¿Qué significa ser uno mismo?
¿Qué significa ser uno mismo?
Es posible que alguna vez hayas escuchado frases como “¡sé tú mismo/a!” o “para gustarle a alguien solo tienes que ser tú mismo/a”, pero, ¿qué significa esto exactamente? ¿Qué es eso de “ser uno/a mismo/a”? Ser tú mismo/a no va de la mano con ser egoísta ni quiere decir que no te importen las demás personas de tu entorno. Ser tú mismo/a quiere decir que te gusta quien eres, que vives tu vida como te gustaría vivirla sin que te guíen las opiniones de otras personas; quiere decir que te respetas. Aceptarse y ser de la manera que somos implica aceptar que no podemos controlar la forma en la que nos perciben otras personas; y que la percepción que más nos debería importar e influenciar es la nuestra propia.
La personalidad y la forma de ser son conceptos ampliamente estudiados y discutidos en psicología. Por ello, no resulta sencillo dar una única definición sobre el significado de “ser uno/a mismo/a”. En este artículo, haremos un repaso a lo largo de diferentes constructos que nos harán comprender qué determina el significado que nos damos a nosotros/as mismos/as y cómo ser tú mismo/a puede beneficiar tu bienestar emocional y psicológico.
¿Qué es la personalidad?
La personalidad hace referencia a un conjunto de características comunes y estables en el tiempo en relación a la manera que tiene una persona de comportarse. Estas características o elementos que se mantienen estables y consistentes se llaman rasgos, pero, además, la personalidad también incluye cogniciones, motivaciones y estados afectivos. Básicamente, cuando hablamos de la personalidad, hablamos tanto de conductas observables, como parte de las experiencias privadas de cada persona.
Se habla de este constructo como algo que distingue a cada persona, cada uno/a tiene una personalidad propia porque, aunque sí que existen tipos “marcados” de personalidad, cada persona es única. Cada personalidad es única porque se construye a lo largo del tiempo en base a nuestras vivencias y experiencias, reflejando la influencia en nuestra conducta de elementos psicológicos, biológicos y vivenciales. El sentido o significado de tener y desarrollar una personalidad estable es la adaptación exitosa de cada persona en un entorno concreto.
Básicamente, cuando hablamos de “ser uno/a mismo/a”, estamos haciendo referencia a mostrar a los demás nuestra personalidad; comportarnos cómo, en función de nuestra personalidad, se espera que lo hagamos. Normalmente, se atribuyen características o valores positivos a mostrarse como uno/a es. Esto es principalmente porque, al aceptar tu forma de ser y mostrarte a los demás tal y como eres, se asume que tienes una seguridad en tu personalidad, que te gusta cómo eres y no tienes miedo de expresarlo.
A continuación, elaboraremos qué es el autoconcepto, las valoraciones que una persona hace de sí misma y de qué maneras se percibe, para más adelante, entrar de comprender los motivos por los que somos más deseables socialmente cuando nos aceptamos a nosotros/as mismos/as y expresamos nuestra personalidad sin temor.
¿Qué papel juega el autoconcepto?
El autoconcepto hace referencia al conjunto de opiniones, conceptos o impresiones que cada persona tiene de sí misma. Estas opiniones se desarrollan a lo largo del tiempo y en función de las experiencias que tenemos y de la relación que tenemos con nosotros/as mismos/as. Son básicamente el conjunto de percepciones, cogniciones y actitudes que la gente tiene sobre sí misma. Se habla de diferentes tipos de autoconceptos, porque este no es un constructo estable, sino que puede cambiar con el tiempo y siempre determinado por las vivencias, experiencias o relaciones sociales a las que cada persona se enfrenta.
Como hemos comentado, el autoconcepto puede describirse como un conjunto de diferentes componentes, que hacen referencia a las cogniciones, los afectos y las conductas, siempre en referencia a nosotros/as mismos/as. Los componentes cognitivo-intelectuales son básicamente ideas, opiniones y creencias; los emociones-afectivos hacen referencia a los juicios de valor que hacemos de nuestras propias cualidades; y los conductuales son conformados por el conjunto de conductas consecuentes con las cogniciones y emociones que sentimos hacia nosotros/as.
Por ello y retomando la cuestión inicial de este artículo, cuando hacemos referencia a “ser nosotros/as mismos/as” y a abrazar nuestra personalidad y mostrarla a los demás sin miedo de ser rechazado/a de alguna manera, también se asume un autoconcepto fortalecido y positivo de nuestra propia forma de ser. Si no tenemos un autoconcepto elaborado que nos haga sentir seguridad en nosotros/as mismos/as, será muy complicado que queramos mostrarnos a los demás como somos, por lo que pondremos en práctica diferentes conductas que oculten nuestras inseguridades y mediante las cuales podamos agradar a más personas sin necesidad de mostrarnos cómo somos realmente.
Tener un autoconcepto positivo de nosotros/as mismos/as es fundamental para el desarrollo de una autoestima estable en el tiempo, que nos facilite la vida social y la toma de decisiones en torno a nuestras relaciones personales, además de para mantener una relación más saludable con nosotros/as mismos/as y no desarrollar conductas desadaptativas o nocivas para uno/a mismo/a.
¿Gustamos más cuando nos mostramos cómo somos?
Como hemos elaborado previamente, socialmente se ha construido y mantenido la idea de que siendo uno/a mismo/a es el camino más sencillo para gustar a otras personas o presentarse como alguien deseable. Básicamente y retomando los conceptos elaborados anteriormente, una persona que acepta su personalidad y la exterioriza a los demás sin miedo de hacerlo, muestra tener una autoestima fuerte y trabajada, lo que indica de un igualmente fortalecido autoconcepto.
Normalmente, las personas que se muestran seguras de sí mismas nos resultan más atractivas y sentimos ganas de tener relaciones con ellas porque sentimos que, al mostrarse de una forma tan sincera a los demás, lo más probable es que también sean sinceras con nosotros/as en nuestra relación y/o comunicación, y nos acepte de una manera más sencilla. La seguridad atrae, y no hay nada más seguro como estar a gusto con la persona que eres y mostrarla a los demás sin sentir miedo o pánico al rechazo.
Formas de aceptarse a uno/a mismo/a
En esta última sección, vamos a proponer diferentes formas de aceptarse a uno/a mismo/a para que, con trabajo personal, nos atrevamos a “ser nosotros mismos/as” en la mayoría de ámbitos en los que nos desarrollemos y podamos elaborar un autoconcepto y autoestima positivo y benevolente hacia nosotros/as.
Recuerda que esto son solo unos consejos prácticos. Si te sientes excesivamente preocupado/a por esta cuestión y no sientes que puedas expresarte como realmente eres en ningún contexto de tu vida, tal vez sea buena idea buscar ayuda o apoyo de parte de un profesional de la salud mental.
1. Autoconocimiento y autocompasión
Es imposible aceptarse a uno/a mismo/a sin desarrollar el autoconocimiento. El autoconocimiento hace referencia, básicamente, a la capacidad de reflexionar sobre quiénes somos, nuestras fortalezas, valores y creencias. Haciendo esto, podemos reconocer y aceptar nuestras imperfecciones y peculiaridades, y será un punto de inicio en el camino de la autocompasión; tratarnos con amabilidad y reducir las críticas hacia nosotros/as mismos/as.
2. Trabaja la autoestima
Como hemos comentado, aceptarse a uno/a mismo/a está vinculado con tener una autoestima saludable. Para fortalecerla, es importante reconocer nuestros logros y cualidades positivas, en lugar de comprarnos con los demás constantemente o ser muy críticos o nocivos hacia nuestros errores. Técnicas para el trabajo de la autoestima son la autoafirmación positiva o el reconocimiento de méritos, por ejemplo.
3. Acepta tus errores y aprender de ellos
Es esencial aprender que todos y todas cometemos errores en la vida, y aprender a aceptarlos es vital para el crecimiento personal. En lugar de castigarnos por ellos, puede ser muy valioso verlos como oportunidades de aprendizaje, impulsándonos a mejorar y crecer. Reconocer nuestros fallos forma parte de practicar la autocompasión, y nos impulsa a mejorar y crecer. Lo más importante de cometer errores es pensar en la manera de solucionarlos y en recomponernos de ellos.
4. Cuida del bienestar emocional
Cuando nos aceptamos a nosotros/as mismos/as, estamos cuidando de nuestro bienestar emocional. Es positivo que te plantees que, si nunca hablarías tan mal de un/a amigo/a o de una persona a la que quieras, ¿por qué deberías tratarte tan mal o evitar aceptarte a ti mismo/a? Cuidar de nuestro bienestar emocional implica prestar atención a nuestras emociones y necesidades, y tomar medidas para satisfacerlas.
Esto puede englobar elaborar prácticas y actividades que nos traigan alegría, rodearnos de personas que nos apoyen y buscar ayuda profesional si fuese necesario. Cuidando de nuestras emociones, priorizamos nuestro propio bienestar, por lo que también trabajamos nuestra autoestima y nos damos valor a nosotros/as mismos/as; nos aceptamos en todas nuestras facetas.
5. Practica la autenticidad
Aceptar quiénes somos implica vivir estando de acuerdo con nuestros valores, mostrando autenticidad. En lugar de intentar encajar en expectativas o normas externas, es importante permitirnos ser verdaderos/as con nosotros/as mismos/as. Esto significa expresar nuestras opiniones y sentimientos de forma genuina, incluso si difieren de los de los demás o no son siempre coherentes. Practicar la autenticidad implica aceptar tus errores y tus cambios y, en última instancia, aceptar tu forma de ser y abrazar tu personalidad.
6. Celebra tu individualidad
Como hemos comentado anteriormente, cada persona es única. Todos/as tenemos algo que ofrecer al mundo y a nosotros/as mismos/as. Aceptar y celebrar esta individualidad es fundamental para dejar de compararnos o reprimir la manera en la que somos. Reconocer esta singularidad nos permite apreciar nuestras fortalezas y nos ayuda a desarrollar mayor confianza en nosotros/as mismos/as.