Dentro del ámbito laboral los trabajadores han experimentado estrés laboral a causa de la carga de trabajo; según la Quinta Encuesta Europea sobre Condiciones de Trabajo alrededor de un 60% de los trabajadores encuestados, manifestaron problemas relacionados con el exceso de carga de trabajo y un 19% percibían falta de apoyo social (Gil, 2012). Actualmente para los psicólogos no es diferente teniendo en cuenta sus campos de intervención, el tiempo de ejercicio, remuneración salarial y el número de pacientes (Benavides, Moreno, Garrosa, & J, 2002), lo cual puede dar origen de manera directa o indirecta al estrés laboral y a síntomas relacionados como la dificultad para conciliar el sueño, sensación de cansancio extremo, disminución del interés sexual, hasta presentar cansancio emocional, despersonalización y frustración en lo relacionado a la satisfacción (Rodriguez, Rodriguez, Riveros, & Rodriguez, 2011). Los riesgos psicosociales y el estrés laboral se encuentran dentro de los problemas que más dificultades plantean en el ámbito de la seguridad y la salud en el trabajo en la actualidad; estos afectan de manera notable en la salud de las personas, de las organizaciones y de las economías nacionales (EU-OSHAS, 2017).
Se considera como riesgos psicosociales, aquellos factores que influyen en la salud de las personas y que están relacionadas con el medio ambiente de trabajo (Neffa, 2015), la satisfacción del mismo y las condiciones de la organización (Blanch, Sahagún, Cantera, & Cervantes, 2010), las capacidades del trabajador y sus necesidades (Muñoz, Pitre, & Amaya, 2017), su cultura y su situación personal dentro y fuera del trabajo (OIT-OMS, 1984); asimismo se refiere a aquellas posibilidades que un trabajador sufra enfermedades dentro de su contexto laboral y extralaboral, reflejadas en factores fisiológicos, emocionales, conductuales y quizás cognitivos (Villalobos, 2004); es decir, la aparición de sentimientos de ansiedad, agotamiento, depresión, malhumor, estrés, dificultad en mantener la concentración o de tomar decisiones y hasta la aparición de dolor o malestares físicos.
El trabajador al presenciar dichos síntomas (estrés), acude al psicólogo el cual se encarga de tratar alteraciones emocionales, conductuales y de comportamiento (Benavides, Moreno, Garrosa, & J, 2002), buscando alternativas que logren superar la dificultad, manejarla o saberla controlar y a su vez logre minimizar la afectación dentro del contexto laboral; sin embargo, los psicólogos también están propensos a presentar afectaciones en su salud mental (Isaac, Garcia, Bosh, Mendez, & Luque, 2013), aunque también se perciba elevada satisfacción personal en su ejercicio (Mehotra, Rao, & Subbakrishna, 2000), al igual que las demás profesiones, puede ser también una fuente de riesgo psicosocial debido a que es una ocupación en la que el profesional mantiene una relación muy estrecha con las personas a las que debe atender (Ortiz & Ortega, 2009), conllevando implicaciones emocionales que frecuentemente llegan a repercutir en su vida personal; estos conflictos o implicaciones suelen suponer dilemas personales que sobrecargan y desgastan al psicólogo (Benavides, Moreno, Garrosa, & J, 2002).
Corey (1999) menciona, que si los profesionales son conscientes de los factores que favorecen al agotamiento de su vitalidad, pueden estar en una mejor posición para prevenir esa condición que se conoce como “agotamiento profesional” (professional burnout). En los años setenta el término de desgaste laboral empezó a hacer investigado llamado Síndrome de Burnout, añadiendo el término de estar quemado en el trabajo; es decir, el trabajador pierde energía, presenta irritabilidad, baja motivación al trabajar, agresividad y enojo; una de las teorías que describe éste Síndrome y su sintomatología, es la Teoría Multidimensional del Burnout (Maslach, 2009).
Desde el ámbito internacional, han cobrado relevancia la creación de instrumentos para la evaluación del síndrome, consecuencias y factores asociados al Burnout; es así como Freudenberger en 1974, durante sus estudios relacionados, puntualizó el síndrome de Burnout como el sentimiento de estar exhausto ante una excesiva demanda de energía y recursos personales, lo cual generaba depresión y fatiga como resultado del trabajo riguroso. Maslach en 1981/2, en la Universidad de Berkeley, simplificó sistemáticamente la descripción del síndrome que se utiliza actualmente, por medio de investigaciones relacionadas con respuestas emocionales de profesionales que laboran en áreas asistenciales, acogió la definición de Burnout propuesta por Freudenberger por considerarla menos rotulada que los diagnósticos psiquiátricos. En 1986 Maslach y Jackson diseñaron el Maslach Burnout Inventory (MBI), herramienta de medición del síndrome constituyéndose en tres dimensiones de análisis: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal en la tarea (Escardó, 2012).
Este instrumento ha sido usado en diversos sectores productivos (Salanova, Llorens, Grau, Schaufeli, & Peiro, 2000), es el caso de los profesionales de la salud, en quienes se presentó desgaste laboral, especialmente aquellas que están vinculadas con la prestación de servicios a personas que presentan patologías o trastornos relacionados con el sufrimiento humano (Castañeda & Garcia de Alba, 2010); los profesionales de la salud que laboran en servicios de emergencia como enfermeras (Ríos, Peñalver, & Godoy, 2008), médicos (Pereda, Márquez, Hoyos, & Yánez, 2009) y psicólogos (Moreno, Meda, Rodríguez, Palomera, & Morales, 2006) están expuestos a un alto grado de estrés y presentan mayores riesgos de provocar desgaste laboral (Betta, Morales, Rodríguez, & Guerra, 2007). En Europa esta se considera una epidemia, como es el caso de lo registrado en Madrid España, en donde, según el estudio de Caballero, (2001) realizado en médicos, enfermeras y auxiliares clínicos se detectaron considerables niveles de Burnout dentro del rango alto para la subescala de cansancio emocional (30.6%) con mayores puntuaciones en los varones; se encontró mayor afectación entre el personal pediatra (logros personales); se observó escasa relación del síndrome con las variables de corte social; el 43,9% considera presentar o haber presentado algún tipo de alteración física o psíquica relacionada con el desarrollo de su profesión y el 38,3% asocia directamente su desgaste con el exceso de demanda soportado habitualmente en sus consultas (Caballero, Bermejo, Nieto, & Caballero, 2001).
No distante de lo descrito anteriormente, en Francia, según el estudio de Berjot, (2017), encontraron un perfil de "Alto riesgo de agotamiento" (22,90%) y un perfil "Sin riesgo de agotamiento" (22%); en América se registran estudios relacionados con el tema; es el caso de México, en donde el síndrome de agotamiento o desgaste profesional es frecuente (41,6%) en los médicos familiares, y sus principales factores de riesgo: el ser mujer, mayor de 40 años, con hijos, con 10 años o más de antigüedad institucional y contratación de base (Castañeda & Garcia de Alba, 2010); un ejemplo más cercano es el visitado en Perú, en donde la prevalencia del síndrome de Burnout en médicos es mayor (3,7%) al presentado por enfermeras (2,1%) (Maticorena, Beas, Anduaga, & Mayta, 2014).
En Colombia se reflejan pocos estudios relacionados con el Síndrome de Burnout, la mayoría de estos escasos estudios son muy recientes (Quiceno & Vinaccia, 2007) y están relacionados con sectores ocupacionales como por ejemplo en médicos residentes del Hospital Universitario del Valle, reportando 76% de agotamiento (Guevara, Henao, & Herrera, 2002); en médicos y fonoaudiólogos de un hospital de nivel II en Popayán, Rivera (2006) menciona en sus resultados que la población estudiada muestra un 22.3% de agotamiento y en estudiantes de la facultad de medicina de la Universidad de Manizales, arrojaron resultados de agotamiento alto de 43,2% (Arango, y otros, 2010); lo anterior muestra que es escasa la información del Síndrome de Burnout en psicólogos, quienes también pueden verse afectados por el desgaste y agotamiento laboral.
Por lo tanto, se formuló la siguiente pregunta usando la metodología PICO (Participantes del interés, la Intervención, el Control y el Resultado primario de interés) (Mamédio da Costa, De Mattos, & Cuce, 2007): ¿Cuáles son las condiciones de trabajo o riesgos psicosociales relacionadas con la aparición de Burnout en psicólogos, a la luz de la literatura, año 2002-2017?. Para resolver dicha incógnita, se llevó a cabo una revisión sistemática siguiendo la declaración PRISMA (Urrutía & Bonfill, 2010).
Estrategia de búsqueda
Una búsqueda sistemática de la literatura (Beltrán & Óscar, 2005) dirigida por las preguntas PICO (Gracia, 2016) (Aguayo, 2013) fue utilizada para identificar condiciones de trabajo o riesgos psicosociales relacionadas con la aparición de burnout en Psicólogos. Para dar respuesta a la pregunta formulada se realizó una búsqueda de información siguiendo la declaración PRISMA (Urrutía & Bonfill, 2010) en bases de datos como Science Direct, Proquest, Scopus y Google Académico con la combinación de los siguientes términos MeSH de búsqueda: “Psychosocial” OR “risk” OR “stress” AND “burnout”; también se realizaron las búsquedas con términos DeCS y términos del lenguaje libre (TABLA 1). La búsqueda se limitó a estudios publicados de enero de 2002 a diciembre de 2017, a fin de recolectar evidencia científica reciente en condiciones de trabajo o riesgos psicosociales relacionadas con la aparición de burnout. La búsqueda se realizó con la restricción del lenguaje en texto completo en inglés o español, el alcance fue ampliado según las listas de referencias de los artículos recuperados; los artículos originales fueron cribados manualmente por tres revisores independientes (AHM), (FMCB) Y (LYGF). Se contactó 1 autor vía correo electrónicos sin respuesta.
Selección de estudios.
Los estudios relacionados condiciones de trabajo o riesgos psicosociales relacionadas con la aparición de burnout identificado con PRISMA (Urrutía & Bonfill, 2010) se incluyeron si cumplían con las siguientes condiciones: 1) Cualquier estudio que describe la asociación entre nivel de condiciones de trabajo o riesgos psicosociales relacionadas con la aparición de burnout en psicólogos con los instrumentos seleccionados para esta revisión; 2) Tipo de publicación: Psicología y salud, salud, ciencias médicas y aplicaciones científicas; 3) Población estudio: Psicólogos; 4) Área geográfica: Mundial; 5) Artículos de revistas indexadas de las bases de datos seleccionadas; y 6) Artículos publicados en los cuales se evidencia simultáneamente las condiciones de trabajo o riesgo psicosocial y la aparición de burnout. Por tanto, el objetivo principal de este estudio consistió en evaluar la relación entre las condiciones de trabajo o riesgos psicosociales y la aparición burnout en psicólogos, periodo 2002-2017.
El evento de interés del presente estudio fue revisar la literatura disponible acerca de evaluación del nivel relacionado condiciones de trabajo o riesgos psicosociales y la aparición burnout; particularmente, todos los estudios seleccionados debían contener como principal resultado la asociación antes descrita en cualquier nivel de actuación y reporte de sintomatología como agotamiento físico, insatisfacción personal, despersonalización. En los estudios que cumplieron con los criterios de selección. La versión de los instrumentos utilizados según se expresa en su metodología fueron: el método de Ward. Inventario de Burnout de Maslach (Berjot, Altintas, Grebof, & Francois, 2017), Cuestionario Sociodemográfico, aplicación de Inventario de Burnout, Maslach y Jackson (Oñate, Resset, & Menghi, 2016), Escala de Metaconocimientos de Estados Emocionales (TMMS-24), Escala de Agotamiento por Empatía (ESAPE), Dimensiones de toma de perspectiva y preocupación empática del Índice de Reactividad Interpersonal (IRI) de Davis (1983), un cuestionario tripartito adaptado (Roncalli & Byrne, 2015), instrumentos de investigación el Cuestionario para la evaluación del Síndrome de Quemarse por el Trabajo – CESQT (Spiendler & Carlotto, 2014), Escala de Estrés Traumático Secundario (STSS, Bride et al, 2004, adaptada a Chile por Guerra y Saiz, en prensa). II) Inventario de Depresión de Beck (Beck 1978, en Beck, Rush, Shaw y Emery, 2003), El “Inventario de Síntomas de Estrés” (ISE) (Benavides, Moreno, Garrosa, & J, 2002).
Tabla 1. Registro revisión de datos
Fuente: elaboración propia.
Extracción de datos
Se extrajeron los siguientes datos de cada artículo: Autor, año de publicación, país, revista, factor de impacto e indicadores de resultado, profesionales en psicología, el diseño del estudio, afiliación institucional, análisis estadístico utilizado con PRISMA (Urrutía & Bonfill, 2010). Los datos fueron registrados en dos bases de datos por tres revisores (AHM, FMCB y LYGF) de forma independiente y cualquier discrepancia entre estos tres investigadores (expertos en la materia) se resolvió mediante discusión con un cuarto y quinto revisor (AEDG) y (DCRR), quienes también extrajeron los datos y participaron en la discusión, llegando así la decisión final.
Análisis de los datos
En la fase de análisis de datos se realizó: 1) Análisis bibliométrico con el propósito de brindar un panorama general y un conteo según el lugar de publicación, idioma y tipo de revista; 2) Identificar las variables sociodemográficas de los riesgos psicosociales en psicólogos relacionadas con la aparición de Burnout en dicha población, 3) Clasificar las condiciones de trabajo relacionadas con la aparición de Burnout o riesgos psicosociales en psicólogos; 4) Revisar la asociación entre condiciones de trabajo o riesgos psicosociales relacionadas con la aparición de Burnout en psicólogos. Los estudios que cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión son en su mayoría de corte cuantitativo (n=13; 86,66%) y cualitativos (n=2; 13,33%) de los cuales fueron descriptivos (n=12; 80), longitudinal (n=1; 6,66) y observacional (n=2; 13,33%). Debido a la considerable heterogeneidad y diseño de los estudios encontrados en la búsqueda no fue posible llevar a cabo un metaanálisis para proporcionar un porcentaje global del nivel de riesgos psicosociales y la aparición burnout.
En la búsqueda de los estudios elegibles, se introducen las palabras clave mencionadas en Science Direct, Proquest, Scopus y Google Académico, se obtuvo un total de 77.072 estudios. Al aplicar los filtros de idioma y año de publicación, se obtuvieron 874 estudios para ser evaluados, con un total de 30 estudios que cumplieron con los criterios especificados en la sección de metodología tras ser evaluados en texto completo; de estos, 3 artículos fueron excluidos debido al año de publicación el cual no se encontraba dentro del intervalo establecido de búsqueda, 12 artículos no tenían relación directa con el tema (Diagrama 1).
Diagrama 1. Diagrama de flujo del estudio - proceso de selección de los estudios.
Fuente: elaboración propia
Análisis bibliométrico:
Se agruparon los resultados según los instrumentos utilizados en cada uno de los artículos teniendo en cuenta características relacionadas con condiciones de trabajo y síndrome de burnout registrados en dos categorías. El primer grupo, según la representatividad de condiciones de trabajo relacionados con la aparición de Burnout, se evidencian instrumentos como: ficha de información sociodemográfica, Escala de Metaconocimientos de Estados Emocionales (TMMS-24), Escala de Agotamiento por Empatía (ESAPE) (Alecsiuk, 2015), Instrumentos adaptados (cuestionario tripartito) (Roncalli & Byrne, 2015), Escala de Conductas de Autocuidado para Psicólogos Clínicos (EAP), Escala de estrés traumático secundario (EETS) (Guerra, 2009), Inventario de Depresión de Beck y cuestionario de variables (Betta, Morales, Rodríguez, & Guerra, 2007) (n=7); en el segundo grupo se seleccionaron los artículos de acuerdo a los instrumentos utilizados: Inventario de Maslach Burnout y relacionados, análisis de conglomerados y Método Ward (Berjot, Altintas, Grebof, & Francois, 2017), cuestionario para las variables sociodemográficas y laborales (Spiendler & Carlotto, 2014), instrumentos para la recolección de datos, Inventario de Síntomas de Estrés (ISE) (Ortiz & Ortega, 2009) (n=8).
De los artículos encontrados, el 13.3% corresponden a los años 2013, 2014, 2015, 2016 (n=2,) y el 6.6 % (n=1) a los años 2002, 2006, 2007, 2008, 2009, 2012 y 2017. El rango de autores por publicación es de uno a cinco, con un promedio de 3.3% autores por publicación; se identificaron 21 autores de género masculino y 29 de femenino, lo que implica que el 58% son mujeres y el 42% son hombres, no hay una diferencia significativamente grande de género entre los autores que publicaron sobre la temática estudiada, mostrando que por cada hombre hay 1.3 autores de género femenino.
Según el lugar de publicación se identificaron 4 autores en España, 12 autores en México, 43 autores en Chile, 4 autores en Estados Unidos, 3 autores en Perú, 4 autores en Brasil, 2 autores en Irlanda, 5 autores en Argentina, 4 autores en Francia y 9 autores en Colombia. En lo relacionado al idioma de publicación, la mayor parte de los artículos están publicados en idioma español n=10, (n=10, 66.6%), 2 en inglés (n=2, 13.3%). 3 artículos fueron publicados en su idioma oficial, francés (n=1, 6.6%), 2 en portugués (n=2, 13.3%), (Francia 1; Brasil 2), 10 en español (Argentina 2, México 3, España 1, Chile 1, Perú 1 y Colombia 2) (Figura 1).
Figura1. Número de estudios revisados por artículo.
Fuente: Elaboración propia.
Factor de impacto
La publicación de los artículos por tipo de revista es diversa. Se identificaron 3 publicaciones en Psicología, 2 en psicología y salud, 2 en Psicología clínica, 2 en medicina, 1 clínica-salud, 1 científica, 1 medicina y salud mental, 1 medicina y salud, 1 científica –tecnológica y 1 en ciencia y trabajo; según la clasificación del Factor de Impacto Scimago Journal & Country Rank, se identificaron dos Q4 (Psychology), dos Q4 (clinical Psychology), uno Q3 (medicine), dos Q3 (medicine psychiatry and mental health), uno Q1(american journal of public health), uno Q1 (psychiatry and mental health), uno Q1 (american journal of public health), dos A1 (Cumulative index to nursing and allied healt) y tres revistas no cuentan con factor de impacto (científica, sp psicología, y psicología).
Indicadores de desempeño
Se identificó que el trabajo de Morse (2012), tiene 239 citas en ISSI, seguidos por Benavides (2002) con 68 citas, Moreno Jiménez (2006) con 39 citas, así como Polo-Vargas (2013), Betta (2007) con 18 citas, Guerra Vio (2009) con 16 citas, Ortiz (2009) con 14 citas, Isaac Otero (2013) con 6 citas, Roncalli (2015) y Alecsiuk (2015) con 5 citas respectivamente; Spiendler Rodríguez (2014) con 3 citas, Oñate (2016) con 1 cita. El resto de autores Arias Gallegos (2014), Berjot (2017), Montandon (2016) no son reconocidos en la base de ISSI.
Método y temas centrales de los estudios Incluidos en la revisión
Los 15 estudios incluidos en la revisión variaron en términos de temas abordados, mientras los métodos y técnicas utilizadas se mantuvieron constantes; sin embargo, 13 usaron una metodología cuantitativa y 2 artículos una metodología cualitativa. Las técnicas utilizadas en los estudios cuantitativos, diseño, muestra, población y análisis de resultados se describen en la Tabla 2 y 2.1; se ilustran los resultados estadísticos en la tabla 3
Tabla 2. Metodología cuantitativa utilizada en estudios seleccionados, 2002-2017.
C: conveniencia. BN-Bola de nieve. NE: no Especifico. MAE: Muestreo Aleatoria Estratificado. MAS: Muestreo aleatorio simple. MMAS=multinivel muestreo aleatorio simple.
Fuente: Elaboración propia.
Tabla 2.1. Metodología cualitativa utilizada en estudios seleccionados, 2002-2017.
Fuente: Elaboración propia.
Tabla 3. Estadísticos utilizados en estudios seleccionados, 2002-2017.
Fuente: Elaboración propia.
Análisis de resultados
Condiciones de trabajo relacionados con la aparición de Burnout:
En lo referente a estudios que incluían condiciones de trabajo, los resultados que se hallaron indican que los psicólogos presentan poca atención a sus emociones reflejados en un 48.7% de los terapeutas evaluados; un 45.5% se caracterizó por presentar una adecuada atención emocional; el 70.8% deben mejorar su capacidad por comprender su atención emocional y el 52% reflejan apropiada regulación de sus emociones; finalmente el 57% evidencia síndrome de desgaste por empatía (Alecsiuk, 2015). Por otra parte, una investigación confirma que los psicólogos dejan sus lugares de trabajo por diferentes razones, pero, llama la atención la insatisfacción debido a un exceso estrés y la falta de apoyo concomitante (n = 7; 33.3 %), además refiere que los niveles de satisfacción general corresponden a un 10.6%, con agotamiento emocional de 6.8%, el logro personal registra un 12.7% y despersonalización 0% (Roncalli & Byrne, 2015).
Dentro de esta revisión también se muestra que los psicólogos presentan estrés traumático secundario (ETS), con porcentajes de 47.6 % en un grupo experimental y 44.7% en un grupo control, en cual se confirma que al aplicar talleres cognitivo conductual de autocuidado para psicólogos clínicos de Fuenzalida, al grupo experimental aumentaron conductas de autocuidado de 18.5% a 23.5%, disminuyendo los niveles de ETS con porcentajes de 29% en el grupo experimental y 47.2% en un grupo control (Guerra, Fuenzalida, & Hernández, Efectos de una Intervención Cognitivo-Conductual en el Aumento de Conductas de Autocuidado y Disminución del Estrés Traumático, 2009), relacionando lo anterior con un estudio de frecuencia de emisión de conductas de autocuidado en psicólogos clínicos y sus niveles de estrés traumático secundario y de depresión (Betta, Morales, Rodríguez, & Guerra, 2007), el cual acudió a la aplicación de 3 cuestionarios: 1. Cuestionario de variables sociodemográficas y de medición de la frecuencia de 16 conductas y condiciones de autocuidado (elaborado por los autores de la investigación); 2. Escala de Estrés Traumático Secundario (Bride, Robinson, Yegidis y Figley, 2004); y 3. El Inventario de Depresión de Beck (Beck; Rush; Shaw y Emery, 2003), describe que los psicólogos que participaron de este estudio obtuvieron niveles bajos de estrés traumático secundario; también refiere ausencia de depresión o mínima sintomatología de la misma, finalmente comentan que la experiencia laboral se muestra directamente relacionada con la depresión más no con los niveles de estrés traumático secundario.
El artículo de Morse (2012), refiere que el agotamiento se muestra como un problema importante en la salud mental, tanto en su prevalencia como en su asociación con una amplia gama de otros problemas para el personal individual, para las organizaciones que los emplean y probablemente para las personas con trastornos de salud mental a quienes sirven; manifiestan que el SB está asociado a diferentes condiciones negativas y que afecta a diferentes tipos de empleados, estas condiciones las asocian con la salud mental, la salud física y la disminución de la sensación de bienestar; cabe resaltar que el anterior análisis lo inclinaron hacia trabajadores de servicios de salud mental en general y no específicamente en psicólogos.
Este análisis también registra un artículo que describe los riesgos psicosociales dentro de condiciones laborales, los cuales están retroalimentados por las condiciones individuales, sociales y organizacionales para aumentar o disminuir su impacto y que a su vez, el diseño del trabajo supone de ciertos factores individuales, grupales y organizacionales; hacen referencia además, que la depresión está relacionada con el estrés laboral, caracterizada por la desmotivación, el desinterés, el malestar interno o la insatisfacción laboral (Polo, Palacio, De Castro, Mebarak, & Velilla, 2013); finalmente dentro de esta categoría de estudio, se refleja una investigación que no revela datos estadísticamente significativos, debido a que en el total de la muestra (N= 30), se encontró el síndrome de burnout en solo dos casos (7%) (Isaac, Garcia, Bosh, Mendez, & Luque, 2013).
Inventario de Maslach Burnout y relacionados
Al analizar diferentes estudios que utilizaron el Inventario de Maslach Burnout (MBI), se encontró que los psicoterapeutas tienen alto riesgo de desarrollar el síndrome, indicando que en cada una de las dimensiones del MBI los resultados revelan porcentajes muy altos en agotamiento emocional (EE) y despersonalización (DP) con valores de 63.10% y 65.50% respectivamente y niveles bajos en realización personal (PA) 14.60%, para una prevalencia general de 10.5% (Berjot, Altintas, Grebof, & Francois, 2017). Del mismo modo lo confirma Julian D 'Andrew Montandon et al (2016) quienes aplicaron el MBI y analizaron los resultados, evidenciaron que los participantes mostraron valores medios y altos para agotamiento y despersonalización, con una puntuación = 23,33 en agotamiento y un nivel medio de despersonalización, con =1,33; aunque los psicólogos revelan que aún poseen un alto nivel de realización profesional, con =33,11, se puede inferir que están desarrollando el síndrome de burnout con la presencia de síntomas de agotamiento y despersonalización.
Por otra parte a diferencia de las anteriores investigaciones hay estudios que demuestran que la mayoría de los psicólogos evaluados poseen niveles altos en realización personal con un 92.6%, despersonalización baja 91.4%, sin negar que también parte de este grupo de terapeutas muestran síntomas de agotamiento emocional bajo y agotamiento emocional medio representado por un 44.4% y 55.6% del total de la muestra (Oñate, Resset, & Menghi, 2016) .
También se destaca la importancia de otras variables que influyen en el surgimiento del Burnout como lo son las de tipo sociodemográfico, que alteran el adecuado desempeño o funcionamiento laboral, como lo describen Sandra Yvonne Spiendler Rodríguez et al (2014). Quienes sugieren que el tener compañero sentimental, hijos, buena remuneración salarial y adecuada carga horaria tienen menos probabilidad de desarrollar el síndrome, se encontró una prevalencia en el perfil 1 de Síndrome Burnout con 7,5% y 9,8% de Perfil 2. Por otra parte, según la investigación de Godeleva Rosa Ortiz Viveros et al (2008) refieren que aquellas personas que tiene más de una especialización como una maestría, licenciatura etc. y que se desempeñan en el área de la educación tienen mayor probabilidad de riesgo, alcanzando el 16%, los que trabajan en el sector salud o laboral organizacional con un 14% y 3% respectivamente.
Lo anterior se confirma en el estudio de Bernardo Moreno Jiménez et al (2006), donde señala que los psicólogos que trabajan hasta 25 horas semanales tienen menor riesgo de desarrollar agotamiento emocional =24.22 versus los que trabajan de 26 a 40 horas semanales o más, representado por = 26.75, por lo que se deduce que es directamente proporcional el agotamiento emocional a mayor cantidad de horas trabajadas.
Continuando con el análisis de resultados con respecto a las variables sociodemográficas es importante resaltar que según la variable sexo, las mujeres tienen mayor probabilidad de Agotamiento emocional en comparación a los hombres donde las mujeres = 26.29 y los varones =25.32 (Moreno, Meda, Rodríguez, Palomera, & Morales, 2006). Teniendo en cuenta la edad se puede determinar que los jóvenes entre 20-35 años tienen el 21% de afectación, en tanto que los adultos entre 41-60 años alcanzan el 28% teniendo el mayor porcentaje de SB y en la escala de riesgo estos últimos llegan al 16% por encima del grupo de jóvenes (Benavides, Moreno, Garrosa, & J, 2002).
Por ultimo en el Articulo de Walter L. Arias Gallegos et al (2014) menciona que la medida global del SB es del 12.27% en un nivel alto, 79.09% para el medio y de 3.63% para un nivel bajo; esto nos da a entender que un porcentaje bajo tiene el SB a pesar que sea tan alto el umbral o porcentaje de contraerlo.
Los principales hallazgos de la presente revisión sugieren que no hubo relación estadísticamente significativa entre variables sociodemográficas y la afectación de SB en psicólogos; las condiciones de trabajo y los riesgos psicosociales relacionadas con la aparición de Burnout en psicólogos.
Iniciando con las variables sociodemográficas, en los estudios analizados, el estado civil de la población participante, no presentaron elementos significativos, Arias y otros (2014), evidenciaron que el 62.7% de los psicólogos son solteros, el 36.4% está casado y el 9% está divorciado; en contraparte Guerra (2009), registró que la muestra de su grupo experimental estaba conformada en un 33,33% por psicólogos solteros y un 66.66% casados; a diferencia Isaac y otros (2013), identificaron que el 50% son casados o se encuentran en unión libre y el otro 50% son solteros, en donde se evidencia la muestra distribuida de forma uniforme; estos resultados diferentes entre sí, pueden deberse al tipo y la forma de selección de la muestra; finalmente Ortiz y otros (2009), describió que la relación entre la variable estado civil y la afectación por SB no fue significativa (P=0.82) en ningún tipo correspondiente a soltero, casado, viudo, unión libre, ya sea de personas en riesgo o afectadas.
Por otra parte, se pensó que el tipo de contrato y la remuneración salarial podría ser una variable organizacional de interés, pero dentro de la presente revisión solo lo menciona Berjot et al (2017), quien describe que el 69.4% de los psicólogos de su estudio, tienen contrato permanente mientras que el 22.1% tienen un contrato de duración determinada, quizás por horas; no obstante, en la presente revisión no se observó estudios similares; sin embargo, Arias y otros (2014) (Argentina), menciona detalles de remuneración salarial, revelando que el 3.6% gana menos del sueldo mínimo, el 28.2% gana aproximadamente el sueldo mínimo y el 68.2% gana más del sueldo mínimo estipulado por ley de dicho país, pero no sugieren relación con el desarrollo del SB.
En lo relacionado al nivel académico, se evidenció que los psicólogos afectados con el SB se encuentran en grado de maestría (24%), licenciatura (17%), y los que se encuentran en riesgo de desarrollar SB nuevamente se registran los de maestría (11%) (Ortiz & Ortega, 2009); similar a lo identificado por, Moreno y otros (2006), refiere que los psicólogos con solo licenciatura registraron menores niveles de agotamiento emocional, en comparación con los que presentan especialidad (Licenciatura =24.94; Especialidad = 28.19), sin diferencias estadísticamente significativas (P=0.06).
Las variables relacionadas con el área de desempeño y años de antigüedad reflejan relación con el SB en psicólogos, Moreno y otros (2006), menciona de manera detallada que los psicólogos organizacionales refieren mayores niveles de despersonalización que los psicólogos clínicos (= 16.62), (=13.98) respectivamente, con diferencia significativa (P=0.00), la diferencia en despersonalización entre el área clínica y la educativa (=16.30) también es significativa en su estudio (P=0.00). Por otro lado, Ortiz y otros (2009), sin mostrar mayor relación significativa correspondiente a los años de experiencia laboral ((P=0.56) y SB, sí menciona con gran importancia, que la combinación de desempeño en diferentes áreas laborales (clínica, educativa, laboral organizacional, etc.) y los psicólogos educativos alcanzaron el mayor grado de afectación en un 16%.
La carga horaria refleja un aspecto importante dentro de las variables que se identifican con predominancia con relación a la aparición de burnout en psicólogos; es así como Moreno y otros (2006) revelan diferencias significativas en la dimensión de agotamiento emocional, demostrándose que los psicólogos que laboran hasta 25 horas semanales (=24.22) obtuvieron una media significativamente inferior que los psicólogos que trabajaban entre 26 y 40 horas (=26.75) (P=0.02); sin embargo, para Ortiz y otros (2009) describen ausencia de relación entre horas de trabajo laborado y agotamiento emocional y despersonalización (P=0.07 y P=0.06, respectivamente).
Según los estudios descritos en el presente análisis autores como Berjot, et al (2017), Benavides y otros (2002), Oñate y otros (2016), Spiendler, et al 2014, Ortiz y otros (2009), coinciden que el género femenino disponen de una mayor participación en las investigaciones con un porcentaje de 60 al 90%; por otro lado, Moreno y otros (2006), observó una tendencia en la dimensión de agotamiento emocional en la que las mujeres obtuvieron una media superior que la de los varones, sin embargo no fue estadísticamente significativa (P=0.08), por tanto se sugiere profundizar en el estudio.
Condiciones de trabajo relacionados con el SB
El riesgo de desarrollar burnout está presente en el ámbito laboral, relacionado directamente con las condiciones del mismo (Morse, Salyers, Rollins, De Vita, & Pfahler, 2012); así lo menciona Isaac y otros (2013), afirmando que hubo inclinación de desarrollar agotamiento emocional cuando el tiempo de experiencia laboral que posee el psicólogo es mínimo y por el contrario cuanto mayor sea la experiencia laboral del profesional, tiende a presentar una despersonalización marcada; sin embargo, debido a que los resultados de su estudio no fueron significativos,
Se identificaron investigaciones que mencionan pautas preventivas del Síndrome, las cuales refieren que si el psicoterapeuta posee la habilidad de empatía, aumentara su capacidad de reparación emocional, (β=0,360; P<0,000), al poseer esta capacidad disminuirá el nivel de involucración profesional, (β=-0,286; P<0,001); sin embargo se debe tener en cuenta que un alto nivel de preocupación empática añade una mayor involucración profesional (β=0,171; P<0,039); esto indica que si el psicólogo presta demasiada importancia a la emociones, mayor será la vulnerabilidad que experimenta, (β=0,178; P<0,029) (Alecsiuk, 2015), lo anterior mostró que dichos profesionales que tienen adecuado dominio de sus emociones, es decir, poseen inteligencia emocional, logran entender y ayudar a controlar las emociones y el sentir de sus pacientes, lo que se convierte en prácticas seguras para prevenir la despersonalización, baja realización personal y el agotamiento emocional); otra estrategia de prevención identificada por Roncalli et al (2015), quien afirma que otro factor preventivo para reducir el agotamiento emocional en los psicólogos, es mantener las buenas relaciones con los compañeros de trabajo (β=-0.44, P= 0.008), además de tener una conexión positiva con los supervisores, jefes, entre otros, confirmando que el trabajo en equipo es una factor protector asociado con el aumento de la satisfacción laboral (β=0.59, P=0.001).
Respecto al componente de las organizaciones autores como Polo y otros (2013), hace énfasis en que éstas deben ser positivas y saludables, enfocadas en las características del trabajo como lo son el rol de conflictos, motivación, desarrollo, conocimientos, necesidades individuales, grupales y el entorno, las cuales deben permitir el trabajo interdisciplinario de la mejor forma; hallazgos similares a los identificados por Morse et al (2012), describe que las organizaciones y sus factores tanto de clima laboral como organizativos, influyen directamente en el agotamiento del individuo y son condiciones de trabajo que predisponen en la aparición de burnout.
A diferencia de los anteriores análisis Guerra y otros (2009), sugiere que los psicólogos, están expuestos a desarrollar estrés traumático secundario (ETS), en el desempeño de su funciones y que al realizar intervenciones de orientación cognitivo conductual, en profesionales con altos niveles de ETS, les permite desarrollar conductas de autocuidado, además identificó diferencias significativas con la intervención en el grupo experimental con una medición inicial de (Z= -2,55 P= 0,01) y la posterior (Z= -2,67 P= 0,00), donde se evidencia que si aumenta la regularidad con que generan conductas de autocuidado y así mismo disminuyen los niveles de ETS, los resultados obtenidos corroboran lo expresado por Betta y otros (2007), a mayor conductas de autocuidado menor serán los índices de ETS, de agotamiento laboral, emocional y depresión (P< 0.05). De acuerdo a las muestras de los estudios descritos, se puede reflejar que al promover actividades de autocuidado afrontadas desde el contexto de prevención y abordadas oportunamente en el ambiente laboral, con tendencia a mejorar las condiciones de trabajo, se podría evitar la aparición de SB en los psicólogos y disminuir los síntomas de estrés.
Inventario Burnout y los relacionados
Berjot et al (2017), realizo una clasificación de 4 perfiles donde se evidencio que para el perfil 1 se presentó alto riesgo de aparición de burnout para las variables de agotamiento emocional Z= 1,03, SD= 7.89, despersonalización Z= 1,31, m= 3.24 y logro personal Z = −0.85, m= 4.3 y P= <0.001, en un 22% se observó un alto nivel de realización personal esta última dimensión coincide con lo que refiere Montandon et al (2016), manifiesta que el 89% de los psicólogos brasileños eran mujeres presenta un alto nivel de realización personal en un 55%, Oñate (2016), manifestó que los psicólogos presentaron nivel medio en agotamiento emocional DS=85, Realización Personal DS=55 y despersonalización DS=55. Por otro lado Rodríguez et al (2014), manifestó que las dimensiones de Trabajo excesivo R2= 0.347 t= -3,956, centrarse en la emoción R2 =0.448 t= 6,308 y regulación emocional R2= 0.545 t= -2,910, no hubo dato de comparación para relacionar resultados relevantes. Según Ortiz y otros (2008) las más afectadas por el síndrome fueron las mujeres entre edades de 41 a 60 (28%), entre más tiempo se labore más alto será el agotamiento y la despersonalización (P=0,07) y (P= 0,06), a diferencia de otros artículos este manifiesta que el estrés es estadísticamente significativo para que el psicólogo presente agotamiento emocional P= 0,024.
Por otro lado, Moreno y otros (2006), manifiesta que los psicólogos que trabajan en el área organizacional presentaron mayores niveles de despersonalización ( Laboral = (16.62 %), con una diferencia significativa (P= 0.00), por otro lado, los ítems evaluados por Benavides y otros (2002), registran que la realización Ds= 13,5%, el cansancio emocional 13,4% y despersonalización con una Ds=9,02; Arias y otros (2014), manifiesta que en burnout α= 0.721, agotamiento emocional α= 0.761, despersonalización α = 0.606, y baja realización personal α = 0.652, en agotamiento emocional se clasificó en bajo, medio y alto donde prevaleció en el nivel 53,63%, por otro lado la dimensión de despersonalización también fue representativo el nivel bajo en un 60.92%, por tal razón el síndrome de escala global fue de 3.63% para el nivel bajo, 79.09 % para el moderado y un 12.27% se ubican en un nivel alto. Lo anterior refleja el riesgo evidente que los psicólogos en si ejercicio profesional están propensos en adquirir el SB, por lo cual se requiere una atención oportuna y activación de estrategias de auto cuidado para evitar su afectación.
Una vez analizada la presente revisión se puede deducir que la edad, el sexo, los años de experiencia y áreas de desempeño se identifican como las variables sociodemográficas que predominan con mayor interés al relacionarlas con el síndrome de burnout; la carga horaria muestra que entre más horas laboradas más es el riesgo de alcanzar desgaste y agotamiento laboral; el estado civil y el tipo de contratación no jugaron un papel influyente en los análisis de los artículos revisados; las condiciones individuales (agotamiento emocional, insatisfacción laboral, el estrés, la depresión, el desinterés) así como las condiciones del trabajo (contexto laboral, la función y áreas de desempeño, el contexto laboral, el puesto de trabajo, las relaciones comunicativas y las exigencias del trabajo) infiere como factores de análisis durante la aplicación del instrumento MBI en psicólogos.
De acuerdo al análisis de resultados y teniendo en cuenta las dos categorías descritas, se puede referir que las condiciones de trabajo relacionadas con la aparición del SB o riesgos psicosociales en psicólogos se clasifican en condiciones individuales y condiciones del trabajo; aunque se reflejan escasos estudios relacionados con este análisis, los artículos revisados describen en su gran mayoría que las condiciones individuales de los psicólogos abordan ciertos contextos relacionados con sus aspectos emocionales o agotamiento emocional, insatisfacción laboral, exceso de estrés, depresión, desinterés lo cual altera su salud física y bienestar personal. Los psicólogos corren más riesgo de agotarse cuando trabajan en empresas o en hospitales privados que cuando son independientes.
Las condiciones de trabajo toman gran importancia si se analiza desde la función laboral que cumplen los psicólogos dentro de su ejercicio profesional, ya que de acuerdo al contexto laboral o áreas de trabajo en las que se desempeña el psicólogo sea a nivel clínico, educativo, organizacional y social, el SB puede variar según el contexto en el que se encuentre, incluyendo las relaciones comunicativas, laborales, la función, objetivo del trabajo o labor y las exigencias que se puedan generar para el cumplimiento del mismo; pero estas exigencias pueden no corresponder sobrepasando parámetros que pueden excederse a acosos laborales. Por otro lado, también influye la no correspondencia de las habilidades del trabajador frente a las funciones establecidas; es decir, el no tener conocimiento frente a la función encargada, reflejando un perfil laboral errado, haciendo que el trabajador entre en controversia con su nivel de desempeño. De la misma manera puede resultar que de acuerdo a la carga horaria y/o organización de sus funciones laborales, el diseño de su puesto de trabajo y ambiente laboral en el que se encuentra, el estrés y agotamiento puede variar en menor o mayor proporción.
Entonces, se puede referir que el Inventario Maslach Burnout va muy ligado de las variables sociodemográficas anteriormente descritas, que junto con la despersonalización, el agotamiento emocional, los niveles de realización personal y las horas de trabajo, son aspectos significativos para que los psicólogos desarrollen el síndrome de Burnout
Esta investigación fue apoyada por el área de posgrados programa de Gerencia en Seguridad y Salud en el Trabajo de la Fundación Universitaria del Área Andina.
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