Las mujeres en España duermen peor que los hombres y se medican más para lograrlo
Las mujeres en España duermen peor que los hombres y se medican más para lograrlo
Las mujeres en España duermen peor que los hombres y se medican más que ellos para pasar la noche. Esta es una de las conclusiones de la encuesta sobre el sueño de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER. Un sondeo nacional sobre la manera de dormir refleja no solo cómo pasan la noche los habitantes de un país: es, según los expertos consultados, una radiografía —incompleta, pero veraz— de una sociedad y de algunos de los problemas profundos que arrastra. Como asegura el doctor Juan Antonio Madrid, catedrático de Fisiología y director del laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia, “no se puede desligar el sueño de la manera de vivir, el sueño no deja de ser un síntoma que nos indica cómo vivimos”. Y añade: “Por ahí se cuelan las necesidades mínimas saludables, el tiempo libre necesario, las carencias y las desigualdades”.
Un primer dato revelador: el 63,9% de las personas que confiesa sufrir de un sueño de mala calidad son mujeres y casi la mitad de ellas tiene una edad que va de los 45 a los 64 años. En el otro lado también es llamativa la disparidad: el 52,4% de la población asegura dormir siempre bien o la mayoría de las veces bien. De estos, el 59,9% son hombres. Otro dato: el 60% de esta franja de población que reconoce dormir bien es capaz de ahorrar. La calidad del sueño también va relacionada con la edad: empeora paulatinamente a lo largo de la vida laboral (los que peor duermen, hombres y mujeres, son los que tienen de 55 a 64 años) y mejora con la jubilación.
Las mujeres son más propensas que los hombres a consumir productos para dormir. Bien sea infusiones relajantes (54,4% frente al 39,2%), ansiolíticos (26,3% frente al 20,3%) o antidepresivos (18,9% frente al 14,5%).
¿Y por qué duermen mal quienes duermen mal? ¿Qué les impide pegar el ojo? Según la encuesta, ocho de cada 10 españoles señalan que una de las causas hay que buscarla en el estrés o las preocupaciones. Las mujeres que duermen mal y que apuntan a esta razón suben al 85%. Superan este porcentaje (85,7%) las personas que duermen mal, lo achacan al estrés y a las preocupaciones y no llegan a final de mes. Y alcanza el 90% (91,2%) los que duermen mal, le echan la culpa a las preocupaciones y tienen hijos menores de nueve años. Otras causas que impiden dormir a los que duermen mal son los cambios de rutina (41,8%) y las malas condiciones ambientales (41,5%). El 38,6% también admite que puede deberse al uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse (entre los encuestados de 18 a 24 años este porcentaje sube hasta el 70,8%, entre los parados al 48,3% y entre las mujeres al 42,4%).
Marta Carmona, psiquiatra, diputada de Más Madrid en la Asamblea de la Comunidad de Madrid y autora del libro sobre salud mental Malestamos (Capitán Swing, 2022), asegura que hay tres factores que, a su juicio, explican por qué las mujeres duermen menos y peor: “Primero, la sobrecarga de los cuidados, que por lo general recae en la mujer. Esto implica una doble jornada laboral, y que nunca se puedan jubilar. Esto recorta las horas de sueño. La segunda, que muchas mujeres sienten con frecuencia lo que en medicina se denomina síntomas inespecíficos de algo no concreto, y uno de estos síntomas es el insomnio. Y la medicina, que hasta ahora se ha basado en modelos masculinos, no ha investigado lo suficiente esto. Y tercero, lo que yo llamaría el componente emocional del insomnio. Un ejemplo: una mujer llega a la consulta con principio de depresión porque su hijo está en el paro y eso le preocupa. Y no duerme. El hijo, preocupado también, tampoco duerme. Con el tiempo, el hijo encuentra trabajo y empieza a dormir bien, pero la madre sigue sin dormir porque sigue preocupándose por si el hijo pierde el trabajo. Muchas mujeres se han construido la identidad basándola en los cuidados, en la responsabilidad hacia los otros. Y es fácil que se queden atrapadas ahí”.
Tanto el experto Madrid como Carmona apuntan también a la menopausia como un factor determinante en determinada edad que hurta el descanso a las mujeres, ya que el organismo deja de segregar una hormona que ayuda a conciliar el sueño, pero ambos recuerdan también que hay otros factores sociales con más peso: precariedad, agobios económicos, la citada carga laboral doméstica, la falta de trabajo…
De cualquier forma, todos los psiquiatras y los psicólogos especifican que cada insomne es un mundo particular: Silvia (nombre falso porque prefiere no reflejar su identidad), de 48 años, asegura que ha tenido problemas para dormir toda la vida: “Cuando era pequeña e iba a casa de amigas a pasar la noche siempre me despertaba la primera”, recuerda. Siempre ha dormido poco: poco más de seis horas. Jamás ocho. Siempre ha sido incapaz de levantarse tarde, aunque a esto llegó a acostumbrarse. Pero, desde hace años, a este insomnio, por así decir, de siempre, se le ha añadido otro: hay días que se despierta a las tres o las cuatro de la mañana, y ya no consigue dormirse. Si tiene preocupaciones, este despertar de madrugada es automático e inevitable. Desde hace tiempo se automedica. “Si estoy nerviosa, pues medio orfidalito”, comenta. Ana (también nombre supuesto por la misma razón), de 40 años, ha llegado muchas veces a lo largo de su vida a empalmar dos o tres noches sin dormir nada. Empezó como consecuencia de un estrés laboral. El estrés laboral remitió, pero el insomnio no. Solo las visitas al psiquiatra y una medicación controlada han hecho que vuelva a dormir medio bien.
Dormir bien y sentirse bien
Hay una estrecha relación entre dormir bien y sentirse bien. Los que aseguran que gozan de una buena calidad de sueño afirman a la vez que disfrutan de una vida satisfactoria, valorada en 7,5, según la encuesta. Y al revés: los que sufren para dormir (dos de cada tres son mujeres) califican a su vez su vida con un aprobado ramplón: 5,2. Esto no quiere decir que las mujeres sean más infelices porque duermen menos. Tal vez sucede al revés: duermen menos porque son más infelices. En realidad, todo está mezclado, es un ejemplo más del teorema del huevo y la gallina. Lo que sí se sabe es que dormir bien ayuda a ser feliz. Así lo asegura el experto Madrid: “El sueño profundo tiene un componente que es capaz de estabilizar el estado de ánimo. Te ayuda a aliviar, por ejemplo, el fallecimiento de un familiar, un trauma, cualquier problema que tengas, te limpia los malos recuerdos, los va adaptando para que los aceptes. La ausencia de ese sueño te convierte en alguien menos empático, más irritable, más proclive a sufrir, a que le sigas dando vueltas…”
El español duerme, de media, 7,3 horas los días laborables. Según los expertos, es una cantidad aceptable pero mínima. Y una gran parte, el 60%, se va la cama entre las 11 y la una los días de semana. Demasiado tarde, según estos mismos expertos. Antes de acostarse, el 32,6% ve una serie o una película, el 29,3% navega por internet, el 13,7% charla con alguien, el 13,5% lee, el 7,0% trabaja y el 3% practica sexo, solo o acompañado.
Lo dicho: la encuesta que nos habla de cómo se duerme nos dice cómo se vive. La psiquiatra Marta Carmona lo resume así: “Es una radiografía significativa de qué tipo de sociedad tenemos. Faltan infraestructuras para los cuidados y muchas cosas salen adelante gracias al trabajo no remunerado y no reconocido de muchas mujeres. Y el precio que se paga es este: un detrimento en la calidad de vida de un sector concreto de la población”.
Ficha técnica:
Ámbito: España. Universo: población general residente en España (excepto Ceuta y Melilla), a partir de 18 años de edad y con derecho a voto. Tamaño de la muestra: 2.000 entrevistas. Procedimiento: entrevista online (CAWI). Error muestral: +-2,2% (para un 95% de confianza). Fecha de realización: del 26 al 29 de enero de 2024.