TONY FOAL: La resonancia en las caídas de los motoristas

TONY FOAL: La resonancia en las caídas de los motoristas

La superposición de ondas vibratorias de igual longitud de onda producen un incremento de la intensidad sumatoria que puede tender a infinito con riesgos viales catastróficos.
25 Febrero 2015

Nos lo explican los físicos y nos lo demuestran pero nos cuesta entender que una sencilla teoría cinemática pueda traducirse en realidad en un riesgo grave para las personas y las cosas.

Las ondas se transmiten en el espacio de manera eivente aunque muchas veces no visible hasta que se detectan sus efectos. Una forma de poner de manifiesto este fenómeno consiste en tomar dos diapasones capaces de emitir un sonido de la misma frecuencia y colocados próximos el uno del otro, cuando hacemos vibrar uno, el otro emite, de manera espontánea, el mismo sonido, debido a que las ondas sonoras generadas por el primero presionan a través del aire al segundo.

La resonancia es un fenómeno que se produce cuando un cuerpo capaz de vibrar es sometido a la acción de una fuerza periódica, cuyo periodo de vibración se acerca al periodo de vibración característico de dicho cuerpo, en el cual, una fuerza relativamente pequeña aplicada en forma repetida hace que una amplitud de un sistema oscilante se haga muy grande. En estas circunstancias el cuerpo vibra, aumentando de forma progresiva la amplitud del movimiento tras cada una de las actuaciones sucesivas de la fuerza. En teoría, si se consiguiera que una pequeña fuerza sobre un sistema oscilara a la misma frecuencia que la frecuencia natural del sistema se produciría una oscilación resultante con una amplitud indeterminada.

Este efecto puede ser destructivo en algunos materiales rígidos como el vaso que se rompe cuando una soprano canta y alcanza y sostiene la frecuencia de resonancia del mismo.

En la seguridad vial la resonancia puede estar escondida y latente y aparecer de forma brusca cuando menos se lo espera nadie. Y esta confluencia de vibraciones puede estar en la vía, en el vehículo o en la persona.

Dos personas que acercan sus cuerpos apretando el pecho de una contra otra, pone en contacto los ritmos cardíacos de los latidos del corazón de ambos. Si la identificación de características cardíacas de las dos personas coincidieran en período y longitud de onda, podrían entrar en resonancia las dos oscilaciones con efectos físicos devastadores para las vidas de ambos. Cierto que la exacta coincidencia es muy difícil, pero no imposible. Podría ser una de las causas de morir de amor. Explosión del corazón.

El viejo puente de Tacoma Narrows ha sido popularizado en los libros de física como un ejemplo clásico de resonancia. El puente tendía a una vibración natural relacionada con la flecha de su geometría y con las solicitudes geodésicas (vibraciones del terreno) o ambientales (viento). Un día pasó un pelotón militar al paso sobre le puente de manera que la gran homogeneidad de las pisadas al unísono de un disciplinado grupo de soldados emitió una vibración que fatalmente entró en coincidencia con la vibración natural del puente. La resonancia se produjo y el puente se hundió. No todo el mundo se puso de acuerdo sobre los motivos del hundimiento. Robert H. Scalnan se pronunció en el sentido de que el puente falló debido a la acción de unas fuerzas conocidas en el campo de la aerodinámica de puentes como fuerzas autoexcitadas, por un fenómeno denominado como fluttering o flameo las cuales empujando en forma periódica provocaron el aumento del movimiento del puente, lo cual en mi opinión no es ajeno a la resonancia.

Pero el caso más frecuente en el tráfico es el de las motocicletas que mediante sus propios sistemas de suspensión en las ruedas mantienen unas oscilaciones más verticales que horizontales que dan seguridad y confort al motorista. Pero, cuidado: la motocicleta puede encontrar baches o badenes o incluso el propio perfil del pavimento que introduzcan en sus sitema vibratorio una oscilación de la misma longitud de onda y entrando en resonancia produce irremediablemente la caída o más aun, salir el motorista despedido de su máquina. También puede presentarse la resonancia en la vibración horizontal del mecanismo de dirección. El manillar tiene también su amortiguación y su margen de vibración consentida o incluso propiciada. La entrada en resonancia con algún agente externo justifica aun más en este caso la caída. Es el fenómeno llamado “wobble” por los ingenieros de motocicletas , muy estudiado por Tony Foale, un estudioso de los riesgos de los motoristas en cuyas publicaciones ha analizado seriamente los efectos de la resonancia.

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