A la caza de los microplásticos en los alimentos

Redacción

Los microplásticos han emergido como una preocupación creciente en la seguridad alimentaria, con investigaciones que señalan su presencia en diversos productos consumidos a diario. Un estudio liderado por Emine Merve Canga en la Universidad College Dublin se adentró en el laberinto de estudios sobre microplásticos en alimentos, con el objetivo de desentrañar las discrepancias en las cifras reportadas y establecer recomendaciones para futuras investigaciones.

La investigación, que revisó 67 estudios, categorizó los alimentos según su tipo y los envases según su material, arrojando luz sobre las múltiples fuentes de exposición a microplásticos. Entre los hallazgos más sorprendentes se encuentra la gran disparidad en las cifras de partículas reportadas en las bolsitas de té. Mientras que un estudio reveló la liberación de 15 mil millones de microplásticos en una taza de té, otro registró apenas 106,3 ± 14,6 microplásticos por bolsita. Esta variabilidad podría atribuirse a las diferencias en los materiales de las bolsitas y los procesos de producción.

Procedimientos de prueba

Las discrepancias no solo se limitan a los alimentos, sino que también se extienden a los procedimientos de prueba utilizados. Desde la preparación de muestras hasta los métodos de detección y análisis, cada paso presenta desafíos que deben abordarse para garantizar la precisión de los resultados. Los autores enfatizan la necesidad de estandarizar los procedimientos y establecer métodos específicos para cada tipo de alimento y envase.

En línea con estas preocupaciones, Timothy Duncan y su equipo de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, en un artículo reciente publicado en 'Analytical Chemistry', destacan la urgencia de establecer estándares tanto en la metodología de investigación como en la evaluación de la toxicidad y la mitigación de los microplásticos en alimentos.

En resumen, el camino hacia la comprensión completa de los riesgos asociados con los microplásticos en los alimentos es complejo y requiere una colaboración interdisciplinaria y una estandarización rigurosa. Solo mediante el establecimiento de protocolos claros y la cooperación entre investigadores y reguladores se podrá garantizar la seguridad alimentaria en un mundo cada vez más permeado por los microplásticos.