Los españoles son los más favorables de Europa a la clonación y la ingeniería genética
Los españoles son los más favorables de Europa a la clonación y la ingeniería genética
La Fundación BBVA ha presentado el tercer módulo de su Estudio Europeo de Valores. El trabajo considera valores y actitudes de la sociedad de cinco estados europeos (Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España). Tras un primer módulo referido al ámbito público (política, economía, medios, confianza en instituciones), y un segundo módulo dedicado a la esfera privada (religión, ética, prácticas objeto de controversia moral), se presenta ahora un tercero que se refiere a valores y actitudes hacia la ciencia, la tecnología y la naturaleza.
En términos generales, los españoles seguidos de los británicos, tienden a ser los más favorables hacia la ciencia y la tecnología. Coinciden con respecto a que la religión no debe poner límites a los avances científicos, pero, a diferencia de los ciudadanos del resto de países, los españoles creen que la ética tampoco debería ponerlos. Son los más favorables hacia las diferentes prácticas objeto de controversia moral: junto a los británicos, son los únicos que aceptan la modificación genética de plantas tanto para la producción de medicamentos como de alimentos.
Los españoles expresan también un mayor nivel de aceptación del uso de embriones humanos en la investigación y la edición genética de los mismos para evitar la trasmisión de enfermedades. Además, se apartan del resto de ciudadanos europeos por una mayor aceptación del uso de animales en investigaciones científicas.
Más confianza en los médicos
Los médicos y científicos son los grupos profesionales que generan mayor confianza (medias de 7,9 para los primeros y 7,3 para los segundos en España, y de 7,5 y 7,0 en el resto de los países, en una escala en la que 0 significa que "no confía en absoluto en ellos" y 10 que "confía absolutamente en ellos"). Les siguen los ingenieros (6,9 en España y 6,8 en el resto de los países) y los ecologistas (6,1 en España y 6,2 en el resto de los países). Los españoles se sitúan en torno al promedio de los otros cuatro países y son quienes expresan un mayor nivel de confianza hacia los médicos.
Una de las facetas principales de la confianza en grupos profesionales es la actuación ética. Existe un amplio consenso en todos los países al considerar a los médicos, seguidos de los científicos e ingenieros, como grupos profesionales que actúan de un modo ético.
La otra faceta de la confianza en grupos profesionales es la percepción de su competencia o capacidad para desarrollar su función. De nuevo, se produce un consenso mayoritario en todos los países al considerar a los médicos, científicos e ingenieros como grupos profesionales competentes y capaces.
Ciencia y religión
Los ciudadanos están divididos respecto a la naturaleza de la coexistencia hoy de la ciencia y la religión. Los alemanes son quienes más creen que ambos dominios conviven sin problema (media de 5,2 en una escala de 0 a 10, donde 0 significa completamente en desacuerdo y 10 completamente de acuerdo), mientras que los franceses son quienes están más en desacuerdo (4,3). En España, Reino Unido e Italia la percepción de coexistencia sin problemas roza el umbral de acuerdo (4,9).
Existe un amplio consenso en todos los países en torno a que la religión no debe poner límites a los avances científicos. Esta posición está especialmente extendida en España (82%), Francia (79%) y Reino Unido (78%) y, aunque mayoritaria, resulta más moderada en Italia (65%) y Alemania (60%).
Límites éticos a la ciencia
A diferencia de lo que ocurre con la religión, cuando se pregunta a los ciudadanos si creen que la ética debe poner límites a los avances científicos, en todos los países –salvo España– la mayoría considera que sí debe hacerlo, destacando en esta posición los alemanes (68%) seguidos de los franceses (57%). En el caso de los españoles, tan solo el 36% cree que la ética debe poner límites a la ciencia.
Esa valoración general se ve matizada cuando se consideran aplicaciones científicas específicas que afectan de manera central algunas facetas de la dimensión moral. En esos supuestos, en todos los países – incluyendo España – se observan actitudes de cautela o rechazo.
Clonación y modificación genética
Un caso claro es la clonación de animales, hacia la que existe un rechazo muy intenso y generalizado en todo los países (medias de tres o menos puntos en una escala de aceptabilidad de 0 a 10). En términos relativos, los españoles y británicos presentan las medias más altas (mayor aceptabilidad) y los franceses y alemanes, las más bajas. La clonación de seres humanos obtiene un rechazo aún más intenso (medias inferiores a los dos puntos), prácticamente universal y rotundo.
En cuanto a la modificación genética de animales para diferentes fines, España es el único país en el que esta técnica se sitúa en el umbral de aceptación (media de 5) para el caso de la producción de medicamentos, mientras que es rechazada para la producción de alimentos. En el resto de países, se trata de una técnica rechazada para cualquier fin, siendo particularmente más acentuada la desaprobación en Francia y Alemania.
En el caso de la modificación genética de plantas, los fines de esta práctica condicionan o influyen en la aceptación: cuando el objetivo es la producción de medicamentos se activa en mayor medida la aceptación que cuando se trata de usar esta técnica para producir alimentos. Tanto en España como en Reino Unido predomina la aceptación para ambos fines, mientras que en Italia y Francia se aprueba para el primero, pero no para el segundo. En Alemania, por último, en ningún caso se supera el umbral de aceptación.
Investigación con embriones y edición genética
La investigación con embriones humanos de unos pocos días con fines médicos se considera moralmente inaceptable en Alemania, Francia e Italia. El porcentaje que se sitúa en las posiciones de máximo rechazo (0 a 2) es muy amplio en Alemania (57%), y también alcanza la mayoría relativa en los otros dos países (45% en Francia y 42% en Italia). En España y Reino Unido, en cambio, las opiniones están más divididas entre quienes están a favor y en contra, con porcentajes más equivalentes de extremo rechazo (0 a 2) – 33% en España y 30% en Reino Unido) – y extrema aceptación (8 a 10) – 29% en España y 26% en Reino Unido –.
En los cinco países, existe división en las percepciones sobre la condición moral del embrión. Una parte de la población – el 36% en España y el 30%, de media, en el resto de los países – percibe el embrión como un conjunto de células sin condición moral; un segundo grupo – 21% en España y 24% en el resto – considera que tiene una condición a medio camino entre la de un conjunto de células y la de un ser humano; otro segmento – un 15% en España y un 17% en el resto – cree que tiene una condición moral más próxima a la de un ser humano que a la de un conjunto de células; y finalmente – un 21% en España, 23% en el resto – considera que tiene la misma condición moral que un ser humano.
Entre los que creen que es un conjunto de células, se aprueba su uso en España, Reino Unido e Italia. Y entre quienes consideran que su condición moral está a medio camino entre un ser humano y un conjunto de células, sólo supera el umbral de aceptación en Reino Unido.
Los fines también condicionan la aceptación de la edición genética de embriones: mientras que resulta ampliamente aceptada, salvo en Alemania, para evitar la trasmisión de enfermedades hereditarias (destacando la aceptación en España y Reino Unido), es ampliamente rechazada en todos los países en su uso hipotético para aumentar las capacidades mentales y, más aún, para modificar las características físicas.
Preocupación ante el cambio climático
Respecto a la problemática del cambio climático, no hay fisuras en considerarlo como un problema muy grave (medias de 8 y más en casi todos los países). El 80% en España y más del 60% en el resto de países califica de muy grave este fenómeno con las máximas puntuaciones (8,9 y 10).
La percepción sobre el posible curso futuro del fenómeno del cambio climático es pesimista en todos los países analizados, muy especialmente en Francia y Alemania, donde se percibe ya como irreversible y donde la opción predominante es la que sólo será posible paliar algunos de sus efectos. En España una mayoría relativa cree que todavía resulta posible revertir el cambio climático.