Síndrome de Hubris ¿La enfermedad del poder?

Síndrome de Hubris ¿La enfermedad del poder?

Seguramente hayas escuchado que el poder envenena y corrompe a las personas. El síndrome de Hubris viene a plantear ideas en esta línea, postulando una patología de la personalidad producto de la exposición durante largo tiempo de una persona al poder y la sensación de omnipotencia que esta termina desencadenando.
20 Septiembre 2024

Síndrome de Hubris, ¿de qué se trata?

El síndrome de Hubris, también conocido como “la enfermedad del poder”, se pone de manifiesto en personas que se muestran muy diferentes al encarnar posiciones de liderazgo. Implica cambios radicales en el carácter normal de personas al ocupar el puesto de un líder y se relaciona su surgimiento con el sentimiento de poder.

Este síndrome no es abordado por ningún manual diagnóstico clasificatorio de los trastornos mentales. Sin embargo, sí es identificado por psicólogos y psiquiatras y es tratado por ellos en la práctica clínica.

Se caracteriza por avasallar con la moral de la persona que lo manifiesta estando al poder. Quien lo encarna, se muestra extremadamente orgulloso e insensible, planta una actitud despectiva respecto a los demás y hasta despiadada.

Se dice que es una enfermedad aparejada con el poder ya que quienes la manifiestan son personas en el lugar de líderes, con otros a cargo, respecto a los cuales se comportan con desprecio y arrogancia.

Quienes por primera vez describieron este cuadro fueron David Owen (expolítico) y Jonathan Davidson (psiquiatra). Su invención tuvo la finalidad de describir el comportamiento arrogante desmesurado de algunos políticos, aunque luego se extendió a otros ámbitos y disciplinas. 

El perfil de alguien que lo padece

Quien presenta manifestaciones del síndrome de Hubris se transforma al tomar el mando. Alguien así ocupa puestos que implican cierto poder o dominancia sobre otras personas: son políticos, jefes, directores, incluso personas con gran poder adquisitivo que creen tener el poder sobre otros simplemente por su dinero.

Este síndrome viene a etiquetar un fenómeno que suele suceder cuando alguien se encuentra al mando durante mucho tiempo. Lo que acontece es que el poder termina por corromper a las personas, transformando su forma de pensar y comportamientos. Deja el poder luego de un tiempo entrever el lado más oscuro de una persona, destruyendo su moral y sembrando arrogancia y sensación de impunidad.  

El ámbito en que ver las manifestaciones del síndrome de Hubris es más sencillo, es en el de la política. De hecho, Davidson y Owen se tomaron la tarea de identificar entre los presidentes de Estados Unidos aquellos que habían manifestado características del síndrome al que dieron nombre y descripción.

Al final, concluyeron que más de cinco de los expresidentes del ya mencionado país habían manifestado los rasgos de esta condición, conocida como la enfermedad del poder.

Principales síntomas y manifestaciones del Síndrome de Hubris

Quien padece de Hubris, presenta una serie de síntomas característicos todos ellos vinculados con su posición de poder y su liderazgo por sobre otras personas. Podríamos enumerar dentro de los síntomas principales de esta condición:

  • Ubicar como objetivo principal el enaltecimiento del propio ego.
  • Presencia de una autoestima excesivamente elevada.
  • Acciones impulsivas.
  • Imprudencia.
  • Presentar demasiada confianza en uno mismo.
  • Desprecio al resto de las personas.
  • Manifestación sin ningún tipo de pudor de sentimientos de superioridad.
  • Pérdida de vista de la moral y la ética.
  • Obsesión con la autoimagen.
  • Ningún tipo de consideración respecto de las ideas y/u opiniones de otras personas.

Estos rasgos en los que la arrogancia y la desconsideración abundan son los característicos de alguien que manifiesta síndrome de Hubris. Como podrás ver, son personas que se muestran despiadadas, creen ser los dueños de la verdad y se consideran impunes por sus actos crueles y de desprecio hacia los demás.

Causas y motivos desencadenantes

El síndrome de Hubris no se manifiesta de forma repentina en quienes ocupan cargos de poder. Esta condición va mostrando sus rasgos de forma progresiva, por ello se habla de personas a las que el poder de a poco las intoxica.

Normalmente, la secuencia es la siguiente: llega una persona al poder, alguien con una ideología y propósitos determinados. Con el tiempo, y debido a la posibilidad de decisión sobre otras personas, la obediencia y la validez que otros le otorgan, la sensación de omnipotencia de estas personas persiste y su autoimagen se enaltece. Cuando son halagados, se produce un refuerzo de su autoestima y su actitud altanera se verá acentuada, perdurando aún más.

Lo que acaba por suceder en quienes tienen síndrome de Hubris es que su ego se expande, y acaban por dejar entrever un lado de su personalidad que el resto de las personas no conocía, manifestando los síntomas que fueron anteriormente mencionados.

Podríamos decir que quien padece del síndrome de Hubris se ve intoxicado por el poder. Esta sensación de omnipotencia arrasa con todo rastro de bondad en ellos, dejando entrever arrogancia, ambición e impunidad.   

Lo que suele suceder cuando alguien así pierde el poder es la caída en un cuadro depresivo. Quienes se obsesionan con el poder y la dominancia de esta manera, consideran ser los mejores e incluso los únicos capaces para desempeñar eficientemente un rol de esas características. Al final, terminan por caer en un cuadro de gran tristeza y vacío, como si con la pérdida del poder perdieran también una parte de sí. 

En definitiva, a quien padece de síndrome de Hubris, el poder lo envenena. Y tú, ¿conoces a algún líder con estas características?

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