Que las acciones del líder no dañen el centro moral de las personas a las que lidera

Que las acciones del líder no dañen el centro moral de las personas a las que lidera

Si las condiciones organizacionales dañan nuestro sentido de la justicia, que según algunas teorías de las ciencias sociales está integrado en nuestro cerebro, el efecto puede ser profundo en las personas
1 Marzo 2022

Redacción

La llamada ‘Gran Renuncia’ es un fenómeno laboral desarrollado en Estados Unidos principalmente en 2021. Consiste en la renuncia masiva de directivos y empleados técnicos en todas las industrias y profesiones. Esto ha llevado a expertos como Ron Carucci -autor de ‘To Be Honest’ y ‘Rising to Power’- y Ludmila N. Praslova, profesora y directora de Programas de Posgrado en Psicología Industrial-Organizacional en la Vanguard University del Sur de California a buscar las razones de esa decisión aparte de la preferencia por el teletrabajo o el trabajo en remoto.

Una de las conclusiones a las que llegan en un artículo reciente publicado en ‘Harvard Business Review’ es que los empleados ya no quieren ser cómplices, en su trabajo, de un comportamiento que entre en conflicto con sus valores y su sentido de la justicia. En este aspecto Carucci y Praslova concluyen que la decisión de cambiar de trabajo, como ocurrió con el 2,6% de los trabajadores estadounidenses en 2021 según informaciones del Departamento de Trabajo de Estados Unidos, se debe a una decisión de no ser partícipes o testigos de comportamientos en el lugar de trabajo que contradicen las propias creencias morales y que, además, tienen el potencial de dañar a otros física, psicológica, social o económicamente.

Primera mención

El daño moral es un término legal que surgió por primera vez en 1985 en la investigación de Stan V. Smith cuando era estudiante de doctorado en Economía en la Universidad de Chicago. El término afecta a bienes o derechos intangibles cuya pérdida o daño causa afección o perturbación en el ánimo o dignidad de la persona. Primero se estudió en veteranos que habían sido testigos de las atrocidades de la guerra y las investigaciones más recientes se han realizado en la atención médica, la educación, el trabajo social y ocupaciones con altos niveles de estrés y, a menudo, con recursos insuficientes.

Condiciones organizacionales

Carucci y Praslova plantean que las personas pueden llegar a abandonar las empresas en algunos casos “por rabia”. “Es posible que muchos se vayan porque su conciencia ha sido herida y su sentido innato de la justicia ha sido violado” indican.

Si las condiciones organizacionales dañan nuestro sentido de la justicia, que según algunas teorías de las ciencias sociales está integrado en nuestro cerebro, el efecto puede ser profundo en las personas. Esto implica, según datos de las investigaciones de Carucci, que tienen cuatro veces más probabilidades de actuar con interés propio e, incluso, deshonestidad.

Efectos del daño moral

Cada vez se conoce más del efecto fisiológico de las experiencias sociales y emocionales y se sabe, gracias a estudios realizados con resonancia magnética, que el dolor social se procesa en las mismas regiones del cerebro que el dolor físico. También se ha demostrado que el daño moral conduce a daños psicológicos, físicos, espirituales, conductuales y sociales duraderos. En cuanto a las reacciones psicológicas asociadas al daño moral se incluyen sentimientos de pena, ira, ansiedad, culpa, vergüenza o disgusto.

Qué puede hacer el líder para evitar ser la causa

Carucci y Praslova plantean unas recomendaciones dirigidas a los líderes para tratar de reducir el riesgo de ser la causa de daño moral a una o varias personas de su personal:

1.- Dar ejemplo de justicia y cumplir los mismos compromisos que pide a su equipo.

2.- Conocer a las personas que trabajan con él y su sistema de valores.

3.- Asegurarse de que se cuenta con los recursos adecuados para dar respuesta a las diversas exigencias y prioridades.

4.- No convertir los sobreesfuerzos y exigencias de cumplimiento en algo habitual.

5.- No pasar por alto el mal comportamiento en aquellos miembros del equipo que no están realizando su desempeño en la misma línea y compromiso que el resto del personal.

6.- Escuchar las quejas u observaciones del equipo cuando el propio líder se equivoca. Hay que pedir disculpas si es necesario, sin tratar de defenderse o explicarse, y hacer las paces con quien se ha sentido mal.

¿Qué opinas de este artículo?