PRO-ACTIVIDAD VERSUS RE-ACTIVIDAD: Una asignatura pendiente en la seguridad del transporte

La pandemia de los accidentes de tráfico que como gota malaya van sucediendo día a día, tiene aisladamente grandes tragedias que nos recuerdan imborrablemente situaciones dramáticas en el mundo del transporte que se hubieran podido evitar con una prevención adecuada.
 

LOS ALFAQUES Y LA SEÑAL R-108

Un 11 de julio de 1978, un camión cisterna cargado con propileno estalla en la N -340 en las inmediaciones del Camping Los Alafaques, en Sant Carles de la Ràpita (Tarragona).
Una explosión de tipo B.L.E.V.E. devasta el camping y mata a unas 200 personas dejando heridas otras tantas de diversa consideración.
Según el informe técnico: La causa más probable fue una explosión por sobrellenado de la cisterna, que debido a las altas temperaturas causo un escape en forma de nube gaseosa que acabó por incendiarse y arrasar con todo en 400 mts de diámetro.

Factor humano , climatología, vehiculo y vía implicados en el mismo escenario.

Y las preguntas que inmediatamente surgieron: ¿Por qué un transporte de mercancías potencialmente letales estaba autorizado a transitar cerca de núcleos de población?
¿Qué hubiera ocurrido si el camión hubiese estallado minutos antes a su paso por pleno núcleo de Sant Carles de la Ràpita?
¿Acaso podemos pensar que nadie hubiese imaginado tal tragedia en los 70? Dudo que la respuesta sea: NO.

Desde entonces se restringió el paso de mercancías peligrosas cerca núcleos urbanos por la señal R-108, inexistente hasta entonces. Mucho debate generó el hecho de haber ubicado un camping colindante con la N-340, pero poco sobre los riesgos asociados a que el transporte de sustancias explosivas atravesara núcleos urbanos.

Fue un ejemplo más de falta de cultura Proactiva y totalmente Reactiva.
¿El coste? 243 muertos y más de 300 heridos.

TORREBLANCA , VERANO DE 1992

La tragedia se repite. Esta vez el 18 de agosto del 92. Mueren 48 de 59 pasajeros que viajaban en un autocar en la A-7, a la altura del término de la población castellonense cuando se dirigía desde Cataluña a Andalucía.

¿Las causas? Otra vez múltiples, entre ellas el factor humano apuntando como el principal , la fatiga del conductor por falta de descanso debido a una política de empresa que según el juicio no cumplia con la normativa al respecto.

La imprudencia temeraria de éste, quien conducía a > 100 km/h en una salida de la A-7 limitada a 40 fue el otro determinante.

Por último un factor adicional, del vehículo que elevó sin duda el número de víctimas se atribuye a los arcos que sujetan el techo con la carrocería del vehículo.

¿Existe alguna razón por la que era impensable que en los años 90, el vuelco de un autocar con techos en endebles hubiese multiplicado el número de víctimas por aplastamiento? La respuesta es evidente otra vez.

LA CATÀSTROFE AÉREA DE LOS ALPES: EL ÚLTIMO EJEMPLO

Si hay un ejemplo al que imitar en seguridad del transporte, éste es el aéreo.
Los procedimientos en seguridad aérea llevan años de ventaja respecto a otro tipo de transporte y en parte debido al feedback de los cuales se nutre.

Tanto la tripulación de cabina como el personal de tierra cuentan con protocolos de seguridad estrictos y esto, unido a la sofisticación de la aeronavegación y formación continuada y control médico de los pilotos en el manejo de aeronaves constituye el medio más seguro por antonomasia.
Aún así y mientras “afortunadamente” un ser humano sea capaz de tomar decisiones anulando la autonomía creciente de las aeronaves, existirá como riesgo, el factor hombre.

En este caso la vida de 149 personas este marzo , entre ellas el copiloto, al cual apuntan las hipótesis de ser el causante de la tragedia estuvieron a merced de un historial médico conocido ya, que pudo ser ocultado en un medio donde hay escaso margen a este tipo de fisuras. Lufthansa, una de las mejores compañías del mundo y su filial Germanwings no contemplaban que algo así pudiera ocurrir a pesar de que ya hubieren existido intentos previos deliberados en la accidentologia aérea de estrellar un avión comercial. No se contempló la patologia intercurrente entre controles periódicos o se dejó en manos del piloto o compañeros su autodeclaración.

¿También esta vez hizo falta que trascendiera a la los medios para ser reactivos en vez de proactivos?

Para reflexionar.