¿Qué hacer con los residuos emocionales tóxicos?

¿Qué hacer con los residuos emocionales tóxicos?

Acumulamos muchos residuos emocionales tóxicos, que van generándose porque no sabemos gestionar nuestras emociones adecuadamente.
6 Abril 2015

Cuando hablamos de evolución humana, en mi opinión, no se trata solo de la evolución intelectual, que de eso sabemos mucho, sino de una desarrollo integral como seres humanos. Una de las cuestiones en las que nos cuesta más evolucionar es la gestión de las emociones. Pienso que en esta área somos bastante primitivos, y la evolución ha sido más bien escasa. Todavía no hemos aprendido a lidiar con nuestras propias emociones, en muchos casos ni siquiera a identificarlas, y si esto ocurre tampoco a darles nombres. Nuestro vocabulario emocional es de personas que comienzan a hablar. ¿Cuántas emociones puedes realmente identificar y dar nombre?. Normalmente nos encontramos con un panorama bastante desolador.

Si ya comienzas a estar en contacto con tus emociones y las vas identificando, e incluso localizando en el cuerpo, vas camino de la madurez emocional. Pero cuando esto ocurre uno/a se da cuenta de que no sabe que hacer con las emociones propias, aunque a veces nos creemos que si sabemos que deben hacer los demás con las suyas.

Si quieres continuar en el camino de la madurez emocional, es interesante que te des cuenta de que el responsable de tus emociones eres tú mismo, no son los demás o las circunstancias. Sé que esto puede sonar muy mal, incluso a herejía, pero debe funcionar así. Las personas que han alcanzado una madurez emocional nos lo dicen : mientras no asumas que eres el responsable de tus emociones, vivirás en la irresponsabilidad, como dice Sergi Torres. Pensando que son las personas y las circunstancias que te ocurren las responsables de tus emociones, y no la manera particular en la que tu percibes que todo esto lo que las produce. Como dijo Anais Nin “No vemos las cosas como son sino como somos”.

Cuando has tomado responsabilidad sobre ti mismo, la única persona que puedes cambiar, verás que las formas habituales de lidiar con las emociones son las responsables de que tu almacén emocional esté lleno de residuos emocionales tóxicos. Que intoxican tu mente, tu corazón y acaban intoxicando tu cuerpo.

Porque normalmente se lidia con las emociones de dos maneras, según las creencias de cada persona. La primera es la que ante una circunstancia que le produce emociones que le causan malestar, como enfado, rabia, frustración, etc., tienden a tragársela, a no expresarla, a reprimirla. De esta manera van llenando su almacén emocional de residuos, hasta que llega un día que aquello rebosa con consecuencias imprevisibles para ella misma en primer lugar y para los demás, claro está.

La segunda es aquella persona que dice que es muy auténtica, que no se guarda las emociones, que dice las cosas a la cara y lo que hace es arrojar a la otra persona todas esas emociones , responsabilizándole de ello, haciéndola culpable. Todo bajo el lema de “yo soy auténtico”, porque no me callo lo que siento, y soy capaz de decirte que tú tienes la culpa.

Esta segunda versión es parecida a la anterior, ya que al final estas personas dañan las relaciones y mucha veces la autoestima de los demás, y perciben el rechazo y la falta de comunicación, cuando no acaban sintiéndose culpables. Esto también genera residuos tóxicos emocionales, que acaban por producir grandes daños.

Y con todo esto nos proponemos a nosotros/as mismos que la próxima relación que tenga será diferentes, y que puedo empezar de cero y crear y mantener la relación , sin darnos cuenta que nuestro almacén emocional lleno de residuos es un lastre, que nos resta posibilidades y energía , ya que vamos acumulando asuntos no resueltos que se volverán a repetir.

Si queremos dejar de generar residuos emocionales, hay una tercera manera de lidiar con las emociones, una vez que hemos tomado responsabilidad de nosotros mismos. Y esta tercera manera es la de vivir, experimentar la emoción que siento que me produce algo que me dice una persona, algo que hace, una circunstancia que me genera rabia, enfado, u otra emoción. Vivirla no es arrojarla contra algo o contra alguien sino que es meterse en ella. Cuando hagas esto, en lugar de tragarte las cosas o escupirlas, seguramente descubrirás que debajo de esa emoción está la auténtica emoción y razón, que puede ser muy distinta a la del enfado, por ejemplo, y seguramente será alguna de las múltiples versiones del miedo. Y es posible que cuando creías que eras auténtico/a, porque lanzabas tu rabia contra otro, no era así, porque lo verdaderamente auténtico es lo que está debajo de esa rabia, y lo verdaderamente honesto es mostrarle a la otra persona tú auténtica y primaria emoción ante lo que ha dicho o hecho, tomando la responsabilidad y hablando de ti mismo/a, y de cómo lo vives, no culpando al otro.

¡No dejes acumular residuos emocionales tóxicos, y recíclalos en el momento presente!

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