¿Podemos prescindir de los jefes?

Anders Örtenblad tiene una anécdota sobre gestión: En 1982, cuando tenía poco más de 20 años, trabajaba como limpiador en el aeropuerto de Landvetter en las afueras de Gotemburgo en Suecia. Los limpiadores se dividieron en grupos que trabajaban en turnos durante todo el día. En uno de estos grupos había algunos que no hacían nada cuando su jefe estaba ausente. "Nadie nos dijo qué hacer", decían.

Nadie en el grupo distribuyó o gestionó el trabajo, explica Örtenblad. “No es que yo piense que los líderes son siempre necesarios. Pero en este caso me pareció muy extraño que no supieran liderarse a sí mismos”, dice.

Los días de Örtenblad como limpiador terminaron y ahora es profesor en la Universidad de Agder (UiA), donde realiza investigaciones sobre gestión. Junto con dos colegas daneses, publicó recientemente el libro “Debating Leaderless Management”, en el que varios investigadores escriben sobre las ventajas y desventajas de los jefes.

Ayuda con la gestión

“Las empresas pueden gestionarse sin un gerente formal. Pero no estoy seguro de si es posible o incluso deseable eliminar por completo a los líderes informales. No creo que podamos salirnos con la nuestra si no tenemos a alguien que tome la iniciativa para impulsar las cosas”, dice Örtenblad.

El profesor cree que se ha arraigado la percepción de que hay algo malo en los jefes. “Veo el papel del líder como uno entre muchos otros. No es automáticamente el caso que admiremos a nuestros jefes y pensemos que son mucho mejores que nosotros. Es bueno que alguien asuma las tareas de gestión para que yo pueda concentrarme en las tareas que encuentro más interesantes”, dice.

Örtenblad también es editor de “Debating Bad Leadership”, que se publicó en 2021. “Hay muchas cosas que no son buenas en el sistema que tenemos hoy, pero creo que deberíamos trabajar para mejorarlo en lugar de deshacernos de los jefes por completo”, dice.

Gestión formal e informal

Sin embargo, cree que puede haber ventajas en no contar con una administración formal. La organización se vuelve menos dependiente de las personas y los empleados se involucran más en su trabajo si toman parte en las decisiones.

“Sería fantástico si fuera posible gestionar sin jefes, pero no creo que lo sea. Si me hubieras preguntado hace 30 años, habría dicho que sonaba perfecto”, dice Örtenblad.

La sociedad se ha vuelto más jerárquica

Frederik Hertel es profesor en la Escuela de Negocios de la Universidad de Aalborg. Piensa que la edad no influye en las opiniones sobre la gestión. “Nuestra cultura de gestión se ha fortalecido. La sociedad se ha vuelto más jerárquica. En general, podemos decir que los líderes importan más que nunca, al menos en su propia mente”, dice.

En los últimos años, Hertel ha visto una evolución en la que los empleados pierden cada vez más su influencia frente a los gerentes profesionales. Cuando habla de gestión sin líderes, se refiere a un cambio hacia una gestión más colectiva. “Un gerente dijo una vez que la gerencia y los empleados son igualmente importantes en una empresa. Esto es un completo error. Nada se produce a menos que los empleados hagan su trabajo. Y los empleados pueden administrarse solos y asumir la responsabilidad del trabajo”, dice Hertel.

Fredrik Hertel, uno de los editores del libro Debating Leaderless Management, quiere cambiar el sistema.

El profesor danés dice que ya no existen ejemplos de tal gestión colectiva en Escandinavia. Pero se pueden encontrar en España y Estados Unidos, por ejemplo. “Un argumento para debatir esto es que estamos en una crisis económica que ha sido creada por la forma en que producimos las cosas. Generalmente en Europa trabajamos para producir y vender más, no para crear una simbiosis con la naturaleza. Y también es una cuestión de gestión, por supuesto”, dice Hertel.

Hertel cree que no podemos cambiar mucho dentro del marco financiero actual. Las empresas con gestión colectiva tienen que competir con empresas que operan en otros términos pero necesitan exigir eficiencia. “Tenemos que exigir no solo una estructura plana, sino también dejar de exigir valor agregado pagado a quienes producen cosas en la organización. La democracia se detiene fuera de los muros de la fábrica y tenemos que cambiar eso”, dice Hertel.

Fuente: Sciencenorway