ALBERT VILALTA: Seguridad vial en la transición

ALBERT VILALTA: Seguridad vial en la transición

Son pocos los que han estado toda su vida profesional influyendo permanentemente en la mejora de la seguridad vial. Incluso en los momentos más difíciles. Los fieles y perseverantes dejan huella.
23 Abril 2014

La seguridad vial definida como el conjunto de acciones que inciden con eficacia en la disminución de los accidentes y víctimas de tráfico ni se inventa, ni se concibe, ni se ejecuta de la noche a la mañana sino que precisa de unos inevitables períodos de adaptación tanto de los poderes públicos (legislativo, ejecutivo y jurisdiccional) como en el posicionamiento de la sociedad civil como finalmente en la capacidad de entendimiento entre los ciudadanos de un territorio hasta que comprenden que la vía pública es simplemente un espacio de convivencia entre los usuarios, motorizados o no, fuertes y débiles, grandes y pequeños, poderosos y frágiles, necesitados todos de una movilidad segura y sostenible.

La inestabilidad política no es un escenario propicio para la seguridad vial. Los cambios de régimen (absolutista a democrático o viceversa) no favorecen acciones sólidas de prevención vial porque la convivencia se hace difícil, le economía se recompone, las prioridades se replantean y los estudios coste—beneficio se entrecruzan con variables imprevisibles.

Son muchos los países que han necesitado de un mínimo de estabilidad para poder definir un punto de partida de una acción social, económica, sanitaria, educativa y laboral que diera la preferencia al enorme desgaste que producen los accidentes en general y más en concreto, los accidentes de tráfico. Es la serenidad de todos los que pueden tener responsabilidades para influir en la promoción de acciones que progresivamente pongan en orden los proyectos para conseguir descensos significativos de accidentalidad.

Hacen falta mentes preclaras inteligentes, preparadas, cultas, influyentes por convencimiento, respetadas y dinámicas, para que el enorme contingente de medidas que requiere la seguridad vial en entorno (vía y organización), vehículo (construcción y mantenimiento) y persona (cultura y educación vial), lleguen a consolidar en un bloque de acciones coordinadas y dirigidas al mismo fin sin ningún sesgo o derivada que lo entorpezca. Estas personas existen en todos los países. Y para llegar a influir han tenido que trabajar mucho, argumentar más, situarse mejor y tomar decisiones parciales sin perder de vista el objetivo final.

Albert Vilalta, que se nos acaba de ir, ha estado en la política, no por afición ni por partidismo ideológico, sino como vehículo para trabajar y conseguir sus ideales de una circulación de vehículos particulares y peatones que fuera dirigiéndose hacia la mejora del transporte colectivo y el tráfico seguro dentro de una permanente mejora medioambiental. Vilalta junto con Robert Ramírez, Albert Serratosa, Joaquím Tossas, José María Fernández Cuevas, José María Altozano, Josep Gomis, Fernando Alonso Martínez y Gonzalo Ocampo por citar a los más preparados, han estado en la Administración pública y/o en la empresa privada, en Interior, Transportes, Movilidad, Trabajo, Medio Ambiente, Sanidad y Asuntos Sociales en la transición española, nada fácil, escabrosamente complicada como todas las transiciones, pero todos ellos han demostrado que tenían convicción, razones, prioridades y objetivos claros. Para bajar los accidentes  y las víctimas de tráfico es preciso mover los platos chinos que ninguno debe dejar de rodar para no caer al suelo, y se debe de tener la capacidad de ir dando energía a cada plato que se tambalea porque si se consigue mantener a todos en movimiento, el éxito está asegurado.

Los que hemos tenido el honor y el placer de convivir con todos ellos sabemos de la importante labor de todos y cada uno en los planes de seguridad vial y movilidad segura en sus respectivos entornos y circunstancias. La elección para este blog de Albert Vilalta quizás haya respondido a la sensación que me ha producido su pérdida. Estando él siempre había la persona que estaba pendiente y al día en todos los aspectos que forman la seguridad vial: planificación, construcción mantenimiento, movilidad, circulación, prevención, educación, evaluación…

Entre todos estuvimos y estamos acabando de escribir la transición española que no deja de ser un capítulo más de la historia del mundo, pero que en ocasiones, la experiencia puede servir para otros territorios en los que aunque sea parcialmente pueden presentarse situaciones similares.

Hay que escuchar a esas personas independientes que solo piensan en el beneficio de la sociedad. Son fáciles de descubrir.... sinceridad, coherencia, efectividad... Y si no aparecen, hay que encontrarlas…y si no existen….fabricarlas…. son las que diseñan los proyectos sólidos de seguridad vial.

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