5 mitos detrás de la educación superior online

5 mitos detrás de la educación superior online

Las transformaciones traen consigo miedos que se convierten en sesgos, y aunque los modelos de educación superior online han desmitificado algunas creencias, aún quedan otras.
27 Noviembre 2019

Comprar y vender productos y servicios vía internet sigue siendo una actividad económica en construcción, en evolución. No solo nos encontramos con retos de seguridad y falta de información a la hora de deslizar una tarjeta de crédito para la compra de un bien, la oferta de servicios, entre ellos los educativos vienen venciendo con el paso del tiempo varios mitos.

Con el paso de los años la educación superior online ha ido derrumbando miedos y creencias que ponían en entredicho su idoneidad. En ese sentido, vale la pena aclarar que -en esencia- esa calidad depende de la institución que ofrece los programas y módulos a los estudiantes”, aclara un informe de Planeta Formación y Universidades, una red de instituciones de educación superior que solo ofrecen programas online. 

Lo que se puede concluir es que las nuevas generaciones de estudiantes están más familiarizadas con este tipo de ofertas al haber crecido en un mundo cada vez más digital y conectado con las redes y el internet. Recibir un programa online tiene varias ventajas como trabajar y estudiar al tiempo.

Cabe recalcar que las personas deben verificar si la institución a la que se inscriben cumple con los requerimientos de ley y normatividad. 

Mitos y realidades más comunes

-1). Baja exigencia académica: por lo general, para que los programas de educación superior online sean avalados por los entes reguladores, existen parámetros que permiten una exigencia académica al estudiante; si bien no asiste a una institución presencialmente, debe cumplir con procesos académicos, presentar exámenes, asistir a un mínimo de clases virtuales, realizar lecturas o tomar mentorías con sus tutores, lo cual hace del modelo un proceso riguroso y con una carga académica importante, pero dándole al estudiante autonomía para manejarla. Cada estudiante aprende a manejar sus tiempos para cumplir con sus obligaciones académicas. 

-2). Menor calidad: el modelo de educación superior online no es el que define la calidad como tal del programa, hay diversos factores que contribuyen a que brinde una adecuada formación. Uno de los más importantes, es revisar si la institución cumple con los requisitos exigidos por ley, en el caso de las instituciones pertinentes a Planeta Formación y Universidades, están reguladas en España, donde hay una alta exigencia en este asunto y la titulación que obtienen sus estudiantes es oficial.

En el caso colombiano, también existe una regulación expedida por el Ministerio de Educación. Así mismo, los avances tecnológicos han dado las herramientas precisas para transmitir los mensajes de manera apropiada a los alumnos para que digieran la información y se conviertan en aprendizaje. 

-3). Menos costoso, es malo: si bien es cierto que una de las ventajas de estos modelos es, precisamente, un costo menor a los programas presenciales, esto tiene que ver con que las instituciones deben invertir menos en recursos físicos como bibliotecas (las tienen en la nube o digitales), aulas, edificios o libros. 

Además, las clases online permiten atender a un mayor número de estudiantes conectados, superando las barreras físicas que impone un aula de clases para determinado número de personas sentadas. En el caso de OBS Business School en línea, la institución maneja planes de formación para sus profesores, con el fin de que dominen los modelos que difieren de los tradicionales como lo son las aulas de clase. 

-4). Alumnos a la deriva: parte de los grandes temores de inscribirse al modelo online, es no contar con el apoyo de un profesor que esté “cara a cara” solucionando las inquietudes académicas, por eso, la educación superior online dispone de tres contactos directos: el director del programa; el profesor que dicta cada uno de los módulos y un asesor que soluciona inconvenientes en cuestiones técnicas. 

En esa medida, las instituciones han enfocado esfuerzos para robustecer el servicio de contacto con el estudiante y hacerlo más potente. Esto hace la diferencia entre estudiar en una institución superior online a hacerlo con estudios de formación virtual, donde se encuentran cursos o programas más sencillos y cortos, además que no siempre cuentan con la figura de tutores y clases en línea. 

-5). Las plataformas tecnológicas son una barrera: los software y plataformas empleadas por las instituciones educativas son sencillas de utilizar, los procesos de aprendizaje son accesibles y rápidos, permitiendo que los estudiantes no deban tener conocimientos profundos en tecnología para culminar sus programas con éxito. Estas plataformas brindan experiencias educativas didácticas y son compatibles con los diferentes dispositivos móviles como celulares o tablets.

Al tener un perfil de personas maduras dentro de este modelo, aún hay cierta resistencia a la tecnología (temor), creen que puede ser algo demasiado sofisticado de manejar y piensan que puede ser un problema para su aprendizaje, pero cuando inician el proceso cambian su mentalidad y comprenden su practicidad,afortunadamente las nuevas generaciones son más digitales y el mito ha ido perdiendo fuerza.

Planeta recuerda que una manera de diferenciarse por parte de las instituciones que brindan educación superior online, es a través de sus campus virtuales, están invirtiendo -cada vez más- para que sean un valor agregado, es decir, un producto ampliado del servicio en general. Un tiempo atrás la tecnología no estaba lista y hoy encontramos un sector más desarrollado que trae consigo la necesidad de mejorar estos campus online, que mejoran la experiencia de los alumnos; en otras palabras, no es solo un lugar para conectarse y descargar documentos, deben ser más dinámicos y entretenidos.

Eso sí, antes de matricularse en algún programa verifique que la institución cuente con el aval del Ministerio de Educación. También verifique los costos asociados al grado y otros derechos que se suelen cobrar al final de cada programa. 

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