Utilizando la psicología para entender y combatir la desinformación en salud

Utilizando la psicología para entender y combatir la desinformación en salud

La desinformación se propaga rápidamente a través de las redes sociales y otras plataformas en línea, lo que representa riesgos para la salud individual y el bienestar social.
14 January 2024

La investigación sobre la psicología de la desinformación ha proliferado en los últimos años, pero aún quedan muchas preguntas sobre cómo y por qué se propaga la desinformación, cómo afecta el comportamiento y cuál es la mejor manera de contrarrestarla. Responder bien a estas preguntas depende en parte de cómo se define la desinformación; puede incluir noticias inexactas, teorías de conspiración, campañas de desinformación, propaganda e informes sesgados. En este informe, definimos la desinformación como “cualquier información que sea demostrablemente falsa o engañosa, independientemente de su fuente o intención”.

La desinformación ha sido descrita como un daño global, pero es difícil determinar la cantidad de desinformación que encuentran las personas. Las estimaciones indican que representa del 0.2% al 29% del consumo total de noticias, pero la proporción puede ser mayor para grupos específicos o para temas como la salud. El problema con las estimaciones actuales es que tienden a ser específicas de la plataforma, limitadas a la información basada en texto (en lugar de imágenes o videos), basadas en datos públicos limitados y no sensibles al hecho de que algunos grupos son desproporcionadamente atacados. Se requieren estudios a gran escala en entornos del mundo real en diferentes plataformas de redes sociales para obtener más información.

Este informe describe la mejor ciencia psicológica disponible sobre la desinformación, particularmente en relación con la salud. Ofrece ocho recomendaciones específicas para ayudar a científicos, legisladores y profesionales de la salud a responder a las amenazas continuas que plantea la desinformación.

Nuestro análisis se centra en tres preguntas cruciales:

  1. ¿Cuáles son los factores psicológicos que hacen que las personas sean susceptibles de creer y actuar en base a la desinformación?
  2. ¿Cómo y por qué se propaga la desinformación?
  3. ¿Qué intervenciones pueden utilizarse para contrarrestar la desinformación de manera efectiva?

Recomendaciones:

 Aunque quedan preguntas significativas, la ciencia psicológica disponible arroja conclusiones importantes sobre los orígenes y la propagación de la desinformación y cómo contrarrestarla de manera efectiva. Basándonos en estos hallazgos, presentamos ocho recomendaciones específicas para científicos, legisladores, medios de comunicación y el público para enfrentar el riesgo continuo de desinformación para la salud, el bienestar y la vida cívica:

  1. Evitar repetir la desinformación sin incluir una corrección.
  2. Colaborar con las empresas de redes sociales para comprender y reducir la propagación de desinformación dañina.
  3. Utilizar estrategias de corrección de desinformación con herramientas ya probadas para promover comportamientos saludables (por ejemplo, asesoramiento, capacitación en habilidades, incentivos, normas sociales).
  4. Aprovechar fuentes confiables para contrarrestar la desinformación y proporcionar información precisa sobre salud.
  5. Desacreditar la desinformación a menudo y repetidamente utilizando métodos basados en la evidencia.
  6. Prevenir la desinformación para inocular a audiencias susceptibles mediante el desarrollo de habilidades y resiliencia desde una edad temprana.
  7. Exigir acceso a datos y transparencia de las empresas de redes sociales para la investigación científica sobre la desinformación.
  8. Financiar investigaciones básicas y traslacionales sobre la psicología de la desinformación en salud, incluidas formas efectivas de contrarrestarla.
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