Estudio del trabajo y nuevas formas de organización
Estudio del trabajo y nuevas formas de organización
Redacción
Estas dos expresiones serían calificadas por cualquiera que disponga de unos mínimos conocimientos matemáticos como de equivalentes, puesto que si se cumple la primera también lo hace la segunda, y viceversa.
Costos + Beneficio = Ingresos
Ingresos - Costos = Beneficio
Sin embargo, para un directivo de empresa no deberían ser equivalentes, aunque ambas sean ciertas, pero no siempre en la misma situación.
La primera muestra los ingresos como el resultado de añadir a los costos un beneficio, pero ¿puede una empresa, en nuestros días, establecer el beneficio que desea obtener y añadiéndolo a los costos establecer la cifra de ingresos? Ello será posible en una situación en la que los ingresos no sean la consecuencia de una situación de marcado, sino de una imposición, al mercado, de un precio de venta. Pocas son, y cada vez menos, las ocasiones en que tal situación es posible.
Nuestras empresas trabajan con la segunda de las ecuaciones en la que el beneficio es el resultado de los ingresos menos los costos. Los ingresos dependen, en buena medida, del resultado de las fuerzas operantes en el mercado, y la empresa dispone de los departamentos especializados para analizar la situación comercial tanto a nivel de competidores como de clientes para tomar las decisiones oportunas. Los costes dependen fundamentalmente de los recursos, tanto de bienes como de servicios, que la empresa adquiere al exterior así como de la utilización que de ellos haga la empresa. Uno de los recursos que interviene en todas las empresas es el recurso humano aportando su trabajo, físico o intelectual –aunque consideramos un eufemismo esta separación-, a las actividades que se requieren para la obtención de aquellos productos o la prestación de aquellos servicios, a través de cuya venta se obtendrán los ingresos.
En consecuencia, a la hora de establecer un determinado nivel de beneficio deseado, deberíamos empezar por preguntarnos cuál es nuestra capacidad de influencia sobre la cifra de ingresos y sobre la de costos. En la medida en que el comercio se mundializa, y la economía se globaliza, la capacidad de influencia sobre los ingresos disminuye, mientras que la capacidad de influencia sobre el monto de los costos, se mantiene o incluso puede aumentar.
Alguna de las posibilidades que últimamente han venido aplicando algunas empresas para contener o reducir la cifra de costos tiene poco que ver, por lo menos de una forma directa, con el estudio del trabajo. Nos referimos, por ejemplo, a la deslocalización de fábricas que se relocalizan en otros países donde consiguen, en la mayoría de los casos, una fuerza de trabajo más barata (por salarios, seguridad social, etc.) y unos impuestos más bajos cuando no la exacción de los mismos, aunque sea por un período de tiempo determinado. Otro ejemplo es el llamado “outsourcing” -cuya consecuencia es un incremento de la subcontratación por el que se someten a las fuerzas del mercado determinadas actividades que hasta el momento se venían realizando en el seno de la empresa.
En cualquier caso, consideramos que la obligación, no sólo de cualquier empresa, sino de todas las organizaciones privadas o públicas, con afán de lucro o sin él, es la maximización del beneficio. Evidentemente no es ésta la única obligación ni tiene porqué ser la primera y principal. Para evitar entrar en cuestiones que pudieran parecer fundamentalmente ideológicas, digámoslo de otro modo: la obligación de cualquier organización es obtener la mejor utilización posible de los recursos de que dispone.
La evaluación de la utilización de estos recursos puede realizarse desde diversos puntos de vista que conducirá a hablar en términos de productividad, rendimiento, eficacia, eficiencia, etc. Todos ellos son expresiones de la evaluación de la utilización de los recursos de la organización relacionada con los resultados obtenidos (y que en una simplificación inicial hemos denominado beneficios).
También, las técnicas utilizadas para mejorar la utilización de los recursos son diversas, atendiendo a la finalidad perseguida con la mejora y al tipo de recurso objeto de análisis. En cualquier caso, todas estas técnicas comparten una misma preocupación y, en la mayoría de los casos, no podemos considerarlas del todo independientes, sino que comparten herramientas y procedimientos.