¿Por qué el control total del tráfico vía satélite no se acaba de imponer?

¿Por qué el control total del tráfico vía satélite no se acaba de imponer?

Las nuevas tecnologías con los sensores conectados a satélites artificiales (GPS – GALILEO) han irrumpido con fuerza en la localización de vehículos como orientación de itinerarios y aunque se erigen como “GRAN HERMANO” con capacidad de detectar y sancionar todos los comportamientos peligrosos e infractores de los conductores como único camino para los llegar a los CERO MUERTOS en accidente de tráfico, las autoridades responsables de la seguridad vial no acaban de implantarlo por las repercusiones políticas que tales controles tendrían en la reacción de los millones de conductores controlados los cuales no dejan de ser votantes en las elecciones.
30 Marzo 2024

El seguimiento de las posiciones de vehículos aéreos o terrestres es un hecho ya asumido por la sociedad dotada de los dispositivos capaces de recibir información emitida por satélites y captada incluso por los teléfonos móviles. El GPS, sistema creado y gestionado por USA, ha venido siendo un gran aliado incluso para la orientación de itinerarios y destinos de los ciudadanos europeos. Pero el Trump objetivo norteamericano “America first” generó recelos en la UE y aceleró el proceso de creación de un sistema europeo propio: el Proyecto Galileo.

Las tecnologías de la información abrieron la posibilidad de conocer en tiempo real la posición de un objeto en cualquier punto del planeta. El receptor móvil de un navegador GPS busca continuamente la señal de varios satélites en órbita, y siempre está recibiendo la señal de cuatro distintos. El receptor decodifica esta señal que contiene dos datos fundamentales: la posición en la que estaba el satélite al enviar la información y el momento exacto en el que ha sido enviada. Siempre que el receptor GPS reciba la señal de, al menos, tres satélites procederá a realizar nuestra conocida y sencilla operación geométrico-matemática, que denominamos triangulación, por medio de la cual se podrá calcular la posición en la que se encuentra. Actualmente, el error máximo del resultado es de unas decenas de metros.

El actual y clásico GPS (Global Positioning System) está constituido por 27 satélites que giran alrededor de la Tierra a un ritmo de 2 ciclos cada día y a una distancia de 20.000 km del suelo (al menos ocho de ellos pueden verse en todo momento desde cualquier punto).  Cada uno de ellos está provisto de un reloj atómico: estos sistemas, llamados másers, son tan pequeños como un circuito integrado y tienen un retraso estandarizado de un segundo cada 300.000 años. Desde Europa se ha venido trabajando para garantizar a los ciudadanos y servicios un sistema que supere en prestaciones al GPS, en un Proyecto denominado Galileo que pretende ser más preciso que el GPS, ya que se han producido grandes innovaciones en este campo. Se trata de la evolución de una práctica inherente al hombre a lo largo de miles de años: mirar a las estrellas para determinar su posición en la Tierra. Ya en los albores del siglo XX todavía se utilizaban aparatos como el astrolabio; pero la invención, primero de la radio y luego del radar, durante la Segunda Guerra Mundial lo cambiaron todo.

El sistema de navegación europeo Galileo pretende garantizar la independencia del Viejo Continente en la navegación por satélite (actualmente se viene usando el sistema de posicionamiento estadounidense GPS y el ruso GLONASS) y mejorar su posicionamiento. Hay que recordar que el GPS es de origen militar y, si lo vieran necesario, el gobierno de EEUU puede interrumpir o limitar su uso. En juego está algo más que el prestigio de Europa: su independencia comercial de China y Estados Unidos, que utilizarán su propio sistema de navegación global y la evolución del GPS, respectivamente. Que el comercio aéreo, marítimo y por carretera dentro de la Unión dependa de una tecnología al servicio del ejército de los Estados Unidos y esté controlada por él , puede llegar a ser inquietante para los europeos según las estrategias políticas que pudieran establecerse por las gigantes Administraciones rusas, china y norteamericanas y sus repercusiones para la seguridad y la economía individual y colectiva de la vieja Europa.

Por todo ello no es de extrañar que a fuego lento pero de manera decidida, la Unión Europea haya trabajado en los últimos años en disponer del sistema de satélites del Proyecto Galileo que se ha completado en la primavera de 2018 con los 24 satélites que conforman el programa operativo, aunque no ha favorecido su lanzamiento la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) que afecta al desarrollo futuro del programa por lo que se están buscando socios industriales que sustituyan a los británicos tras el Brexit, porque va a ser muy difícil que un país que no forme parte de la UE juegue un papel importante en aspectos "críticos" , por lo que seguramente se tendrá que renegociar un acuerdo sobre seguridad, similar a los que existen con países que no forman parte de la UE como Suiza o Noruega.

En este momento ya se ha completado el cupo de 24 satélites operativos previsto en el Galileo de disponer con lanzamientos desde la Guayana Francesa (curiosamente desde América). El Programa Galileo ha costado unos 10.000 millones de euros desde su inicio en el 2010, a los que se vienen sumando 1.000 millones anuales más para mejorar las prestaciones.

Miembros españoles de la Agencia Estatal Europea vienen manifestando su firme convencimiento de la calidad en las prestaciones del Galileo que puede mejorar sustancialmente las que ofrece el GPS.  La alternativa europea “no tiene miedo” a competir con el GPS, porque tiene unas prestaciones a nivel de precisión 10 veces superiores al sistema estadounidense, y añadió que un 99% de los chips de navegación por satélite de los smartphones están equipados con tecnología Galileo.

El disponer de un sistema como el GPS funcionando ha permitido subsanar los fallos técnicos iniciales que presentaba el Galileo en los relojes atómicos que van a bordo del satélite. Pero ya recientemente se han acelerado los últimos detalles para que Galileo pueda ponerse en marcha al 100 por 100 en el control del tráfico vial cuando corresponda sin apenas notarse a nivel de usuario.  

El control total de vehículos y conductores ya es técnicamente posible si las Autoridades de los países europeos aceptan implantar los sensores en las vías públicas con objetivo “Visión Cero” (redes estatal, autonómica, provincial y/o municipal) y a partir del momento que las las Directivas de la UE extiendan la obligatoriedad de la caja negra en los vehículos a controlar (los camiones y autocares matriculados desde 2019 han tenido tres años para instalar tacógrafos de última generación controlados vía satélite pero no están aun operativos), y a que al circular el vehículo identifique con el chip correspondiente al conductor. No será fácil que los transportistas y los fabricantes de vehículos particulares den facilidades. Fijar la "Visión Cero muertos en accidente de tráfico" por la UE para el año 2050 no solo es admitir medio millón de muertos en accidente de tráfico hasta esa fecha sino que es una renuncia de Bruselas ante las exigencias del gran capital..Pero a los políticos de los paises de la UE no se les olvida el fracaso de Pompidou en la elecciones presidenciales francesas cuando entonces incluyó la creación de un responsable máximo de seguridad vial en Francia para combatir la alta siniestralidad vial en el país lo que motivó, según los analistas franceses, una fuga de votos hacia Giscard que ganó las elecciones. Con matices se teme que la creación del "Gran Hermano" vía satélite pueda tener iguales repercusiones en los pasises en que se implante el "Galileo" al 100 por 100..

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