Psicobióticos, las bacterias de tu intestino que ayudan a tu cerebro
Psicobióticos, las bacterias de tu intestino que ayudan a tu cerebro
Como muchas cosas en la ciencia, todo empezó con unos ratones. A finales del siglo XIX se descubrió la microbiota, esos 100 billones (con b) de microorganismos que viven en nuestro intestino, piel y cavidades corporales. Sabemos que estas bacterias influyen en el peso corporal, la digestión, el sistema inmunitario, el estado de nuestra piel y el riesgo de padecer determinadas enfermedades.
Pero, ¿qué ocurriría si no tuviéramos microbiota? En 2004 unos investigadores japoneses estudiaron a unos ratones sin bacterias. Estos ratones son genéticamente idénticos, y nacen y se crían en un entorno aséptico. Sin bacterias, estos pobres ratones tenían todo tipo de problemas fisiológicos, pero lo interesante es que su comportamiento también se veía afectado. Tenían una respuesta exagerada al estrés y no se querían relacionar con otros ratones.
Los descubrimientos no se pararon ahí. Usando trasplantes de materia fecal se convirtió a estos ratones en obesos. En otro experimento trasplantaron las heces de una persona deprimida a estos ratones sin gérmenes, que inmediatamente empezaron a dar señales de depresión.
Los psicobióticos en tu intestino
No es posible hacer experimentos con personas criadas en laboratorio libres de gérmenes. Pero, en la última década, las investigaciones han empezado a entender cómo el intestino y el cerebro están conectados en un sistema llamado eje intestino-cerebro (gut-brain axis), y ciertas bacterias tienen efectos sobre nuestro cerebro. Estas bacterias son los psicobióticos.
Hoy se asume que ciertos trastornos mentales como el autismo o la depresión, y las enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer o Parkinson, están mediadas por la inflamación y, a su vez, la inflamación está controlada por la composición de nuestras colonias de bacterias. Por ejemplo, se ha observado que entre el 40 y el 90 % de las personas que sufren de autismo suelen tener algún tipo de desorden intestinal, como colon irritable o intolerancia al gluten, y su flora intestinal se encuentra afectada.
Pero, ¿qué bacterias? Si supiéramos exactamente qué especies de bacterias necesitamos para protegernos contra la depresión y el Alzheimer, bastaría con tomar esos probióticos. Por desgracia no es tan sencillo. La microbiota intestinal es un ecosistema muy complejo que alberga entre 300 y 500 especies bacterianas diferentes, además de virus, hongos, arqueas y helmintos (gusanos parasitarios). No se trata de una bacteria determinada que falta o sobra, sino la interacción entre todas estas especies.
Aún así empiezan a aparecer patrones. Por ejemplo, las personas con depresión tienen un menor número de Bifidobacterium y Lactobacillus. Se ha visto que los enfermos de Alzheimer tienen menos Bifidobacterium, mientras que las personas con Parkinson tienen menos bacterias de los géneros Blautia, Roseburia y Coprococcus, que son antinflamatorias.
¿Qué bacterias necesitas para proteger tu cabeza?
En una revisión de 2020 se analizaron cientos de estudios sobre suplementos de tipos específicos de bacterias o alimentos (sobre todo fermentados) tenían efectos beneficiosos sobre el cerebro. En los estudios con ratones se observó que ciertas bacterias de las géneros Bifidobacterium y Lactobacillus mejoran los comportamientos asociados con la depresión y la ansiedad en los ratones, además del aumento de la neuroplasticidad.
Pero también hay ensayos clínicos con humanos. Los resultados son muy similares. Distintos tipos de lactobacilos, especialmente Lactobacillus casei, y bifidobacterias como Bifidofacterium longum, tienen efectos en la mejora de los síntomas de depresión y en los niveles de neurotransmisores asociados. También se ha observado una reducción de los niveles de insulina (indicador de inflamación) e incremento de antioxidantes como el glutatión.
Los investigadores aún están lejos de determinar qué combinaciones de bacterias pueden curar las enfermedades mentales, sin embargo quedan pocas dudas sobre las ventajas de tomar probióticos, empezando por los alimentos fermentados como el yogur, chucrut o kimchi.