25 años de la mayor tragedia laboral de la Comunitat Valenciana: el 3 de julio de 1997 murieron 18 trabajadores al explotar un buque en construcción en el puerto de València

Ayer 3 de julio se cumplió el 25 aniversario del mayor accidente laboral en la historia reciente de la Comunitat Valenciana. Hablamos de la tragedia del buque “Proof Spirit”, que explotó mientras se estaba construyendo en los astilleros de Unión Naval de Levante en el puerto de València. Murieron 18 trabajadores y otros 10 resultaron heridos.

La deflagración se produjo como consecuencia de la acumulación de vapores mientras cargaban combustible en los depósitos del barco, que estaba a punto de ser botado. La mayoría de los 18 fallecidos murió debido a una ráfaga de aire incandescente que les abrasó por dentro. Las bodegas del buque se convirtieron en una auténtica ratonera, en la que quedaron atrapados los fallecidos.

En 2005 el responsable de la sala de máquinas, su ayudante y el jefe de seguridad fueron condenados por homicidios por negligencia a penas de entre 18 meses y 2 años de cárcel. Pero ninguno de los tres entró en prisión al carecer de antecedentes penales. El buque “Proof Spirit” comenzó a construirse en 1996 en los astilleros de la Unión Naval de Levante y estaba destinado al transporte de líquidos químicos a granel.

El juicio

José María Ortuoste, encargado de la sala de máquinas del buque «Proof Spirit», que en julio de 1997 sufrió una explosión en la que murieron 18 trabajadores, ha aceptado una condena de dos años de prisión, mientras que su ayudante, José Molla, y el jefe de seguridad, Ramón Garzó, aceptaron año y medio.

Los abogados de los tres acusados, el comité de empresa personado como acusación particular y la fiscalía llegaron a un acuerdo en la vista celebrada ayer en el Juzgado de lo Penal número 2 de Valencia. Además, en la sentencia se aplicará el atenuante de reparación del daño, ya que los afectados y sus familiares han cobrado ya las indemnizaciones.

En el relato de los hechos quedó probado que en el buque hubo dos deficiencias graves de seguridad.

Por una parte, no se siguió el plan contra incendios del propio buque, haciendo trabajos calientes cerca de donde se estaba cargando combustible, sin carteles que indicaban la operación y además sólo había dos bomberos que desconocían incluso que se estaba llenando el depósito.

El otro gran error es que no se comprobó que el circuito era estanco, ya que esta operación se hizo por última vez mes y medio antes del día de la tragedia. Dentro del cúmulo de circunstancias que concurrieron aquel día destaca además que en la manguera había dos puntos de pérdida de gasóleo, que salía como un aspersor, muy mezclado con aire en el lugar donde se cortaba con radial y se soldaba con sopladores, con temperaturas que alcanzaban más de mil grados.

A pesar de todo, no se ha podido probar que aquel día estuviera mezclado el gasóleo con gasolina, aunque la combinación si aparecía en unas muestras que recogió después la Policía en el lugar de los hechos.

Cuando ocurrió el accidente el «Proof Spirit» estaba atracado en los astilleros del Puerto de Valencia y los trabajadores estaban en el interior del buque mientras la manguera cargaba el gasóleo en el depósito. Cuando se produjo la deflagración y la sala de máquinas se convirtió en un horno, las escaleras de salida fueron un embudo para las víctimas, que no pudieron salir. Dieciocho de los trabajadores perdieron la vida, la mayoría asfixiados.

En la instrucción del suceso, el juez incriminó a tres de los veinte imputados en un principio, al considerar que los hechos podrían ser constitutivos de 18 delitos de homicidio por imprudencia, diez de lesiones y uno contra los derechos de los trabajadores.

Fuente: Ondacero y ABC