Inteligencia emocional en la resolución de problemas

Inteligencia emocional en la resolución de problemas

Uno de los aspectos fundamentales de las habilidades sociales es la resolución de problemas.
30 Noviembre 2020

Redacción

Conocemos la capacidad de recuerdo de las emociones (y de su posible manipulación), a partir de los sentimientos como posibilidad consciente de análisis y gestión de todo el mundo emocional que nos mueve desde el inconsciente y a partir de los mecanismos más profundos de nuestra mente.

Parece claro que ante un determinado problema el cerebro recupera situaciones previas, el hipocampo y todas las partes del cerebro involucradas en el recuerdo actúan ante la situación intentando ver si en anteriores situaciones una respuesta concreta fue correcta, positiva y útil, o fue negativa para nuestro desarrollo.

La resolución de problemas es el mecanismo más claro de eso que hemos estado denominando “comunicación” entre la inconsciencia y la consciencia, entre las emociones y la capacidad de analizar y reflexionar sobre la realidad que nos rodea. Probablemente, eso sería la verdadera Inteligencia Emocional. Este diálogo nos proporciona la manera de responder de una manera dada ante un hecho que haya podido producirse anteriormente. Eso es factible tanto si la situación ha sido realmente cierta, si se ha dado en el mundo “real” o si se ha producido a través de una situación “falsa”, a través de la imaginación o de la creencia (individual o colectiva) de determinada situación y de la forma de reaccionar ante ella.

Daniel Goleman incluye en las Habilidades Sociales la influencia, la comunicación y el liderazgo, la catalización del cambio, la resolución de conflictos, el establecimiento de vínculos, la colaboración y la cooperación y las habilidades de equipo. Podemos asegurar que todos estos aspectos se formulan conjuntamente a partir de la experiencia consciente, de manera que hemos sido capaces de reconocer que un acto en concreto, una respuesta, que ha sido positiva o negativa para nosotros. La realidad de la resolución de conflictos nada tiene que ver con el azar o con una decisión informada de manera caprichosa, el cerebro actúa como portador de información y portador de los resultados de la actuación.

Los marcadores somáticos descritos por Antonio Damasio, la forma en la que las emociones impactan en la percepción, evaluación, decisiones y comportamiento, actúan como detectores de los aspectos somáticos corporales (“el bucle del cuerpo”) para proporcionar las informaciones oportunas, para disparar las emociones y los sentimientos pertinentes que nos orientan hacia una actuación u otra. Puede que la percepción somática sea real, pero lo importante en el estudio de la Inteligencia Emocional es el momento en el que un recuerdo, una sensación vivida anteriormente, algo imaginado, etc. actúan como potenciador y aportan la capacidad de decisión de nuestras actuaciones. Nos remitimos al aprendizaje que el ser humano es capaz de realizar para reconvertir una “sensación” (una emoción inconsciente) en una respuesta en forma de sentimiento, analizable, estudiable consciente y racional y generar una respuesta positiva para uno mismo y para el grupo.

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