¿Quién paga REALMENTE el coste de los accidentes?

¿Quién paga REALMENTE el coste de los accidentes?

Al parecer son los trabajadores quienes asumen la mayor parte
30 Junio 2016

Desde hace años existe entre los prevencionistas una línea de pensamiento que esencialmente viene a decir: los accidentes cuestan dinero a las empresas, pero los empresarios son poco conscientes de ello. Si les convencemos de que esos costes son elevados, los empresarios se pondrán a hacer prevención como posesos.

En España, uno de los abanderados de esa forma de pensar fue el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, que hace años dedicó al asunto un número considerable de sus excelentes Notas Técnicas de Prevención [1].

Desgraciadamente el mensaje no parece haber calado entre los empresarios, como lo demostraron los resultados de la Encuesta Nacional de Gestión de la Prevención, que el propio Instituto realizó en el año 2009 [2]. En la figura 1, tomada del informe de la Encuesta, las razones económicas aparecen en octavo lugar entre diez opciones entre las razones que motivan a la empresa a actuar en prevención de riesgos laborales, lo que muestra claramente que los empresarios no creen que la prevención aporte reducciones de costes dignas de ser tenidas en cuenta.

Figura 1. Motivaciones empresariales para la prevención. Fuente: INSHT

Sin embargo, las cifras absolutas de los costes parecen ser de una dimensión considerable. En el año 2012, Mutua Universal publicó un interesante estudio [3] en el que llegaba a la conclusión de que entre los años 2007 y 2011 el coste para los empresarios de los accidentes de trabajo había oscilado entre casi 20.000 millones de euros (2007) y 14.000 millones (2011). ¿Es posible que los empresarios "no se enteren"? Veamos por qué.

Una simple observación de los datos detallados del informe, del que reproducimos a continuación una de sus tablas (ver tabla 1), nos da algunas claves importantes.

Tabla 1. Evolución de los principales conceptos de coste entre 2007 y 2011. Fuente: Mutua Universal

En primer lugar, alrededor del 40% de los costes lo representan las cotizaciones por accidente de trabajo y enfermedad profesional, cuyo importe es fijo, salvo (a partir de 2010) la mínima reducción aportada por el bonus que, como se ve en la misma tabla, apenas llega al 2% del importe global de las cuotas. Se trata pues de un coste que no se puede reducir en una medida apreciable mediante acciones preventivas.

En segundo lugar, las estimaciones respecto a la producción perdida por accidente de trabajo entre 11.000 millones en 2007 y 7.259 millones de euros en 2011 son probablemente exageradas, pues se han obtenido dividiendo el PIB de cada año por el número de jornadas trabajadas en ese año y multiplicando el valor así obtenido por el número de jornadas perdidas, llegando a los valores en euros/día que se indican en la tabla 2. Multiplicando dichos valores por el número de jornadas perdidas se llega a los valores dados en la tabla 1.

Tabla 2. Evolución del valor de la producción perdida en euros/día. Fuente: Mutua Universal

Probablemente el método conduce a resultados superiores a los reales, en primer lugar porque no tiene en cuenta que no solo es el factor trabajo quien contribuye al PIB; también lo hace el capital, y cada vez en mayor medida. 

En segundo lugar, porque los trabajadores que se accidentan no suelen ser presidentes de banco, sino personas de salarios relativamente bajo (cuya contribución al PIB es por tanto más baja que el promedio) cuya ausencia repentina produce pérdidas mucho menores que las indicadas, que además los empresarios se ocupan de minimizar recurriendo a diversas alternativas de bajo coste, como son las horas extras (frecuentemente no pagadas) de los compañeros.

Aunque probablemente los costes reales para las empresas de accidentes y enfermedades laborales son bastante inferiores a los que acabamos de ver, en cualquier caso es obvio que la mayoría de los empresarios no ven en dichos costes una motivación para la prevención. Quizá a ello contribuya el hecho de que, en realidad, no son los empresarios quienes asumen la mayor parte del coste de accidentes y enfermedades laborales.

En efecto, desde hace unos quince años han empezado a publicarse en algunos países (Australia, Reino Unido, Singapur…) evaluaciones de la distribución del coste de los accidentes y enfermedades profesionales entre los stakeholders, que no son solo los empresarios, sino también los trabajadores (que pierden salud y dinero) y el conjunto de la sociedad.

La lista de publicaciones sobre el tema es larga, pero nos limitaremos a los últimos datos publicados en el Reino Unido [4] por el Health and Safety Executive (HSE), que fue pionero en la cuestión pues elabora este tipo de estudios desde el año 2000.

La figura 2 muestra cómo se reparten, en el ejercicio 2013/14, los costes de accidentes y enfermedades laborales entre los distintos stakeholders británicos: la mayor parte (57%) la asumen los trabajadores, básicamente por el coste asociado al sufrimiento, luego la sociedad en general (24%) y, finalmente los empresarios, que asumen el 19% de los costes. El coste total es de 14.300 millones de libras, unos 18.000 millones de euros, de los que unos 3.600 corresponderían a los empresarios.

Figura 2. Distribución de los costes de accidentes y enfermedades en el Reino Unido. Fuente: HSE

En España, el único ejemplo similar que conocemos es el estudio realizado por la Generalitat de Catalunya, quien en el año 2009 publicó un informe previamente encargado a la Universidad Pompeu Fabra sobre los costes de la siniestralidad laboral en Cataluña [5]. Los resultados para el año 2007, que se muestran en la figura 3,  coinciden en gran medida con los británicos por lo que respecta a la parte del coste asumida por los trabajadores y obtienen un reparto distinto entre el conjunto de la sociedad y los empresarios, lo cual es posiblemente debido a las diferencias de reglamentación entre España y el Reino Unido, que hacen que en este último país los empresarios se vean obligados a asumir una mayor proporción de los costes, mientras en España ocurre al revés.

Figura 3. Distribución de los costes de la siniestralidad en Cataluña. Fuente: Generalitat de Catalunya.

En resumen, pues, los accidentes tienen un coste del cual son los empresarios quienes asumen la parte más pequeña. Quizá por eso hay tantos que consideran que la dimensión económica de accidentes y enfermedades laborales es escasamente motivadora de la acción preventiva.

Referencias

[1] Por ejemplo, los números 273, 472, 540 y 594, entre otros.

[2] http://www.oect.es/Observatorio/Contenidos/InformesPropios/Desarrollados...

[3] Maya Rubio, I. Estudio de los costes de los accidentes laborales. España 2007-2011. Mutua Universal. 2012. Disponible en: http://www.amat.es/Ficheros/14507.pdf

[4] http://www.hse.gov.uk/statistics/pdf/cost-to-britain.pdf

[5] http://empresaiocupacio.gencat.cat/web/.content/03_-_centre_de_documenta...

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