¿Debemos evitar el error o sus consecuencias?
¿Debemos evitar el error o sus consecuencias?
La formación, el entrenamiento, la motivación, los incentivos y los factores ambientales, organizacionales y de la tarea que garanticen un cierto confort, se presentan como instrumentos eficientes para la reducción de la producción de errores en el entorno laboral. Pero entonces, ¿por qué incluso los mejores trabajadores de las mejores empresas alguna vez cometen errores?.
No debemos olvidar que los trabajadores, como personas, tenemos un razonamiento inconsistente y emocional, y unas capacidades limitadas, tanto de percepción, como cognitivas y motrices, lo que nos hace falibles e inevitablemente cometemos errores.con frecuencia.
Esto nos obliga a definir sistemas técnicos y organizativos más robustos para evitar las consecuencias negativas de tales errores (sistemas de seguridad, de supervisión, auditorías, etc.). Como no podemos cambiar la condición humana, cambiaremos las condiciones bajo las cuáles trabaja.
Pero los sistemas técnicos y organizacionales, además de sufrir un deterioro y una degeneración, contienen condiciones latentes innatas en su propio diseño que provocan que, tarde o temprano, ante situaciones o sucesos imprevistos, estos sistemas no sean capaces de reaccionar correctamente y se produzca un daño humano y/o una pérdida económica en la empresa de graves consecuencias.
Es decir, si los errores y los fallos no se pueden evitar en su totalidad, parece necesario proveer a la organización y al trabajador de los mecanismos adecuados para que al producirse el error, sean capaces de evitar las consecuencias negativas que éstos comportan; a esta capacidad la podemos denominar gestión del error.
Para poder gestionar el error, el trabajador debe ser capaz de identificarlo, entender su naturaleza (esto no es siempre necesario, pues el sistema puede proveer una función para recuperar un error sin necesidad de conocer su naturaleza; por ejemplo: la función "deshacer" de un programa informático), planificar la recuperación y ejecutar su plan de acción.
Por lo tanto, para conseguir que nuestras empresas sean altamente fiables, deberemos trabajar tres líneas de igual importancia: reducir los factores que favorecen la producción de errores, diseñar sistemas técnicos y organizacionales fiables y seguros y dotar a estos sistemas de los mecanismos adecuados que potencien la gestión del error por parte de los trabajadores.
Estos mecanismos, aunque en los últimos años se han implantado considerablemente como criterio de diseño de interfaces y programas informáticos, apenas se están considerando en el diseño, tanto de máquinas, como de procedimientos de trabajo y de comunicación.
Desde el punto de vista de la prevención de riesgos laborales, nos queda mucho por aprender para poder vivir con el error.