Los vehículos eléctricos van incrementando su presencia en las ciudades paulatinamente. De hecho, existe un apoyo por parte de los gobiernos y de la propia Unión Europea a este tipo de vehículos. Así, en su Libro Blanco de Transporte “Hoja de ruta hacia un espacio único europeo de transporte: por una política de transportes competitiva y sostenible” se pedía una reducción en la dependencia de los transportes respecto del petróleo y se fijaban medidas para el fomento del uso de vehículos de carretera que aumenten la eficiencia energética de los vehículos de carretera y contribuyan a la reducción del CO2 en el transporte.
En relación al impacto medioambiental, además de estas bajas emisiones de CO2, otra de las grandes ventajas que se le atribuye a los vehículos eléctricos es su contribución a la reducción de la contaminación acústica de las ciudades gracias a sus bajas emisiones de ruido. Hasta ahora esta característica había sido entendida como una clara ventaja, de hecho, en algunas ciudades se han diseñado ventajas urbanas para los vehículos eléctricos como son la circulación en zonas restringidas, la reserva de espacios públicos para recarga o zonas de aparcamiento exclusivas para ellos.
Sin embargo, desde 2008, se ha empezado a considerar la posibilidad de que existan nuevos riesgos emergentes para peatones y ciclistas derivados de los bajos niveles de emisión sonora de estos vehículos. Por ello, es necesario estudiar esta cuestión para determinar si existen o no estos riesgos y cuál sería su magnitud.
OBJETIVO
El objetivo de este estudio es mostrar algunos de los resultados de la primera fase de una investigación que se está realizando actualmente por parte de la Universidad de Málaga y que se encuentra dentro del proyecto financiado por la Dirección General de Tráfico de España titulado “Percepción de conductores experimentados de vehículos eléctricos de 2 y 4 ruedas sobre el impacto del vehículo en seguridad vial” (SPIP2015-01765). Así se abordará la revisión bibliográfica de la cuestión y algunos de los resultados parciales de las encuestas que resultan más significativos.
Para realizar una primera aproximación al problema a través del conocimiento investigaciones existentes se procedió a realizar una revisión bibliográfica de la cuestión mediante una búsqueda de los principales artículos indexados y otros trabajos de reconocido prestigio publicados al respecto.
Esta búsqueda sirvió como fuente de información para el diseño de un cuestionario que permitiera conocer la percepción de las bajas emisiones sonoras de los vehículos eléctricos por parte de conductores experimentados en misión y que se aplicaría mediante entrevistas. Para el diseño del cuestionario se tuvieron en cuenta los trabajos de tres autores significativos: Rundmo (2004), Cocron (2011) (2013) y Labeye (2016). El cuestionario se estructuró en diferentes apartados y además de preguntas cerradas incluía un grupo de preguntas abiertas. Estas preguntas abiertas van encaminadas a clasificar los incidentes detectados, además se emplea un indicador sintético.
Se cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Málaga y varias empresas municipales que poseen vehículos eléctricos dentro de su flota. Los encuestados son todos los trabajadores de estas empresas que usan el vehículo eléctrico durante su jornada laboral y que poseen una experiencia con estos vehículos de más de dos años. En cuanto a los modelos de los vehículos incluidos en el estudio se encuentran tres modelos: Mitsubi i-MiEV, Piaggio Porter box Rossi y Piaggio MP3. En total se han encuestado a 58 trabajadores con una media de edad de 45 años y entre ellos hay 52 hombres y 6 mujeres. Para los ítems del cuestionario recogidos en este trabajo se usó una escala Likert de seis puntos, donde 1 significaba totalmente en desacuerdo y 6 totalmente de acuerdo.
Los resultados obtenidos de la revisión bibliográfica se presentan a continuación.
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
EL PROBLEMA DE LA FALTA DE RUIDO DE LOS COCHES ELÉCTRICOS
Visvikis, Morgan et. all (2010) identifican los principales riesgos vinculados específicamente a los vehículos eléctricos desde la perspectiva de la necesidad legal de su adecuada regulación mediante normativa específica que elimine o reduzca al mínimo dichos riesgos:
- Sistemas de almacenamiento de energía recargable
- Sistemas de frenado regenerativo
- Campos electromagnéticos
- Seguridad de choque
- Percepción acústica
Incluyendo entre los riesgos la percepción acústica derivada de las bajas emisiones sonoras de los vehículos híbridos y eléctricos.
No obstante, el problema de la falta de ruido en los vehículos eléctricos parece haber sido detectado por primera vez en los Estados Unidos en 2008, en un encuentro entre la industria del automóvil y el Departamento de Transporte de los Estados Unidos tras las quejas por parte de la Federación Nacional de Invidentes en contra de la tendencia cada vez mayor para los fabricantes de automóviles para diseñar vehículos extremadamente silenciosos (Sandberg, 2012).
En 2009 la National Highway Traffic Safety Administration del Departamento de Transportes de Estados Unidos publica el informe “Incidence of Pedestrian and Bicyclist Crashes by Hybrid Electric Passenger Vehicles” donde examina las tasas de incidencia de los accidentes de peatones y ciclistas que se han visto involucrados Vehículos Híbridos Eléctricos (HEV= Hybrid Electric Vehicles) y compara los resultados de los vehículos de combustión Interna (ICE=Internal Combustion Engine) bajo circunstancias similares.
Este análisis se realizó sobre un total de 8.387 vehículos HEV y 559,703 ICE que cumplieron con los criterios de selección. Un total de 77 y 3.578 peatones estuvieron involucrados en accidentes con HEV y vehículos ICE, respectivamente. Un total de 48 ciclistas y 1.862 estuvieron involucrados en accidentes con HEV y vehículos ICE, respectivamente.
Este estudio encontró que los accidentes de peatones y ciclistas que involucran tanto los HEV y vehículos ICE comúnmente se produjeron en las carreteras, en las zonas con límites de velocidad bajos, durante el día y con buen tiempo. Encontrando tasas de incidencia más altas para los HEV en comparación con los vehículos de ICE en determinadas vehículo maniobras como frenar o detenerse, dar marcha atrás, entrar o salir de una plaza de aparcamiento o girar.
Este estudio tuvo reacciones inmediatas a nivel internacional en la industria del automóvil, los gobiernos y los investigadores, para diseñar una regulación normativa que fijara unos niveles mínimos de ruido en los vehículos. Sin embargo, los resultados de este estudio han sido cuestionados por diferentes autores como son JASIC (2009), Verheijen and Jabben (2010), Morgan et al. (2010), Sandberg (2010) y Cocron y Krems (2013). El estudio de la NHTSA no explica hasta qué punto la ausencia de ruido del motor de híbrido es responsable del alto número de accidentes peatonales y la muestra no ha sido corregida y revisada adecuadamente. Además, hasta ahora, el análisis de los accidentes de tráfico en Japón y los Países Bajos no ha mostrado un mayor riesgo para los vehículos híbridos silenciosos (JASIC, 2009) (Verheijen and Jabben, 2010).
Un análisis de las estadísticas de accidentes de vehículos de Gran Bretaña (Morgan et al., 2010) mostraba unos resultados en la línea del estudio de la NHTSA, ya que, aunque la relación número de vehículos híbridos y eléctricos implicados en accidentes es menor, proporcionalmente, más de estos vehículos golpean a un peatón que los vehículos ICE. Sin embargo, concluía que no se determina si la reducción de ruido de los vehículos silenciosos es un factor contribuyente, aunque ponía de manifiesto, en general, el riesgo potencial que implica este tipo de vehículos. Por ello, se debe mantener la cautela con este tema.
Sandberg (2010) argumenta que si los vehículos silenciosos son un problema de seguridad hoy día, hemos vivido con este problema desde hace mucho tiempo. Durante todos estos años, no ha habido muchas quejas sobre vehículos silenciosos, y los problemas de seguridad. Sin embargo, ya existían en las carreteras coches híbridos que circulaban en modo eléctrico a bajas velocidades. Por lo tanto, no hay suficiente justificación para el equipamiento de nuestros futuros vehículos silenciosos con los sonidos de ruido o de advertencia artificiales adicionales. Si fuera necesario, existen mejores opciones que no son de tipo acústico.
Cocron y Krems (2013) señalan que las estadísticas de accidentes reportados de los EE.UU., Reino Unido y los Países Bajos ofrecen una imagen inconsistente, indicando un aumento o no del riesgo de accidentes de EV o vehículos híbridos que implican, por ejemplo, peatones. Además, sobre la base de datos de accidentes simples, es casi imposible determinar si las emisiones de ruido vehicular bajas u otros factores, como la falta de atención, causaron el accidente. También inciden en que a pesar de que los ruidos de vehículos, especialmente a bajas velocidades, parecen ser esenciales, una solución tecnológica por sí sola puede no resolver el problema.
Hay que considerar que la propia Directiva 2002/49/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de junio de 2002, sobre evaluación y gestión del ruido ambiental marca una tendencia a crear políticas para la reducción del ruido especialmente en los ambientes urbanos. Esto podría estar en contraposición a la incorporación de mínimos niveles de ruido a los vehículos, ya que no reduciría las molestias causadas por el ruido originado por tráfico, el cual puede tener repercusiones sobre la salud. Lo que pone de manifiesto la necesidad abordar estudios e investigaciones que puedan establecer con exactitud el grado de incidencia de la falta del ruido de los vehículos híbridos y eléctricos en los accidentes con peatones antes de tomar medidas legislativas determinantes.
Por otro lado, destaca la gran cantidad de estudios que se están realizando sobre posibles señales acústicas que deben ser incorporadas a los vehículos y la percepción del ruido o la falta de ruido por parte de los peatones, especialmente invidentes. Sin embargo, Sandberg (2010) destaca que es obligación del conductor observar al peatón. Por lo tanto, parece probable que el caso del bajo nivel de ruido, el conductor tenga incidencia en la seguridad y el riesgo de accidente en cierta medida, dado que él conduce el vehículo y es responsable de su comportamiento. De este modo, es importante el estudio de la percepción del conductor y su comportamiento ante esta ausencia de ruido del vehículo.
LA PERCEPCIÓN DEL RIESGO DEBIDO A LA FALTA DE RUIDO POR LOS CONDUCTORES
Son pocos los autores que han realizado investigaciones centradas principalmente en la percepción y evaluación del riesgo que los conductores tienen del bajo nivel del ruido emitido por los vehículos híbridos y eléctricos.
Existen investigaciones sobre la percepción de los consumidores de vehículos eléctricos, que serían potenciales conductores, que incluyen la falta de ruido entre las ventajas o desventajas valoradas. Por ejemplo, en el estudio de Daziano y Chiew (2012) los consumidores percibieron confort, entre otras causas, por los niveles de ruido y Burgess et al. (2013) que las personas han quedado impresionados por el rendimiento del vehículo eléctrico, incluyendo la velocidad, la aceleración y bajo nivel de ruido.
Graham-Rowe et al. (2012) realizó una investigación de la percepción de los consumidores en la que entrevistó durante 70 minutos a 40 conductores de ICE tras una prueba con coches eléctricos. Muchos conductores se refirieron a la falta de ruido del motor al utilizar vehículos eléctricos. Para algunos, esto hizo que la conducción fuera más agradable (''se sentía lujo porque es silencioso a bajas velocidades''), pero muchos conductores utilizan el ruido del motor de permanecer 'en sintonía' con el vehículo y por lo que consideraron un desafío de adaptarse a la pérdida de esta retroalimentación: ''Hay una confusión en el hecho de que no hace ruido, así que trata sólo de ser más consciente de tus sentidos, de la observación que, ya sabes, cuando estás acostumbrado a la audiencia justa.'' La falta de ruido del motor también plantea problemas de seguridad para los peatones y otros usuarios de la carretera (''una bicicleta acaba de salir en la recta frente a mí sin ni siquiera mirar. . . y les dió un shock cuando me vieron''), obliga a los conductores EV a estar más vigilantes y en alerta. Algunos conductores pidieron que un mayor ruido del motor fuera incorporado en los vehículos eléctricos por esta razón.
Resultados similares fueron obtenidos en los estudios realizados por Axen et al. (2013) y Lebeau, Kenneth, et al. (2013) mediante encuestas. Se detectó como ventajas o beneficios del vehículo eléctrico el bajo nivel de ruido del vehículo eléctrico, pero a su vez pusieron de manifiesto la preocupación de los conductores porque este bajo nivel de ruido pudiera resultar generar problemas para la seguridad de los peatones, por ello los consumidores también lo clasificaron como un aspecto controvertido o desventaja. También, indicaron que no había mucha información disponible al respecto como una desventaja.
Dentro de las investigaciones que centran su objetivo principal en la percepción del conductor del bajo nivel de ruido destaca el trabajo realizado por Cocron, quién ha sido miembro del equipo de investigación alemán que trabajó en el primer estudio MINI E en Alemania. Cocron considera que es esencial incluir la perspectiva del conductor y su comportamiento en la discusión sobre la incorporación de sonidos al vehículo eléctrico, ya que los resultados de su investigación (Cocron 2011, January) muestran que los conductores son conscientes de los peligros de las bajas emisiones sonoras de los vehículos eléctricos y ajustan su conducción a ello.
Así mismo, Cocron (2013) sugiere que debido a este ajuste a la falta de ruido del vehículo que los conductores realizan parece que los peligros asociados con bajas emisiones de ruido podrían ser menos importantes de lo previsto inicialmente.
Recientemente, Labeye (2016) ha realizado un estudio sobre el MINI E en Francia, en línea con las investigaciones del primer estudio. En este trabajo concluye la falta de ruido a baja velocidad parece implicar un cambio en la interacción entre los conductores de vehículos eléctricos y otros usuarios de la carretera, ya que por lo general su percepción del entorno del tráfico se basa en la información visual y auditiva. Debido a que los peatones no pueden oír los vehículos eléctricos son más vulnerables y los conductores de vehículos eléctricos necesitan prestar más atención adaptando sus comportamientos para compensar la falta de ruido.
ENTREVISTAS
Los resultados parciales de obtenidos de las respuestas de los trabajadores a uno los ítems incluidos en parte cerrada del cuestionario de las entrevistas y enfocado a la percepción de los conductores de la seguridad debida a las bajas emisiones sonoras de los vehículos eléctricos se muestran en las siguientes gráficas.
Destaca que 17 de los 58 encuestados, es decir, el 29% está en su mayoría de acuerdo con que aunque el vehículo eléctrico es más difícil de oír, esto no supone un mayor riesgo para los usuarios de la carretera. Si agrupan los tres valores más bajos de la escala Likert y se calcula el porcentaje de desacuerdo y por otro lado, se agrupan los tres valores más altos de la escala Likert y se calcula el porcentaje de acuerdo, tal y como se muestra en la gráfica 2, se obtiene que un 53% de los encuestados están de acuerdo con que aunque el vehículo eléctrico es más difícil de oír, esto no supone un mayor riesgo para los usuarios de la carretera.
En base a todos los estudios encontrados sobre la percepción de los conductores de las bajas emisiones sonoras de los vehículos eléctricos y teniendo en cuenta los resultados obtenidos en la encuesta parece que los conductores son conscientes de la falta de ruido de los vehículos eléctricos. Esto hace que los conductores adapten su comportamiento en la conducción. Así, consideran que esta falta de ruido no supone un mayor riesgo para otros usuarios de la carreta como sería peatones y ciclistas.
No obstante, es necesario seguir investigando para cuantificar la magnitud de este riesgo y para determinar qué medidas se necesitan implantar para controlar y minimizar este riesgo.
Este estudio forma parte del proyecto “Percepción de conductores experimentados de vehículos eléctricos de 2 y 4 ruedas sobre el impacto del vehículo en seguridad vial” (SPIP2015-01765), que está siendo llevada a cabo por la Universidad de Málaga y ha sido financiado por la Dirección General de Tráfico de España. Agradecemos al Ayuntamiento de Málaga, especialmente, a su área de innovación y las nuevas tecnologías su colaboración. También estamos agradecidos a las empresas municipales de Málaga, Servicios de Limpieza Integral de Málaga (LIMASA) y Empresa Municipal de Aguas de Málaga (EMASA).
El apoyo de todos ellos ha hecho posible nuestra investigación. También agradecemos a los participantes su colaboración en este estudio.
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