La pobre formación técnica frena la reindustrialización
La pobre formación técnica frena la reindustrialización
La escasez de talento en el mundo empresarial es a día de hoy una realidad. La oferta no satisface la demanda de personas con competencias técnicas y experiencia dentro del mercado de trabajo. Este es uno de los «grandes dramas» ante los que se encuentra la economía española, ya que a pesar de que el número de desempleados se mantiene por encima de los tres millones –3.182.687, según los últimos datos del Ministerio de Trabajo–, el 60% de los puestos de trabajo se quedan sin cubrir, tal y como apunta la compañía de recursos humanos Adecco.
El futuro de algunas empresas queda en entredicho, ya que lo que «se ha vuelto a destapar es que en un mercado de cierto crecimiento en el empleo, hay una serie de perfiles que España no es capaz de proporcionar en los ratios que las empresas demandan», explica a LA RAZÓN Antonio López, director nacional de Soluciones Onsite en Adecco Staffing. En la actualidad, España tiene un problema de mano de obra generalizado, en el que se encuentran fuertes carencias en numerosos empleos, sobre todo en los perfiles sanitarios, tecnológicos y en los oficios más tradicionales como pueden ser los de logística que están en «plena efervescencia».
Por su parte, Juan Carlos Tejeda, director de Educación y Formación de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), asegura que la escasez de perfiles especializados tiene un impacto directo en la competitividad de las empresas, porque el nivel de cualificación de la sociedad «no es el adecuado» y además, las personas todavía continúan formándose en lo que «las empresas no demandan». «Esto es como una gran fábrica que forma sin tener claro a su cliente, que en este caso es la empresa, generando desempleo y clientes que no encuentran servicios para cubrir sus necesidades», apunta Tejeda.
Por lo tanto, desde la Confederación Española de la Pequeña y mediana Empresa (Cepyme) explican que una orientación a los jóvenes en los institutos sería de «vital» importancia para que conozcan las necesidades existentes en el mercado laboral y así evitar el «sentimiento de frustración» al que se enfrentan, al no ser capaces de encontrar empleo después de realizar las prácticas.
La formación, punto clave
Pero, ¿qué se podría hacer ante esta escasez de talento? La formación de los trabajadores es un elemento clave para la supervivencia y la competitividad de las empresas en España, en la que los centros formativos deberán adaptarse a las nuevas necesidades del mercado laboral.
Este problema generalizado se debe a que nuestro país ha propiciado históricamente que la gente acudiera a las universidades, dejando a la Formación Profesional (FP) como una «segunda vía». Sin embargo, en la actualidad, tal y como afirma Juan Carlos Bondía García, vicepresidente de Educación de la Asociación Red de Profesorado Técnico de Formación Profesional (Red PT-FP), existe «mucha más demanda laboral de gente técnica que no con carrera universitaria».
Tanto en la titulación universitaria, así como en la Formación Profesional, debería existir un «equilibrio» en la oferta. No obstante, hace años este era inexistente en España. «Cerca del 40% no tenían estudios, alrededor del 42% tenían titulación universitaria y aquí teníamos un déficit muy grave de técnicos con FP», asegura el profesional Bondía García.
Asimismo, a pesar de que cada vez son más las personas que se deciden a estudiar un curso de Formación Profesional llegando a alcanzar casi el millón de estudiantes, se observa que esta cualificación técnica sigue faltando en las empresas.
Una de las principales causas es que existe una carencia de centros de FP, por lo que la demanda de estos cursos es mayor que la oferta, un problema que lleva existiendo muchos años. «Hasta que no haya una concienciación real por parte de la clase política en la que tienen que hacer una inversión importante en la Formación Profesional, seguiremos así otros 20 años más», explica Juan Carlos Bondía García.
Tanto es así, que Blanca Mira y Gemma Pastor, estudiantes de FP de promoción de igualdad de género y electromecánica de vehículos, respectivamente, explican que las plazas son escasas y tienen varios conocidos que no han tenido la posibilidad de acceder a esta formación. «Si que es verdad que al haber tanta demanda de FP en estos módulos, es bastante fácil que te quedes fuera», sostiene Blanca.
Además, sumado a este problema se encuentra la falta de programas educativos actualizados, así como la existencia de unos centros desfasados de Formación Profesional que no cuentan con un material adecuado para el buen funcionamiento de las clases.
Desde Adecco, Antonio López explica la necesidad de una «mayor actualización» curricular de los grados medios y superiores, así como de los centros formativos para que estén en consonancia con lo que se está demandando desde el mercado laboral. Por su parte, la alumna Gemma Pastor explica desde su propia experiencia que «falta mucho por tocar» en electromecánica de vehículos con respecto a los híbridos y eléctricos, ya que tan solo dan un 2% de «todo lo que puedes ver» y afirma que necesitaría más formación en este aspecto.
Otro de los problemas es que existe una tasa de abandono altísima, ya que desde CEOE Tejeda asegura que «de los casi 20 millones de trabajadores, 11 de ellos trabajan sin ningún tipo de acreditación o título oficial». En concreto, en los cursos de formación profesional en los que se produce un mayor abandono es en el de grado medio, en el que el primer año existe un 30% y en el segundo año casi un 20%, tal y como afirma Bondía García.
«En primero éramos 32 en lista, en la segunda semana bajamos a 24 y al final los que nos hemos quedado a lo largo del curso somos 13 personas. Lo malo es que están quitando plaza a las personas que sí que quieren estudiar», asegura Gemma Pastor.
Empresas obligadas a formar
Ante esta situación, se considera que la conocida Formación Profesional no satisface las necesidades actuales del mundo laboral, por lo que en muchos casos son las propias empresas las que tienen que coger las riendas de la formación, ya que su propia supervivencia y competitividad están en juego.
El mundo empresarial se ve obligado a invertir recursos económicos en formar a sus propios trabajadores porque para una compañía «es más costoso no tener una vacante que tener cubrirla a través de los fondos económicos», asegura Antonio López de Adecco Staffing. A pesar de que es necesaria esta cualificación, ya que si no la existencia de empresas competitivas se desvanecería, esto no es posible para la mayoría de las compañías. En España, el 99% del tejido empresarial está compuesto por pequeñas y medianas empresas, para las cuales la formación supone una carga «muy grande» e inasumible en la mayoría de los casos.
Estas empresas viven el «día a día», tienen mucho trabajo y pocos recursos humanos para poder realizar esta formación. Por lo tanto, desde Cepyme defienden que el mundo empresarial forme a los trabajadores con la colaboración del Estado. En este sentido, junto con el Ministerio de Trabajo se está llevando a cabo una reforma que pretende «generar incentivos para que las empresas más pequeñas puedan hacer una formación mucho más sencilla, flexible y que no pierdan el tiempo». Sin embargo, esto puede suponer para algunos profesionales un «parche».
Todos estos profesionales coinciden en que es necesario que el Gobierno sea el encargado de llevar a cabo labores gubernamentales que realicen reformas profundas tanto en los sistemas educativos como en los formativos. Dichos cambios tienen que tener como «único pilar» común: el mundo empresarial. De esta forma se podrán encajar las necesidades de las empresas con la demanda actual de los jóvenes estudiantes, para que así se produzca un mejor ajuste en ambos sectores.