Ansiedad por ganar
Ansiedad por ganar
Ganar debería ser un placer, un resultado fruto de valores como el trabajo en equipo, el esfuerzo y el buen hacer. Ganar debería ser algo con lo que fantasear desde el optimismo y la positividad, pero nunca una presión añadida. Porque la propia frase, "ansiedad por ganar", se puede considerar una antítesis en términos psicológicos: La primera impide y bloquea a la segunda. Como cuando hablas de muerte y vida en la misma frase. Ganar nos da vida, pero la ansiedad la mata.
Tener objetivos nos orienta y nos dirige hacia la meta. Además, fijan la atención, la concentración y motivan. Tener objetivos permite saber qué, cómo, para qué y con qué. Pero siempre y cuando definas tus objetivos en función del rendimiento, no del resultado. Cuando no consigues tus objetivos, estos se convierten en una amenaza en lugar de ser unos aliados. Olvidamos qué tenemos que hacer para obsesionarnos con qué tenemos que conseguir. Y entonces, el cerebro, se confunde. Nuestra mente funciona como un GPS y necesita que la guíes, no que la alarmes. Si se asusta, si interpreta el objetivo, ganar, como una amenaza, en lugar de desplegar talento, capacidad física, ideas creativas, trabajo y esfuerzo, desplegará cortisol, adrenalina, bloqueo mental, dificultad para concentrarse, pensamientos negativos y errores. Errores que llevan otra vez a la derrota y a seguir en el bucle de presionarse con ganar.
Si ya te has demostrado que presionarte con frases tipo "este partido es una final", que por cierto, ¡qué manía está esta frase!, y aun así no se gana la supuesta final, ¿para qué seguir con ese tipo de presión? Tanto si eres entrenador como si eres jugador, no tengas miedo a soltar presión. El exceso de presión solo genera más errores, pero no te aporta soluciones ni un juego fluido. El juego fluido viene de poder disfrutar del partido, de jugar fácil, de sentir lo que haces, del propio placer de jugar. Pero no del miedo a no ganar.
Así que tranquilo, puedes relajarte, dejar de meterte presión, porque esto no mejorará ni tu nivel de responsabilidad ni tu nivel de acierto. En todo caso, lo empeorará. La solución pasa por ser tú, por jugar a fútbol con todo lo que significa la palabra jugar, por practicar técnicas de relajación y visualización del éxito y por saber que seguís siendo tan buenos jugadores y tan buen equipo como lo erais cuando estabais ganando. Si dudas, si tienes miedo, si caes en poner la atención en lo que resta, te encaminas al fracaso.