La formación online se toma su tiempo para despegar

La formación online se toma su tiempo para despegar

Friday, 4 October 2002

En los últimos dos años las grandes consultoras y los expertos en nuevas tecnologías aplicadas a la formación han inundado los titulares de la prensa anunciando un boom inminente de la formación online en España. Sin embargo, los resultados de estudios recientes – Doxa, NEXE, Global Estrategias - demuestran que las cifras especuladas acerca de la implantación y uso de la formación online: % de presupuesto destinado, % de empresas usuarias- se encuentran muy por encima de las reales.

La escasez de contenidos de calidad, las dificultades tecnológicas y el cambio cultural necesario suelen considerarse ‘los culpables’ de ralentizar el despegue de la formación online. Sin duda alguna, estos factores contribuyen en gran medida al desajuste existente entre lo pronosticado y la realidad. No obstante, desde mi punto de vista, existe un cuarto factor tremendamente crítico: la necesidad de definir unos objetivos y estrategias de implantación y uso claros, y la consecuente identificación de requisitos que el sistema debe satisfacer para alcanzar los objetivos perseguidos.

La mayor parte de las empresas tienen claro que deben subirse al tren de la formación online. En muchas ocasiones, inician el viaje sin haber fijado previamente el rumbo ni prestado atención a las estaciones que conforman el camino. Tampoco tienen claro si viajan en primera o en segunda o si su tren es de cercanías o de larga distancia. Ante similar desorientación, lo más probable es que algún vagón acabe averiándose y no quede más remedio que abandonar el tren y deshacer el camino. Entonces, más vale tarde que nunca, será un buen momento para reflexionar, fijar destino, camino y tren, y emprender un nuevo viaje.

Sin duda alguna, el punto de partida obligado de este viaje se encuentra en el análisis del potencial de la formación online. Uno de los errores más frecuentes es considerarla como una nueva forma de realizar formación a distancia. Este enfoque subestima enormemente sus posibilidades y conduce a soluciones incompletas y aisladas que dan respuesta a situaciones puntuales. La formación online va mucho más allá de la eliminación de barreras temporales y espaciales, primando la disponibilidad de recursos, la modularidad de los contenidos - que repercute en flexibilidad y alta velocidad de creación y distribución de nuevos cursos - y la capacidad de hacer frente a un mercado global, altamente competitivo y cambiante. En realidad, para que la formación online se convierta en uno de los principales motores de cambio en las organizaciones debe plantearse tanto en escenarios de presencialidad y semipresencialidad como de distancia.

Hasta este punto todo parece bastante claro y lógico. Sin embargo no tarda en aparecer la siguiente duda: ¿qué tecnología debemos aplicar? ¿Cuál es la solución más competitiva de entre todas las que el mercado ofrece? Estamos a las puertas de cometer el segundo error. Es imposible encontrar la respuesta correcta a un alud de preguntas prematuras. ¿Qué sastre confeccionaría el traje perfecto sin haber tomado antes las medidas? Las cuestiones sobre tecnología carecen de sentido si antes no se han identificado los requisitos a satisfacer. Para ello, es necesario comprender el contexto en que la formación tendrá lugar, los distintos tipos de usuarios, sus roles y necesidades, la metodología formativa, las reglas del negocio, etc., además de otras condiciones no funcionales como la usabilidad, accesibilidad y escalabilidad. Se antoja un proceso laborioso y largo, pero imprescindible.

Por si fuera poco, todavía queda un obstáculo más en la carrera hacia el tren del éxito: identificados los requisitos no resulta nada fácil – por no decir imposible - encontrar una solución tecnológica estándar capaz de satisfacerlos. En consecuencia, la próxima batalla tendrá lugar en el campo de la personalización y probablemente requerirá valorar, priorizar, seleccionar e incluso descartar algunos de los requisitos identificados. ¡Lo mejor será afrontarlo sin prisa pero sin pausa!

En conclusión, las ventajas apuntadas por la naturaleza de los sistemas de formación online, sólo podrán convertirse en verdaderos valores añadidos si son capaces de responder, por una parte, a las exigencias impuestas por el proceso de aprendizaje y su correcta supervisión y, por otra, a los requisitos derivados del modelo de negocio o explotación deseado. En este sentido, la definición de los requisitos iniciales del proyecto se convierte en una etapa crítica que determinará en gran medida el éxito de la solución tecnológica adoptada y la consecución de los resultados esperados. No es de extrañar el descuadre de las cifras rescatadas de los estudios si consideramos que una buena parte de las empresas españolas que apuestan por la formación online acaba de subir al tren – con estrategias más o menos claras y requisitos bien definidos - y que otras tantas están rehaciendo su camino. Mientras, un nuevo repertorio de números espectaculares seguirá anunciando el boom inminente de la formación online.

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