PATRO MONZÓN CID : Permiso por puntos… perfil del infractor

PATRO MONZÓN CID : Permiso por puntos… perfil del infractor

Muchas personas se quedarían perplejas si al esperar la definición de infractor, la respuesta que recibieran fuese una fotografía de ellas mismas. Pasen, lean, y a partir de aquí pueden etiquetarse ustedes mismos.
15 Abril 2015

El permiso por puntos es una fórmula interesante de controlar a un colectivo de conductores determinado sometido a riesgo de accidente para, entre otros objetivos, tener la oportunidad de que reciban una sesión obligatoria de 12 horas, si pretenden recuperar un máximo de 6 puntos, o una sesión de 24 horas que les brinde la oportunidad de volver a examinarse, en el caso que hayan perdido la totalidad del saldo de puntos.Los profesores de formación vial que hacen esas sesiones de sensibilización o reeducación son los que cada fin de semana comparten esas horas de reflexión con ese colectivo de infractores. Y de entre ellos he invitado a Patro Monzón Cid, profesora de formación vial desde el año 1998 y de sensibilización de infractores para una movilidad segura desde 2009 a que nos vierta su experiencia de aspectos más interesantes del perfil del infractor. Porque intuyo en Patro, no solo una gran vocación en seguridad vial y un estilo didáctico sobresaliente, sino un gran porvenir en responsabilidades directivas, públicas o privadas, pero influyentes en el mundo de la seguridad vial. He mantenido todo el texto que me ha enviado. Una lección magistral de puntos clave y sincera profesionalidad.

" Es curioso ver como en Navidad cada año nos plantamos delante de un televisor con los décimos en la mano, esperando ser uno de los agraciados con la lotería. Sin embargo, estadísticamente tenemos muchas más posibilidades de sufrir un accidente y sin embargo eso nadie lo espera. “¿Yo? ¿Con lo bien que yo conduzco? No, eso no. Eso es algo que le pasa a los demás. Y si yo alguna vez tengo un accidente seguro que es por culpa de otro.”

Hace cinco años que cada fin de semana me dedico a reeducar, a sensibilizar a personas que o bien han perdido puntos del permiso de conducir, o bien ya han perdido la autorización para conducir, sea porque perdieron todos los puntos o porque cometieron un delito contra la seguridad vial tipificado en nuestro Código Penal, con lo cual vienen obligados a hacer el curso vía judicial.

A priori uno puede pensar que las personas que han de someterse a uno de estos cursos son personas con un perfil conflictivo, personas que no se han integrado en una sociedad cada vez más restrictiva, más organizada, o personas que vienen de una clase social media-baja. Pues bien, nada más lejos de la realidad. La gran mayoría de los infractores son personas como tú, lector, personas normales y corrientes que tienen una vida organizada, con vínculos familiares más o menos fuertes, y que tienen el poder adquisitivo de la clase social media-alta.

Todo el mundo sabe que una de las lacras de nuestra sociedad son los mal llamados “accidentes de tráfico” Y digo mal llamados porque si me ciño a la definición de accidente me daré cuenta que se define como un  hecho inevitable. ¿Pero puedo tildar de hecho inevitable que un señor acelere en un semáforo ámbar? ¿O que un señor decida hacer un ceda el paso en  vez de un stop porque aquella intersección tiene visibilidad?

Incluso aquellos accidentes en los que el factor vehículo parece ser el causante principal del accidente, como por ejemplo el reventón de un neumático, pueden acabar habiéndose dado por un factor humano si aquel conductor no revisaba nunca los neumáticos delanteros como realmente hay que hacerlo, girando la dirección totalmente a un lado y a otro y bajando del vehículo para hacer la inspección visual por la parte interna, puesto que un ángulo de caída del neumático demasiado positivo o negativo puede estar desgastando éste por la parte de dentro, sin que nosotros lo apreciemos con la dirección recta. ¿También diré que fue culpa del vehículo?

A lo largo de estos años puedo decir que he encontrado distintos tipos de infractores: por un lado tenemos aquellas personas que no desconociendo la norma, tienen falta de información. Pondría como ejemplo aquellas personas que han sido sancionadas por pasar semáforos en fase ámbar. Solemos aferrarnos cognitivamente más a aquello que nos gusta más. Y la excepción nos gusta más que la norma en este caso. “Semáforo ámbar: deberemos detenernos como si se tratase de un semáforo rojo. Excepcionalmente podremos pasarlo si estamos tan cerca de él que va a ser más peligroso parar que pasar.” Y ya está. La primera valoración que todo el mundo hace al ver un semáforo en ámbar es ver si va a tener tiempo de pasar, sin pensar que mientras llegan y no llegan ese semáforo seguirá con su temporización, poniéndose en rojo ya cuando el vehículo está pasando debajo de él. Si un agente de la autoridad nos ve pasando por debajo justamente en ese momento, sabe perfectamente que teníamos tiempo de haber parado y decidimos no hacerlo. Pero claro, todo está para recaudar… porque, ¿por qué iba a ser peligroso pasarlo en ámbar? Es la misma pregunta que le haría yo a todas aquellas personas que murieron por pasarse un semáforo ámbar. A todas aquellas personas que se encontraron con alguien que como ya se conoce el semáforo, salieron unas décimas de segundo antes de que cambiase a verde. Décimas de segundo que se tradujeron en unos metros avanzados que les hicieron encontrarse con todos aquellos que se lo pasaron en ámbar.

Y la pregunta esencial es: ¿tanta prisa tenías que no podías perder un par de minutos en un semáforo? ¿Preferiste perder puntos? ¿O la vida?...

Por otro lado tenemos a los infractores que perdieron puntos por puro desconocimiento de la norma. No sabían que aquello estaba prohibido. ¿Sabe todo el mundo que el Reglamento de Circulación es un reglamento en constante cambio? ¿Cuántos años hace que aquel conductor obtuvo el permiso de conducción? Sin embargo de todas las veces que se conectó a internet a buscar cualquier nimiedad, jamás le dio por poner en búsqueda: Principales cambios del reglamento de circulación.

Los profesionales de la seguridad vial llevamos años luchando para que los conductores al pasar la revisión médica (cada 10 años hasta que cumplen los 65 años, y cada 5 años a partir de los 65 años) hagan un reciclaje obligatorio. Solo un par de horas en un centro especializado donde les expliquen los principales cambios normativos que se han producido, para que si más no, al menos lo sancionen por aquello que decidió hacer mal, y no por aquello que incluso desconocía que no se podía hacer.

Como ejemplo puedo nombrar a todos aquellos conductores que cuando se encuentran detenidos en un semáforo en fase roja aprovechan para mirar y coger el móvil sin ni siquiera esconderse, pensando que aquello que están haciendo está permitido simplemente porque el vehículo está detenido. La normativa en ningún momento habla de movimiento o ausencia de éste, sino de estar dentro o fuera de la corriente circulatoria. Y digo yo: ¿siguen estando dentro de la corriente circulatoria los vehículos que están detenidos en un semáforo?

También nos encontramos a todas aquellas personas que tienen la capacidad de convertirse en técnicos de tráfico. Es decir: “cuando no encuentro una explicación a una señalización concreta, es porque esa señalización está ahí para recaudar. Más claro que el agua, porque como el técnico de tráfico soy yo….si yo no lo entiendo es por eso”. Y se quedan tan anchos.

Como ejemplo les pongo siempre una vía muy conocida de Barcelona. Ronda de Dalt a la altura de Roquetas. Es una vía rápida, señalizada con una señal de velocidad máxima de 80km/h a lo largo de ella; pero justo en la única bajada que existe, hay una señal de velocidad máxima de 60 km/h, con su radar correspondiente, claro, para recaudar.

La explicación que les doy es la siguiente: todas las señales de tráfico están puestas siguiendo un descenso de 20 km/h. Es decir, si usted no se ha dado cuenta de la velocidad a la que debía de circular por su vía, solo tiene que fijarse en la señal que tiene el ramal de salida (señal de velocidad con una flecha inclinada mirando hacia arriba) y sumarle 20. Con lo cual, si la señal del ramal de salida marca 100, ya sabe usted que su vía era de 120.

Colocar en vías rápidas señales consecutivas con un salto de velocidad de más de 20 km/h provoca accidentes. ¿Por qué? Porque los conductores siempre esperan al último momento para frenar, provocando que el primer conductor frene, el segundo también, y el tercero o sucesivos colisionen por alcance.

Antiguamente Ronda de Dalt estaba señalizada en su totalidad con una señal de velocidad máxima de 80 km/h. El problema es que justamente a la altura de Roquetas, hay un acceso a Ronda de Dalt que no tiene demasiada visibilidad. Allí se producían accidentes graves o con resultado de muerte casi diariamente. ¿Por qué? Porque quien accedía, al no tener visibilidad reducía la velocidad. Tras los estudios que se hicieron se determinó que el que accedía a Ronda de Dalt por aquella entrada lo hacía a una velocidad media de unos 40 km/h.

Ya teníamos el dato necesario para entender por qué aquel punto fue uno de los puntos negros de la ciudad. Ellos accedían a unos 40 km/h y el que circulaba por Ronda lo hacía a 80 km/h. Teníamos un salto de velocidad de más de 20 km/h, con lo cual, los frenazos consecutivos de los vehículos que ya circulaban por ronda provocaban colisiones por alcance.

Señores….. se colocó una señal de velocidad máxima de 60 km/h durante unos meses SIN RADAR…. ¿Qué creen que pasó?.... Efectivamente: teníamos los mismos accidentes que antes de colocar la señal. ¿Qué solución nos queda para obligar a la gente a respetar la señal?...

Y por último tenemos a aquellos infractores, (los mínimos) que tienen una dependencia física al alcohol o las drogas. Ellos son los aspirantes a un no apto como resultado del curso, si previamente no han conseguido subsanar esa dependencia. Cuando alguno de ellos es detectado por un formador, lo que hacemos ya no es reeducar ni sensibilizar, puesto que quizá esa persona es la primera que se da cuenta de su situación, pero tiene la incapacidad física de abandonar ese hábito. Deberá entonces hacer la valoración la propia Administración, previo informe del formador para que esa persona pase por un tribunal médico que decida el grado de dependencia y su incapacidad para conducir.

Podríamos poner miles de ejemplos cotidianos de infracciones que a diario se cometen por la gran mayoría de conductores.

Tan solo les invitaría a hacer una reflexión:

Partiendo de la base que cuando uno comete una infracción no lo hace pensando que eso le va a costar la vida…. ¿Por qué esas personas cometieron un error y les costó sufrir un accidente? ¿Por qué a mí no podría pasarme lo mismo? ¿Por ser profesional? ¿Por ser más listo? ¿Por llevar 30 años conduciendo sin haber sufrido nunca un accidente?

Les invito a hacer una reflexión de humildad. Ellos cometieron una infracción que creían que no era peligrosa. ¿Por qué a ustedes no les puede pasar lo mismo?"

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