Un estudio de la asociación chilena de seguridad (ACHS) y Universidad Mayor revela que la disfonía afecta a 3 de cada 4 profesores

Un estudio de la asociación chilena de seguridad (ACHS) y Universidad Mayor revela que la disfonía afecta a 3 de cada 4 profesores

El principal resultado de la investigación, arrojó que el 75,5% de los docentes presenta disfonía en grado leve o moderado y que la mayoría no lo reconocen como tal.
16 February 2015

La mayoría de los profesores tiene un alto riesgo de adquirir una alteración de la voz conocida como disfonía por el mal uso o abuso de ésta, según demostró el estudio “Prevalencia de disfonía en profesores de colegios de la comuna de Santiago y factores de riesgo asociados”, realizado por fonoaudiólogos de la Universidad Mayor y del Hospital del Trabajador de Santiago, financiado por la ACHS, a través de su Fundación Científica y Tecnológica (FUCYT-ACHS).

La investigación evidenció que el 75,5% de los docentes presentaba disfonía en grado leve o moderado en el momento que se efectúo el sondeo, en establecimientos educacionales de la comuna de Santiago, a partir de una muestra de 402 profesores y profesoras.

Además, se indicó que los educadores mayores a 45 años que se desempeñan en el Nivel de Educación Básica, presentan un mayor riesgo de presentar esta patología. Asimismo, se advierte que las mujeres tienen una mayor prevalencia de presentar disfonía que los hombres.

“Los profesores deben comprender que la prevención o el diagnóstico temprano de alguna enfermedad vocal marca de forma importante el pronóstico y el abordaje de su condición. Deben aprender a detectar los primeros síntomas de fatiga en la voz, así como consultar con un especialista en caso de disfonías de más de dos semanas o malestares en la laringe al hablar”, señala Adrián Castillo, investigador principal del estudio y académico de la Escuela de Fonoaudiología de la U. Mayor.

La investigación determinó que la enfermedad tiene un carácter multicausal y que los principales factores de riesgo corresponden al uso de la voz por más de 5 horas en forma diaria y así como también el consumo de cigarrillo y el reflujo gastroesofágico (RGL), ambos favorecedores de la irritación de las cuerdas vocales.

Al respecto, los investigadores del estudio, señalan que la ronquera, el carraspeo constante, el esfuerzo al hablar, la presencia de quiebres tonales o gallitos y el cansancio o fatiga vocal, aumentan progresivamente en la medida que aumenta también el grado de severidad de la disfonía.

El estudio ratifica que la aparición de la disfonía es un proceso progresivo, por lo cual las personas se van adaptando a las modificaciones de la voz, lo que se traduce en que la gran mayoría no tienen conciencia del problema, por lo tanto no se sienten disfónicos y no acuden al médico, salvo cuando la enfermedad ya es de carácter aguda o severa.

Para Sebastián Castañón, fonoaudiólogo del Hospital del Trabajador y coautor del estudio, “la gran relevancia es que esta investigación reafirma lo que nosotros vemos en el Hospital con los pacientes que atendemos: la poca conciencia que tienen acerca de la sintomatología y el inicio tardío de consulta, lo que está relacionado en gran parte con los factores de riesgo dentro del estudio, lo que nos lleva a enfrentar un paciente con un cuadro multicausal tremendamente complejo. Este estudio podría ser un buen punto de partida para otros en relación a la prevalencia y factores de riesgo que afectan a la población docente en chile y la creación de datos normativos”.

En Chile no hay datos suficientes respecto a la prevalencia de disfonía en profesores, así como tampoco de los factores que aumentan el riesgo de padecerla. Sin embargo, la laringopatía se encuentra dentro de las enfermedades profesionales definidas en la Ley 16.744 del seguro social obligatorio contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.

Por otra parte y relacionado con lo anterior, los autores recalcan que es necesario el apoyo de los directivos de los establecimientos educacionales, entregando facilidades para que los profesores participen en acciones preventivas, favoreciendo los procesos de diagnóstico oportuno y rehabilitación. Igualmente, que las Escuelas de Pedagogía incluyan en sus programas académicos una real preparación para la adquisición de una técnica vocal que prevenga la disfonía profesional.

Fuente. ACHS

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