¿En tus riesgos o en los míos?

¿En tus riesgos o en los míos?

Reconocer que en el terreno laboral, al igual que en otros ámbitos de la vida, cada cual tiene su propia percepción de los riesgos, es el primer paso para llegar a un punto de encuentro seguro y saludable.
14 Octubre 2013

El otro día compartiendo con la responsable de una de las plataformas de distribución alimenticia más importante de nuestro país, sobre como abordamos la información y formación de los riesgos a los trabajadores, me hizo partícipe de una experiencia que acaban de vivir.

Resulta que están poniendo en marcha un nuevo centro de distribución, (enhorabuena por ello en estos tiempos). Nuevo personal, que aunque ya conoce el sector, hay que transmitirle los riesgos y las medidas que han de tomar en sus puestos. Bueno “transmitir” no sería quizá el calificativo más acertado.  Ya que resulta corto ¿verdad?. En realidad queremos que conozcan, comprendan, tomen conciencia, y hagan suyos los riesgos que les transmitimos. Que no es poco.

Bueno. Continuando con la historia, por primera vez se les ocurrió escuchar primero antes de hablar. Una gran virtud, que muchas veces no practicamos los prevencionistas. Y siguiendo este básico y útil recurso de la comunicación, se les ocurrió preguntar a las personas sobre su percepción de los riesgos. ¡Qué valientes!.¡Qué arriesgados!.¿Qué inteligentes?.

¡Qué ocurrió!. ¡Oh, sorpresa!. Los riesgos que percibían los trabajadores no eran los mismos que los técnicos habían evaluado. ¿Cómo es posible?, ¿Qué gran equivocación?,¿Cómo no los ven, si está muy claro?.

Pues está es la realidad de cada día. Cada uno tiene el “mapa de sus riesgos”, los que percibe. Sirve de muy poco, en mi experiencia, que crea que soy el propietario de la verdad en materia de percepción de riesgos. Y por mucho que nos cueste admitirlo, cada uno tiene razón, ya que es lo que percibe. Lo mismo ocurre en los demás órdenes de la vida. Cada uno con sus creencias, sus valores, sus experiencias, su cultura en definitiva. Cada uno es diferente. Su percepción de los riesgos tiene su razón de ser, no es un capricho u otras calificaciones más duras.

Reconociendo esta situación, también reconoces que hay un recorrido que va a ser necesario realizar para que tu mapa de riesgos y su mapa de riesgos se encuentren. Y este camino está demostrado que no es solo el de la información y la formación. Tenemos muchos inseguros muy bien formados. Y desde luego mientras no se consiga que crean que verdaderamente esos riesgos que hasta ahora no perciben, lo son y por tanto deben considerarlos, ¿que ocurrirá en la práctica?, ¿actuaran conforme a lo que ellos perciben, o a lo qué tu les transmites?. La respuesta es bastante evidente, a lo que ellos perciben.

Me contó, mi amiga que al principio les costó encajar la situación  que se puso sobre la mesa. Y tuvieron que afrontarla desde la humildad de “yo no lo sé todo”, que a veces también nos falta a los técnicos, y no desde la imposición, más o menos encubierta. Y empezaron a trabajar sobre la percepción del mapa de riesgos con herramientas que no solo aportaban la información, sino sobre todo una aproximación a la vivencia  de los riesgos no percibidos. El resultado: ¡un éxito!. ¡Enhorabuena!.

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