Esterilizaciones con Ozono. Sin formación es peligroso.

Dentro de los planes de reactivación empresarial de grandes empresas, en el sector turístico y hotelero, del gran consumo y del sector retail principalmente, me encuentro con frecuencia la utilización de los generadores de ozono de alta capacidad como la solución ideal para producir una esterilización completa de las instalaciones, siendo recomendable su utilización en espacios de superficies complejas, irregulares, llenas de oquedades y vericuetos. Además, es compatible con elementos cotidianos imprescindibles en nuestros centros de trabajo como son ordenadores, impresoras, etc.

Entiéndaseme bien, que la tecnología funciona. Está consolidada como una gran solución y esterilizante puntual, al tratarse de un extraordinario oxidante natural que, una vez actuado, se decanta por sí mismo, transformándose nuevamente en oxígeno y sin dejar rastro. El problema no es su capacidad técnica, no. Su problema es que en altas concentraciones, el ozono es incompatible con la vida. Absolutamente Letal.

Ante la necesidad de reabrir el negocio, podemos caer fácilmente en la tentación de adquirir estos equipos de alta capacidad con las que esterilizar nuestros edificios. Es más, quizás utilizarlo de forma recurrente, diseñando incluso un plan sectorizado y complejo para esterilizarlas con una cadencia determinada, asegurando a nuestros empleados y clientes que nos preocupamos por su seguridad y la de nuestra gente.

El ozono puede ser mortal. Sólo es una cuestión de tiempo. Los equipos, grandes o pequeños se dividen entre su capacidad de producción y de concentración, yendo desde los 3g o 5g, por ejemplo pequeños cañones con el destino de acabar con los olores molestos, hasta portátiles de 40g y hasta 70g/m3 de concentración. Hasta el equipo más pequeño puede llegar a generar una atmósfera letal, con el tiempo suficiente.

Una inmensa mayoría de estos equipos requirieren de la presencia física de un operario que los manipule. Solo una minoría están dotados de sistemas de control remoto y aun menos, adicionalmente, una sonda de concentración de ozono en Partes Por Millón (PPM), que nos indique telemáticamente, estando fuera de la sala a tratar, cuando es seguro volver a ella para retirar el equipo. Y este es un problema grave.

Si no dispone de una empresa cualificada para operarlos; bien por falta de oferta en el mercado, bien porque ha decidido amortizarlos rápidamente en un uso intensivo hasta la vacunación completa de la población y, por lo tanto, hasta la desaparición de la amenaza del COVID19, no debería hacerlo en una empresa donde no le ofrezcan con la compra, sin cargo adicional, una formación técnica adecuada, pero sobre todo, una formación en PRL a todo su personal.

Imaginemos un caso real. El caso de un hotelero que, en su buena fé, se decide a adquirir un lote de equipos para diferentes establecimientos de su cadena hotelera que utilizarán su equipo de mantenimiento para esterilizar los hoteles, cerrados y vacíos primero, antes de la reapertura, y un plan para esterilizar cada semana al menos una planta de su hotel, que trabaja a media capacidad, ocupándolas días después con los nuevos clientes que llegan a su establecimiento y a los que ofrecer una habitación y un espacio esterilizado. Imaginen por un momento qué desgracias pueden ocurrir en este establecimiento si no formamos adecuadamente al personal de la empresa y estos operan los equipos mientras los clientes, alojados, duermen en las plantas inferiores.

Partimos, claro, de que esta empresa no conoce de la existencia de soluciones técnicas alternativas y definitivas, como lo es la Ionización de Plasma Frio para la esterilización del aire y superficies en contacto, única tecnología reconocida en el “Manual de Tratamiento y Prevención del COVID19” editado por el primer hospital adscrito a la Facultad de Medicina de la Universidad de Zhejiang, autoridad mundial indiscutible en el combate contra la pandemia. La Ionización no sólo es totalmente compatible con la vida; debe considerarse como una protección colectiva viable dentro de los edificios, convirtiéndolos en espacios seguros, pues actúa silenciosamente de forma continua e intensiva eliminando volátiles en suspensión (VOC), aerosoles, virus y bacterias de amplio espectro. Nadie se lo ha explicado nunca…

Trabajar con altas concentraciones de ozono no es un juego. La gente puede morir. Apostad siempre por la información y la formación en PRL por parte de profesionales cualificados, y exigid en vuestra empresa una solución definitiva, colectiva y segura. Porque existir, existe. Sois los únicos garantes de la Ley PRL, lamentablemente, gravemente ignorada en los manuales de prevención contra el COVID19 del Ministerio de Salud y de Trabajo del Gobierno de España.