No desesperes si odias tu trabajo: puede ser un camino a la innovación
No desesperes si odias tu trabajo: puede ser un camino a la innovación
Toy Story se había estrenado cinco años antes y había sido la primera película animada por computadora en convertirse en un éxito de taquilla. Le siguieron Bichos: Una aventura en miniatura, de 1998 y que fue bien recibida por la crítica, y Toy Story 2, de 1999, que fue la película animada más exitosa del año.
Preocupados por no dormirse en sus laureles, los fundadores del estudio cinematográfico, Steve Jobs y Ed Catmull, contrataron al primer director externo de la compañía, Brad Bird, para mover un poco las cosas. La película más reciente de Bird hasta ese momento, El gigante de hierro había sido un fracaso en taquilla; cuando Bird propuso su idea para una nueva película en Pixar, le dijeron que jamás funcionaría: se necesitarían diez años de trabajo y la animación costaría 500 millones de dólares.
Bird perseveró. Reclutó a un grupo de personas que no estaban muy contentas dentro de Pixar —inadaptados cuyas ideas habían sido ignoradas— para que trabajaran con él. Juntos hicieron Los increíbles, que ganó dos premios Oscar y recaudó 631 millones de dólares en taquilla global, con lo que superó todos los éxitos previos de Pixar (y cabe mencionar que costó menos de 100 millones de dólares).
Normalmente evitamos a las personas frustradas en el trabajo; no necesitamos que nos embrollen con sus quejas y cinismo. Pensamos en quienes están descontentos como cascarrabias que nos impiden progresar o, peor aún, como Dementores que eliminan cualquier alegría a su paso. Y con justa razón los consideramos así: una respuesta natural a la frustración es entrar en la reacción de lucha o huida. La gente inconforme muchas veces hace como en la película Enredos de oficina (Office Space); es decir, entra en modo de lucha al sabotear el lugar de trabajo o en modo de huida al hacer lo mínimo necesario solo para que no la despidan.
Sin embargo, hay una tercera manera de reaccionar ante la frustración: cuando estamos insatisfechos, en lugar de luchar o huir, a veces inventamos.
La frustración es la sensación de que te están impidiendo alcanzar una meta. Aunque suene como una emoción destructiva, en realidad puede ser un motor de creatividad. Cuando nos sentimos frustrados, rechazamos el statu quo, cuestionamos cómo se han hecho siempre las cosas y buscamos métodos nuevos y mejorados. Pero la evidencia sugiere que la insatisfacción solo fomenta la creatividad cuando la gente se siente comprometida con su equipo y tiene el apoyo necesario para poner en marcha sus ideas.
Cuando Bird reclutó a la gente descontenta en Pixar no solo estaba buscando animadores enojados.
“Yo busco gente que esté descontenta porque conoce una mejor manera de hacer las cosas, pero no cuenta con facilidades para demostrarlo”, me dijo Bird. “Son como autos de carreras que solo hacen girar sus llantas dentro de un garaje en lugar de hacerlas girar en la pista”. Encontró personas que estaban frustradas porque les importaba su trabajo y empezó a escucharlas. Después tuvo que tomar una decisión: ¿establecería una meta sencilla o una difícil?
En un estudio clásico de psicología laboral se pidió a los participantes jugar tejo; cada quien podía decidir desde dónde tirar. Muy pocos eligieron una distancia fácil, desde donde sin grandes dificultades podrían acertar más de la mitad de los tiros. La gran mayoría prefirió distancias con un mayor grado de dificultad; aquellas donde las probabilidades de acertar eran menos de una en tres. Uno esperaría que las personas obsesionadas por sobresalir en se impusieran a sí mismas este reto, pero incluso los menos motivados prefirieron colocarse más lejos.
¿Por qué?
Sorpresivamente, la gente suele sentirse atraída por las metas difíciles. Décadas de investigación muestran que las metas extremadamente difíciles y específicas nos motivan a trabajar más duro y de manera más sagaz. Claro, siempre y cuando nos sintamos comprometidos y apoyados. La mayoría de nosotros prefiere una tarea con solo 50 por ciento de probabilidades de éxito en lugar de una más sencilla.
A Bird le gustan las probabilidades todavía más bajas. A su recién descubierto rebaño de ovejas negras le dijo que todos los demás pensaban que la labor era imposible. Juntos le hicieron frente al reto y probaron ideas que otros técnicos y animadores convencionales no habían considerado. Por ejemplo, tras reconocer que sería muy costoso y complicado simular agua en una computadora, usaron una videograbación de una piscina real. En lugar de diseñar un platillo volador, lo sustituyeron con un objeto más sencillo de animar: un plato de comida. Para animar los músculos de toda una familia de superhéroes, usaron figuras sencillas, como óvalos, y fueron diseñando uno al lado de otro.
Así que no dejes de considerar a los inadaptados de tu equipo. Averigua por qué están frustrados e invítalos a resolver los problemas que encuentran. Los resultados pueden ser… increíbles.