ESTADÍSTICAS POLÍTICAS DE ACCIDENTES: No me valen

ESTADÍSTICAS POLÍTICAS DE ACCIDENTES: No me valen

Los datos estadísticos sobre los accidentes de trabajo y de tráfico tienen dos versiones extremas: la política y la real. Para el seguimiento científico, no sigamos a la prensa sino los indicadores de calidad obtenidos de órganos técnicos independientes
3 Mayo 2017

Los buenos servidores del pueblo que ostentan cargos de responsabilidad en temas de seguridad laboral o vial son aquellos que convocan ruedas de prensa cuando las estadísticas no aportan buenos resultados o cuando hay puntas de accidentalidad, y lo hacen público para alertar a los usuarios de la vía pública de los riesgos detectados. Por el contrario, utilizar los medios exclusivamente para decir que todo va bien y que la siniestralidad vial baja, aunque tenga una componente de agradecimiento a los ciudadanos por su aportación a los objetivos cumplidos, no deja de tener otras connotaciones políticas o de oportunidad de venta de prestigio que se podría apartar de la propia comunicación preventiva. Son fórmulas que June Edvenson (siempre tan lúcida) califica de intangibles, porque aunque tienen una base real y se presentan como beneficios sociales para la seguridad vial, eligen aspectos de evolución estadística favorables pero esconden aquellos otros que no lo son tanto y que precisamente por ello deberían tener prioridad en ser advertidos y publicados.

Edvenson habla entre sus “intangibles” de conceptos como la responsabilidad, el grado de satisfacción, la innovación, la transparencia y los estilos de vida. Y los contempla en el marco del coste-beneficio de una acción y sus repercusiones sociales y económicas. Y va más allá cuando entrando en la alta política analiza los porqués de las guerras contemporáneas, de los bloqueos económicos, de los secretos bancarios, de la tolerancia en la corrupción y en los silencios sobre los fraudes. Por ello ironiza cuando los legisladores intentan redactar y publicar normas sobre la honorabilidad y la transparencia en el ejercicio de las responsabilidades públicas.

Es relativamente sencillo en cualquier momento elegir el mejor concepto estadístico para publicar una disminución en la siniestralidad. Ultimamente los poderes públicos están consiguiendo en diferentes contextos territoriales del mundo, una importante incidencia en la disminución de las puntas de velocidad de los vehículos ligeros sobre las vías públicas, lo que se traduce en muy positivas y espectaculares reducciones en las cifras de mortalidad de tráfico. Se tiende entonces, casi de manera exclusiva a evaluar la seguridad vial en base a las estadísticas de muertos sobre la vía pública. Es un referente, sin duda. Pero también son referencias importantes el número de accidentes con víctimas (heridos graves o leves incluídos) o la cifra de accidentes de solo daños materiales de los que el sector asegurador en la mejor fuente de información.     

La precisión en la información es indispensable para hablar con propiedad de la evolución de la seguridad vial o laboral. Aplaudimos a los responsables que programan la prevención en base a los estudios de la siniestralidad imparciales y documentados de las Universidades y las comunidades científicas. Y sobre todo, a aquellos que junto a la publicación de los datos de evolución satisfactoria, se preocupan en encontrar los aspectos negativos para buscar las soluciones mejores en los aspectos más débiles. De qué sirve aplaudirse de la disminución de muertos en carretera si no sabemos a qué concepto de muerto nos referimos y si, simultáneamente, están aumentado de manera significativa el número de accidentes con víctimas en ciudad sin destacarlo. En la seguridad vial, las cartas boca arriba y con la verdad por delante. Y no con verdades a medias. En todo caso priorizando los puntos débiles aunque afianzando los puntos fuertes.Y en la seguridad laboral también (un campo mucho más amplio y complejo por la variedad de sectores productivos).

Y volvamos a June Edvenson. No solo hay que analizar los indicadores fáciles de obtener por las estadísticas numéricas, sino esforzarnos en encontrar aquellos otros aspectos intangibles de difícil objetivación que pueden tener tanta o más trascendencia en las actitudes y comportamientos de los usuarios de las factorías industriales y de la vía pública.

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