Agile, ¿oportunidad o moda? Seis beneficios para tu empresa

Agile, ¿oportunidad o moda? Seis beneficios para tu empresa

Descubre cuáles son los beneficios de implantar la metodología Agile en tu empresa.
19 Octubre 2020

La transformación digital avanza a pasos agigantados y el proceso ha vivido una repentina aceleración como consecuencia de las condiciones adversas a las que actualmente hacen frente las empresas. Lo que antes denominábamos como entorno VUCA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo) haya evolucionado a un entorno catalogado como TUNA (Turbulento, Incierto, Novel y Ambiguo). Ambos acrónimos, que sirven para designar el contexto en el que, mayoritariamente, se mueven las empresas, tienen en común la incertidumbre y la ambigüedad.

Estas características, aplicadas a un mismo proyecto, son las que nos van a ayudar a recomendar un marco de trabajo en el que aplicar la metodología Agile, una filosofía que ha ido evolucionando para adaptarse al entorno. María Jiménez, socia fundadora de Inboldlab y profesora de The Valley, nos da las claves sobre cómo esta metodología afecta a las empresas y su forma de trabajar y cuáles son los beneficios de implantarla.

“Inicialmente, Agile nació como un conjunto de frameworks y metodologías de trabajo muy vinculados al desarrollo de software que, con diferencias en el enfoque, se caracterizaban por hacer pivotar todo el trabajo en torno al usuario y sus necesidades”, afirma Jiménez Barrios. En ese sentido, la profesora de The Valley habla de tres herramientas, scrum, que apuesta por la entrega temprana e incremental; de lean, que se centra en la eliminación continua de desperdicios, y de kanban, cuyo objetivo es reducir los plazos de entrega y la cantidad de trabajo en el proceso. “En los últimos 30 años estos métodos han ido sobrepasando las fronteras de los departamentos de tecnología de la información (TI) para utilizarse en el desarrollo de productos y servicios de áreas muy distintas y en entornos empresariales completamente diferentes”, añade Jiménez Barrios.

Esta constante evolución ha obligado a que el término Agile vaya más allá del concepto de su origen y vaya encaminado a convertirse en una nueva forma de pensar y actual a nivel global en las organizaciones. “Lo estamos viendo. Desde compañías que ya nacieron Agile como Spotify o Netflix hasta ejemplos como Walmart, Bosch, ING o Hoffmann-La Roche han evolucionado hacia ese nuevo concepto. Es un nuevo ADN que está llevando a las compañías a redefinir globalmente sus estructuras y promover el re-skilling de sus equipos para impulsar la ansiada business agility”, expone la socia fundadora de Inboldlab.

Atendiendo a los principales beneficios reportados por las empresas que han incorporado estas prácticas en el 14th Anual State of Agile 2020, Jiménez Barrios establece los seis beneficios de aplicar esta metodología en una organización.

  • Adaptabilidad al entorno: Agile supone una verdadera revolución copernicana en torno a los problemas y necesidades del consumidor, que propugna el diseño de soluciones de valor a problemas complejos del entorno con un enfoque empírico. Al enfrentarse a un problema, los equipos lo descomponen y desarrollan soluciones para cada módulo de forma incremental, creando prototipos y sirviéndose de la retroalimentación del mercado para crear e ir enriqueciendo esas soluciones de forma progresiva. De esta manera, enfocan verdaderamente su trabajo a las necesidades del cliente y logran adaptarse a los cambios del entorno en ciclos mucho más cortos. 
  • Mejor visibilidad de los proyectos: Agile apuesta por la transparencia radical y la autonomía. Los responsables de producto les dan visibilidad a los equipos sobre los objetivos de negocio y les dicen a los equipos dónde innovar, pero no cómo. Los equipos desarrollan su trabajo en estrecho contacto con el cliente, de tal forma que conocen el impacto final de su trabajo en el cliente y pueden monitorizar mejor la aportación de valor de su producto o servicio. 
  • Alineamiento de equipos: Las metodologías ágiles son una alternativa radical a la gestión de estilo de comando y control y significan una nueva configuración de los equipos y un nuevo estilo de liderazgo. Estas metodologías apuestan por grupos de trabajo pequeños, flexibles, multidisciplinares y auto-gestionados. Una vez engranados los equipos, este framework de trabajo se distingue frente a los sistemas tradicionales por lograr un equipo de personas mucho más alineadas, empoderadas y motivadas. 
  • Incremento de la velocidad y mejora del time to market: Aunque Agile no significa velocidad en sí mismo, la entrega temprana de valor al cliente y el desarrollo de productos de forma iterativa que caracterizan esta forma de trabajo, unidos a la reducción de capas de control y aprobación en la estructura que conllevan, genera este preciado efecto. Bien articulado, hablamos de equipos que no tardan tres años en lanzar un producto, servicio o solución, sino seis meses. 
  • Reducción del riesgo: Agile apuesta por trabajar bajo un enfoque puramente empírico, con ciclos de testeo y aprendizaje validado muy cortos que permiten tomar decisiones muy rápidas basadas en datos. Esto facilita dimensionar los proyectos de forma más ajustada a la realidad de cada momento, disminuyendo los riesgos asociados a cualquier entorno de incertidumbre. 
  • Calidad: Los equipos ágiles planifican en cada sprint las formas de mejorar la calidad del producto mediante el mejoramiento de la calidad de los procesos. Además, en cada uno de esos sprints o ciclos el feedback del mercado se vuelve parte del proceso, de tal forma que condiciona el siguiente ciclo de trabajo, en el que habrá que entregar un incremento de valor sobre el anterior ciclo. En el entorno actual, la perspectiva de una organización más adaptable ante los cambios del entorno, más rápida, con productos y servicios de más calidad y con equipos de trabajo mucho más flexibles y empoderados es sumamente atractiva. 

Estos beneficios justifican que Agile esté de moda. Pero ser Agile significa realmente cambiar las creencias, los comportamientos y, sobre todo, la forma de trabajar de toda la organización. “Esto no es sólo cuestión de metodología. Fundamentalmente, es cuestión de cultura, el principal impulsor hacia la business agility”, concluye María Jiménez.

Hacia la ansiada business agility en un proceso de formación continua

El entorno actual exige profesionales preparados para operar en circunstancias cambiantes e imprevistas, sobre todo ahora que hemos pasado de un en torno VUCA a un entrono TUNA. La mayoría de las empresas que son capaces de adaptarse con rapidez ya habían comenzado a trabajar en Agile, pero sólo contarán con trabajadores que manejen la tan ansiada business agility.

A partir de ahora, esta forma de trabajar va a ser más necesaria y valiosa que nunca.  En este curso con los que puedes aprender, de la mano de expertos en el sector, las metodologías que están revolucionando la forma de trabajar y te prepararás para adaptarte tú también al nuevo entorno generando valor y minimizando riesgos.

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