Desarrollo de competencias

Desarrollo de competencias

El desarrollo de competencias implica una transformación de la persona que se realiza según cuatro etapas: 1) Incompetencia inconsciente; 2) Incompetencia consciente; 3) competencia consciente; 4) competencia inconsciente.
14 Enero 2021

Redacción

Etapa 1: Incompetencia inconsciente Todas las personas poseemos una serie de competencias -conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes, valores- en diferentes áreas de la vida profesional, personal, etc. Del mismo modo, presentamos vacíos de los cuales no somos conscientes en otras áreas. A esta etapa, en la que no nos damos cuenta de nuestras carencias competenciales, se le denomina incompetencia inconsciente. Por ejemplo, no sabemos manejar un determinado programa de ordenador, pero no nos damos cuenta de nuestra falta de competencia hasta que las circunstancias nos obligan a utilizarlo.

Etapa 2: Incompetencia consciente En todo proceso de desarrollo de competencias es imprescindible darse cuenta de la necesidad de adquirir dicha competencia. Es un paso fundamental que nos dota del componente motivacional necesario y sin el cual sería imposible adquirir nuevas competencias. Esta etapa se denomina incompetencia consciente. Por ejemplo, para conseguir un proyecto es fundamental que dominemos el nuevo programa de ordenador.

Etapa 3: Competencia consciente Una vez adquirida la visión de la etapa anterior nos movilizamos para desarrollar la nueva competencia. Es el momento de adquirir nuevos conocimientos y desarrollar nuevas habilidades/destrezas impulsados por nuestras nuevas actitudes. Esta etapa recibe el nombre de competencia consciente. Siguiendo con el ejemplo propuesto, empezamos a trabajar con el programa, pero todavía debemos dedicar mucha atención a la ejecución para no cometer errores.

Etapa 4: Competencia inconsciente Igual que cualquier hábito, una vez desarrollada una nueva competencia y al practicarla de forma asidua pasa a convertirse en algo automático. Ejecutamos la nueva competencia sin darnos cuenta, sin haberle de dedicar un esfuerzo atencional. De este modo se alcanza la competencia inconsciente. Por ejemplo, transcurrido un tiempo somos capaces de ejecutar el programa pudiendo centrar a la vez nuestra atención en otras cosas, una llamada, la consulta de un compañero, etc.

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