Afrontamiento, estrés y emoción
Afrontamiento, estrés y emoción
Redacción
El afrontamiento sería la movilización de los recursos personales (de forma consciente o no; de manera voluntaria o involuntaria) para superar las demandas o neutralizar sus consecuencias negativas.
Richard S. Lazarus destaca el papel de la experiencia cognitiva de estrés (evaluativa y motivacional) como mediadora de la interacción entre el estímulo estresor y la reacción de la persona. Lazarus y Folkman incorporan dos conceptos: la valoración y el afrontamiento.
Es importante tener en cuenta que Lazarus integra las emociones dentro de su marco cognitivo-motivacional-relacional (Pérez y Redondo), interactivo y dinámico de estudio de las experiencias del estrés. Plantea que los procesos de valoración y afrontamiento van a marcar el carácter de la emoción, y ésta a su vez marcará los procesos valorativos y de afrontamiento.
Lazarus plantea que es necesario estudiar el estrés psicológico conjuntamente con las emociones, porque estas aportan información relevante para interpretar el proceso de estrés: “cada emoción nos dice algo diferente sobre el modo en que la persona ha valorado lo que sucede en una transacción adaptativa y el modo en que lo maneja dicha persona.”
Ciertas emociones como la ira, la envidia, el temor o la culpa, se originan a partir de situaciones estresantes (perjudiciales, amenazantes o retadoras). Incluso, las emociones positivas, como la felicidad, el orgullo o la gratitud, se relacionan frecuentemente con el estrés: tememos perder esas condiciones favorables o que nuestra buena fortuna provoque el resentimiento de otras personas. Incluso el amor pude ser muy estresante si no somos correspondidos o creemos que la persona amada está perdiendo interés.
El afrontamiento forma parte del proceso de activación emocional. “El juicio del significado de lo que está sucediendo conlleva siempre la valoración de lo que puede hacerse al respecto, lo que determina si reaccionamos, digamos, con ansiedad o con ira. Por ejemplo, si somos insultados, vernos como inútiles favorece la ansiedad y el alejamiento, mientras que disponer de la sensación de poder sobre los resultados favorece la ira y la agresión.” Lazarus