirigir la conclusión de la construcción de varios corredores viales como el Corredor Mediterráneo y otros de Autopistas y Autovías, heredando además una Agenda de marcados asuntos relacionados con el transporte: entre ellos la apertura a la competencia del transporte de viajeros en tren , para que operadores privados entren a competir con Renfe en el AVE. Asimismo AENA el operador de red de aeropuertos, deberá diseñar su nuevo horizonte de inversiones y en cuanto al transporte de autobús, el Ministerio debe de revisar todo el mapa de rutas interurbanas.. Además el Departamento deberá retomar el eterno debate para diseñar un nuevo modelo para financiar el mantenimiento de la red de carreteras. En el marco de este debate se deberá sopesar el eventual pago por uso de la red de autovías y el futuro de las actuales autopistas de peaje que van concluyendo su contrato de explotación por empresas privadas, así como las 9 autopistas rescatadas que actualmente gestiona el Ministerio.

No obstante uno de los principales asuntos pasa por las nuevas formas de movilidad nacidas al calor de las nuevas tecnologías como son las redes sociales para compartir coche, como BlaBlaCar y las plataformas de vehículo de alquiler con conducto (VTC) como Uber o Cabify en un contexto de difícil compatibilidad con los taxis. Asimismo en este sentido figura el reto de la movilidad en las ciudades y el de los accesos a las grandes capitales (areas metropolitanas y cercanías). El último equipo de Fomento anunció al término de la anterior legislatura la voluntad de promover una Ley de Movilidad en colaboración con otros Ministerios de la que se oyeron declaraciones tales como: “Somos conscientes de que ahora el mundo va  por otro lado: las inversiones son necesarias y habrá que seguir haciéndolas, pero estamos abordando el reto de alinear las prioridades del Ministerio a los grandes retos internacionales” lo que se plasma en el hecho de concebir la movilidad como un derecho para las personas, como un elemento de crecimiento económico para las empresas a través del transporte de mercancías y como un elemento de cohesión social”

En medio de estas previsiones, y reconociendo los graves inconvenientes que ha supuesto la pandemia del Covid 19 durante los años 2020/2021 no debemos dejar de dar credibilidad a que esta nueva reestructuración administrativa no es improvisada sino como en el caso de la Movilidad, perfectamente meditada y racionalmente concebida. Pero ¿va a ser un cambio profundo en materia de tráfico y seguridad vial en la línea marcada por Europa o va a chocar con la oposición de los poderes del Ministerio del Interior?. 

Ante esta noticia no podemos dejar de recordar que no es la primera vez que la sensibilidad político-administrativa decide dar rango de Ministerio al Transporte. Hace muchos años y en épocas de los primeros gobiernos tecnócratas españoles, se decidió crear un Ministerio de Transportes y su titular fue el Sr. Salvador Sánchez Terán, el cual tuvo la triste andadura de verse superado en las actuaciones por el Ministerio de Obras Públicas en las vías, por el Ministerio de Industria en los vehículos y por el Ministerio del Interior en las personas y en el tráfico en general. Puede hablarse de fracaso porque nació un Ministerio con un nombre pero vacío de las celosas competencias que defendían otros Ministerios. No hubo voluntad compartida. No se coordinó la actuación interministerial y el celo competencial de cada uno llevó al ministerio de Transportes a su desaparición.

El nombre de Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana abre el enfoque competencial pero NECESITA INCORPORAR A LA DGT (Dirección General de Tráfico) en su organización aunque sea manteniendo su personalidad de Organismo Autónomo de carácter administrativo con presupuesto propio, pero dejando a un lado su sello policial o de orden público de Interior para pasar a dirigir y controlar la circulación con los medios técnicos adecuados, en conexión, eso sí, con las Policías de tráfico en Interior sobre los antecedentes de los conductores peligrosos para su seguimiento. Un buen momento porque en la DGT hay técnicos superiores de alto nivel de conocimientos (empezando por el propio Director), conocedores de las nuevas tecnologías y que entenderán perfectamente las posibilidades de operatividad del control total del tráfico para acercarse a la “Visión Cero” europea aprovechando el Proyecto Galileo de seguimiento de vehículos y personas vía satélite, justo en el momento en que los vehículos europeos de transporte incorporan el tacógrafo de última generación a los de nueva matriculación. Además los actuales responsables de la DGT son perfectos conocedores de la movilidad urbana pues han sido antes responsables de movilidad en Ayuntamientos de ciudades de gran demografía y son conocedores de la existencia, posibilidades y prestaciones del macroordenador Mare Nostrum de la UPC elegido a nivel europeo para proyectos de interés continental y con capacidad de recibir, ordenar y gestionar todo el movimiento de vehículos y personas sobre las vías públicas españolas. La DGT pues, puede y debe estar más en sintonía de la movilidad, el transporte y la seguridad vial  con visión urbana e interurbana, de vía-vehículo-persona y de ordenamiento del transporte de mercancías y viajeros en el contexto necesario de descontaminación. Es la gran oportunidad. Y tras la DGT, en Cataluña y Euskadi, los cambios serían sencillos y lógicos en los servicios de tráfico de los Gobiernos de ambos territorios.

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