Ya tenemos Estrategia: ¿servirá de algo?

Ya tenemos Estrategia: ¿servirá de algo?

Poca concreción y escaso compromiso
28 Abril 2015

Aún pendiente (en el momento de escribir estas líneas) de su definitiva aprobación por el Consejo de Ministros, la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo para el período 2015-2020 ha sido recientemente hecha pública por distintos medios. 

Se trata de un amplio documento de 60 páginas (la Estrategia Europea para el mismo período tiene solo 18) que "ambiciona alcanzar una sociedad en la que el bienestar en el trabajo se perciba como una realidad y no una utopía". La Estrategia Europea se conforma con un objetivo más modesto: "garantizar un entorno de trabajo seguro y saludable para los más de doscientos diecisiete millones de trabajadores con los que cuenta la Unión".

Los objetivos generales de la Estrategia Española son en buena medida paralelos a los "retos" a los que dice enfrentarse la Estrategia Europea, como se ve en la siguiente tabla:

La comparación de ambas columnas de la tabla anterior muestra una coincidencia razonable en los planteos de las dos primeras líneas así como pone de manifiesto que los redactores de la Estrategia Española, que cabe suponer que conocían perfectamente la Europea (publicada en junio de 2014), han ignorado voluntariamente el reto del cambio demográfico, lo que resulta un tanto sorprendente en un país que tiene una de las peores perspectivas demográficas de Europa y cuya población ya está descendiendo desde el año 2011 [1].

Respecto a este asunto la Estrategia Europea señala que para que los sistemas de pensiones sean adecuados y sostenibles es necesario que se prolongue la vida laboral, para lo cual es necesario "que los trabajadores tengan salud y seguridad". Como ya hemos dicho, la Estrategia Española, no sabe, no contesta.

Para hacer frente a los retos, la Estrategia Europea se plantea unos "Objetivos estratégicos clave" que, en la Estrategia Española tendrían su equivalente en los "Objetivos específicos". Comparemos unos y otros.

De nuevo se pone de manifiesto una coincidencia razonable, habida cuenta de la diferencia de ámbitos de actuación y de instrumentos disponibles entre la Comisión Europea y un Estado miembro.

Si nos centramos en los cuatro objetivos específicos de la Estrategia Española, una observación detallada muestra que se subdividen en múltiples subobjetivos (catorce en total) y estos en líneas de acción (treinta y seis) para las cuales se especifican diversas acciones concretas que totalizan más de ¡un centenar!. 

Así, por ejemplo, respecto al objetivo 1, " Mejorar la eficiencia de las instituciones de-dicadas a la prevención de riesgos laborales", la primera acción propuesta es " Reformar y fortalecer el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, adaptando su estructura orgánica y funcional a la misión que le encomienda la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, potenciando las funciones de promoción y desarrollo de la cultura preventiva, asesoramiento técnico en el ámbito normativo, investigación, información y divulgación, entre otras, y garantizando su condición de centro de referencia nacional ante la Unión Europea y organismos internacionales". 

Llama la atención que se coloque en primer lugar una acción que ya estaba prevista en la Estrategia 2007-2012 y sobre la que, en ocho años, no se ha adoptado decisión alguna. En efecto, en dicha Estrategia (punto 7.1) podía leerse [2]: "Se reformará y reforzará, con carácter urgente y de forma profunda, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Como órgano científico técnico de la Administración General del Estado, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo debe desempeñar un papel protagonista en el desarrollo de esta Estrategia. Por lo tanto, es necesario e inaplazable redefinir el papel de esta institución y adaptar su estructura orgánica y funcional a la misión y funciones que se le encomiendan en la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales".

Si se tiene en cuenta que el Instituto se sigue rigiendo en lo esencial de su organización por el Real Decreto 577/1982 [3], no cabe sino estar de acuerdo en que su reforma, que ya era "necesaria e inaplazable" en 2007, es ahora absolutamente perentoria. Quizá esta vez, poniéndola en primer lugar, no vuelva a caer en el olvido...

Las acciones que la Estrategia se propone llevar a cabo están en general redactadas de manera que empiezan con un verbo (desarrollar, promover, crear, mejorar...) y se caracterizan por su escaso nivel de compromiso, como pone de manifiesto el lenguaje utilizado en ellas. 

El verbo más utilizado (55 veces) es promover, que según el diccionario de la RAE significa "Iniciar o impulsar una cosa o un proceso, procurando su logro". Promover, obviamente, compromete poco. 

En este ranking sigue el verbo mejorar (44 veces), expresión clara de buena voluntad pero nulo compromiso. 
El siguiente verbo más utilizado es potenciar (comunicar potencia a algo o incrementar la que ya tiene, según la RAE) que aparece 43 veces y, al igual que el anterior, compromete poco y es de difícil verificación de su cumplimiento.

Otro verbo al que los redactores de la Estrategia tienen afición es "desarrollar" (23 veces). Según la RAE, el verbo desarrollar tiene ocho acepciones  siendo la única aplicable al entorno que nos ocupa la de "acrecentar, dar incremento a algo de orden físico, intelectual o moral". Entre las cosas que la Estrategia se propone desarrollar pueden citarse:

  • Actuaciones conjuntas entre las Administraciones Públicas y los agentes implicados en materia de prevención de riesgos laborales para el impulso y ejecución de las políticas preventivas.
  • Actuaciones conjuntas entre las Administraciones Públicas y las entidades especializadas en prevención de riesgos laborales para el impulso y ejecución de las políticas preventivas
  • Procedimientos de colaboración entre las Administraciones Públicas para potenciar acciones conjuntas y nuevas herramientas de actuación
  • Programas sectoriales que favorezcan una mayor implicación de los empresarios, trabajadores y sus representantes en la actividad preventiva, mediante acuerdos específicos de las partes en la Negociación Colectiva sectorial estatal, dirigidos a las PYMES, así como programas transversales. 

En cambio, escasean notablemente las acciones cuyo cumplimiento es claramente objetivable: sólo se va a crear tres veces, y a poner en marcha, llevar a cabo y establecer, una vez. Veamos qué:

  • Poner en marcha un sistema de base de datos conjunta al que se adhieran todas las Comunidades Autónomas, que permita conocer el estado de situación de los procedimientos sancionadores en todo el Estado. 
  • Llevar a cabo campañas de vigilancia y control en empresas, sectores, riesgos y colectivos específicos acordados como prioritarios, de acuerdo con los datos disponibles en materia de siniestralidad, entre otros. 
  • Crear la Comisión Técnica INSHT-CCAA como un órgano específico de cola-boración de las Administraciones Públicas en materia de seguridad y salud en el trabajo. 
  • Crear un grupo de trabajo en el seno de la CNSST para el seguimiento y evalua-ción de la Estrategia Española 2015-2020, que permita adoptar las medidas ne-cesarias para la ejecución y revisión, si fuera necesario, a lo largo de su periodo de vigencia, con el objetivo de dinamizar y flexibilizar la propia Estrategia. 
  • Crear e impulsar mecanismos de coordinación entre las instituciones competentes en materia preventiva, tanto en el ámbito laboral, como en el sanitario, educativo y de industria. 
  • Establecer [en relación con las acciones inspectoras] procedimientos alternativos a las sanciones, en la línea ya iniciada con otros programas de reducción de ac-cidentes 

En resumen, se trata de un documento inconcreto y poco comprometido, aunque no mucho más que su antecesor, la Estrategia 2007-2012. La diferencia es que en el período 2007-2012, al socaire de la crisis (y de la milagrosa y masiva transformación de accidentes con baja en accidentes sin baja de la que nadie ha dicho esta boca es mía) la siniestralidad oficial (que solo registra los accidentes con baja) cayó en picado, pero en el próximo quinquenio sucederá lo contrario. De hecho ya está sucediendo: el descenso de la siniestralidad se detuvo en 2012, pero en 2013, 2014 y lo que llevamos de 2015 ya se han registrado aumentos. 

Valga como ejemplo de lo que se avecina el titular del diario "La Verdad" (edición de Alicante) del pasado día 21 de abril: "Los accidentes de trabajo se disparan por primera vez desde el arranque de la crisis". En Alicante, los dos primeros meses del año han aumentado el 11,7% respecto al año anterior.

1.  http://www.datosmacro.com/demografia/poblacion/espana

2. http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Instituto/Estrategia_Seguridad_Salud/Doc.Estrategia%20actualizado%202011%20ultima%20modificacion.pdf

3.  http://www.boe.es/buscar/pdf/1982/BOE-A-1982-6639-consolidado.pdf

4.  http://lema.rae.es/drae/?val=desarrollar

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