ROBERT A. FARNER: El peor enemigo de las emergencias es la improvisación.

ROBERT A. FARNER: El peor enemigo de las emergencias es la improvisación.

Cuando se produce un accidente con víctimas es más importante tener organizada una buena estrategia asistencial que la alta especialización de los profesionales movilizados.
17 Diciembre 2014

Cuando se produce un accidente de tráfico o de trabajo con lesiones importantes para personas se inicia el proceso de asistencia que requiere la activación de los medios adecuados. El sistema de detección y de aviso es sin duda crucial para movilizar los recursos necesarios que permitan hacer las valoraciones en el menor tiempo posible. La llegada al lugar del accidente de las asistencias debe de tener también sus protocolos. Los primeros auxilios dispensados al herido tanto diagnósticos como terapéuticos suelen tener una gran trascendencia en la futura evolución de la curación de la víctima. El sistema de evacuación debe de ser tan bien elegido como el centro sanitario hacia el que se debe de evacuar a la persona perjudicada por las consecuencias del accidente.

Todo el proceso anterior tiene una palabra prohibida: IMPROVISACIÓN.

En mis trabajos como responsable de seguridad vial como en las que he desempeñado en la seguridad laboral me he dado cuenta que existen importantes lagunas organizativas en la atención a los heridos. Los sistemas de emergencias médicas de los países más desarrollados están preparados para dar cumplida respuesta a las llamadas. Pero el gran problema está en el período de preaviso. El accidente de tráfico en carretera puede ocurrir en vías de volumen de circulación significativo, en cuyo caso, los propios testimonios del accidente ya comunican al 112 o a las asistencias convenientes el suceso. Es lo mismo que ocurre en las zonas urbanas en las que los propios vecinos se encargan de avisar. La gran masa de teléfonos móviles existente ya no precisa de los sistemas de postes SOS que han quedado ya fuera de uso. El problema se produce cuando hay por ejemplo una salida de la vía con lesiones en carreteras locales de poco tránsito o barrios periféricos sin movilidad sustancial. Alguien tiene que darse cuenta de la existencia del suceso para iniciar las acciones de emergencia. Una vez éstas en marcha, los sistemas de emergencia ya ponen sus mecanismos de acción.

En el mundo laboral el problema está aun más atrasado. Aunque es cierto que hay empresas modélicas que tienen todos los protocolos de auxilio establecidos para el caso de un trabajador lesionado, en líneas generales nos hemos dado cuenta que las empresas y sus técnicos de prevención no incluyen en los planes de prevención los mecanismos necesarios de respuesta inmediata en caso de accidente. Se evalúan los riesgos, si. Se planifican las acciones preventivas para eliminar o paliar tales riesgos, si. Pero el riesgo de que se agraven las consecuencias de un accidente y las acciones de prevención tendentes a conseguir la más urgente y precisa asistencia médica a los lesionados suele ser dejada a la improvisación porque como máximo se cita el teléfono de emergencias que en función de la ubicación del centro de trabajo puede tardar en asistir un tiempo indeterminado. No. No está potenciada como prevención laboral prioritaria la atención a los heridos. He tenido experiencias lastimosas como una empresa que tenía a 500 metros un equipo de emergencias médicas de servicio permanente llamaba a una ambulancia ubicada a varios kilómetros para evacuar al trabajador gravemente lesionado.

La organización es básica para activar y aplicar convenientemente el tratamiento a las víctimas de accidente, y ello tanto en la asistencia sanitaria individual como en la colectiva de las grandes catástrofes.

No hace demasiado tiempo que hemos tenido en Barcelona a Robert A. Farmer que es el responsable de protección civil USA responsable de la organización de las grandes catástrofes generadoras de víctimas y su lección es aplicable tanto al accidente individual como a los accidentes múltiples a gran escala.  Farmer es el director de la División de Operaciones de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) de los EUA dependiente del Department of Homeland Security, y ha explicado el modelo de protección civil del Gobierno Americano aportando ejemplos prácticos a partir del análisis de las emergencias producidas por los huracanes Katrina (2005) i Sandy (2012). Farner ha destacado la importancia de la gestión estratégica dentro de la  Protección Civil com la clve para coordinar todos los agentes actuantes en una emergencia, tanto los gubernamentales a todos los niveles de la Administración (locales, estatales y federales), privados (empresas de servicios, etc) com los propios ciudadanos. En este sentido ha destacado como una de los puntales de la protección civil, la formación de los ciudadanos. “Los primeros en llegar al lugar de una emergencia no llevan uniforme, son los vecinos. Tener una ciudadanía preparada hace una sociedad mas preparada y resiliente”, ha dicho. Una planificación de protección civil àgil y enfocada a su practicidad es una de las lecciones que Farmer ha destacado como a aprendida después de los huracanes Katrina y Sandy. En el caso del Katrina, por ejemplo, llegó a haber en momentos punta, mas de 273.000 personas en refugios del gobierno. “Evacuar a la gente cuando  es preciso es importante, pero es básico saber qué hacer a continuación”, ha dicho Farmer, que ha valorado la realización de ejercicios prácticos como muy relevantes.

Si la organización en las grandes catástrofes en básica, también lo es en el accidente individual. Las empresas deben de saber perfectamente qué hacer en caso de que un trabajador se accidente, a quien llamar, cómo avisar, primero con simulaciones o simulacros que descubran las lagunas o imperfecciones antes de que se lamenten en el momento del accidente.

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