Incendios en viviendas: actuación policial

Incendios en viviendas: actuación policial

El número de incendios en viviendas ocurridos en España durante el año 2017, según el estudio “Víctimas de Incendios en España 2017” de la Fundación MAPFRE y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos, se estima en algo más de 23.000, lo que supone una media de unos 63 incendios diarios.
31 Enero 2019

El número de personas fallecidas en esos siniestros, según datos del mismo estudio, fue de 144 en el año 2017 y de 133 en el 2016, concentrándose algo más de la mitad de esos fallecidos en los meses de invierno.

La intervención de los agentes de policía en este tipo de siniestros es habitual y en algunas ocasiones estas actuaciones se saldan con agentes heridos o intoxicados.

INTERVENCIONES DE ALTO RIESGO

Los incendios en interiores son actuaciones de alto riesgo por el humo, los gases, las llamas y el calor que se generan y por la posible aparición de fenómenos como el flashover o el backdraft que pueden complicar y cambiar una situación aparentemente controlada por otra incontrolada con un grave riesgo para la vida de los intervinientes.

Una de las funciones de la policía es auxiliar y socorrer a las personas que se encuentren en peligro como puede ser el caso de personas atrapadas en incendios en viviendas, pero en este tipo de situaciones las maniobras de rescate pueden ser complejas y peligrosas y para intervenir con seguridad y garantías es necesario contar con formación y conocimientos del comportamiento del fuego en interiores así como el uso de ropa de protección y  de equipos de respiración autónoma.

Las unidades policiales no cuentan con medios de protección y de actuación y en muchas ocasiones sus agentes tampoco han recibido formación sobre incendios en viviendas, por lo que sus intervenciones se deben realizar siempre con la máxima precaución y siguiendo los protocolos operativos establecidos si se dispone de ellos.

HUMOS Y GASES

Los humos y gases que se producen durante la combustión constituyen uno de los principales riesgos de los incendios en viviendas.

Se estima que entre el 75 y el 80% de las personas fallecidas en los incendios se debe a la inhalación de los humos y gases que se generan durante los incendios.

Estos humos y gases tienen efectos tóxicos e irritantes y disminuyen la concentración de oxígeno en el aire, pudiendo llegar a provocar la muerte si la concentración desciende por debajo de niveles del 6%. En condiciones normales la concentración de oxígeno en el aire es del 21% y con tasas inferiores al 16 o 17% ya se producen mareos, fatiga y dificultad para moverse.

Algunos de los gases que se generan durante los incendios son muy tóxicos, como es el caso del dióxido y del monóxido de carbono o del cianuro de hidrógeno. La inhalación de estos gases, aun a bajas concentraciones, puede tener efectos mortales. Concentraciones de 0,2% de monóxido de carbono son suficientes para llegar a producir la muerte de una persona.

Otros gases del incendio: Acroleína, ácido clorhídrico, dióxido de nitrógeno, cloruro de hidrógeno, amoniaco, fosgeno, etc.

Además de sus efectos tóxicos e irritantes, los humos y los gases del incendio actúan dificultando las operaciones de evacuación y rescate ya que disminuyen la visibilidad y generan desorientación y reacciones de pánico en los afectados.

También son peligrosos por las altas temperaturas que pueden alcanzar y que hacen que su inhalación puede provocar graves quemaduras en el aparato respiratorio y en los pulmones.

La expansión de estos humos y gases a altas temperaturas por las escaleras, huecos de ascensores, rejillas de ventilación o falsos techos también puede provocar que el incendio aparezca en puntos alejados del foco inicial y que en principio no se habían visto afectados (transferencia de calor por convección).

Las altas temperaturas que alcanzan provocan que el humo y los gases asciendan, acumulándose debajo del techo y formando lo que se denomina el colchón de humos y gases. Por debajo de ese colchón se sitúa el plano neutro y por debajo de él queda una zona libre de humos y gases, que se ira reduciendo a medida que la acumulación de humo y gases sea mayor.

Por ese motivo, si tuviéramos que entrar o atravesar alguna estancia afectada por el humo deberíamos gatear por debajo del plano neutro, lo más cerca posible de suelo, protegiéndonos la boca y la nariz con algún trapo o pañuelo húmedo y reduciendo la respiración al máximo para reducir el humo inhalado.

En estas situaciones es muy sencillo desorientarse, por lo que es conveniente ir pegado a la pared para que nos sirva de guía. En las maniobras de rescate, los bomberos para evitar esa desorientación suelen utilizar una cuerda guía o la propia manga como línea de vida, procurando que siempre se queda alguien junto al acceso para servir como punto de referencia a los bomberos que entran en la estancia.

EL CALOR

La temperatura ambiental que se puede alcanzar en un incendio depende de varios factores pero es muy fácil que en pocos minutos se alcancen temperaturas del orden de los 800ºC.

Las llamas por su parte pueden llegar a alcanzar fácilmente temperaturas de unos 1200ºC e incluso superiores.

Estas elevadas temperaturas permiten que el incendio continué desarrollándose transfiriendo calor por conducción y radiación a otros elementos.

Los efectos del calor en las personas van desde el agotamiento y los problemas respiratorios hasta las quemaduras, no siendo necesario estar en contacto con las llamas para que éstas se produzcan. Debido a las elevadas temperaturas basta con estar cerca de ellas para que en pocos minutos aparezcan.

Las quemaduras pueden ser de primer grado, de segundo o de tercer grado. Las primeras son superficiales, las de segundo grado afectan a parte de la epidermis y las de tercer grado afectan a todo el espesor de la piel, pudiendo llegar incluso hasta el musculo y el hueso.

Si la ropa arde durante el incendio, lo más seguro es detenerse (no hay que correr ya que se avivaría el fuego) y tirarse al suelo y con la cara tapada con las manos revolcarse sobre uno mismo hasta que se apague, resultando muy efectivo para apagar las llamas cubrir a la persona afectada con una manta.

FLASHOVER Y BACKRAUGHT

Son fenómenos muy peligrosos que pueden darse en incendios en interiores y que arrasan con todo lo que se encuentran a su paso.

El flashover se produce en espacios con ventilación, mientras que el backraught se produce en espacios sin ventilación o con una ventilación limitada.

El flashover o combustión súbita generalizada, explicado de una manera sencilla, se produce cuando en un espacio cerrado se esta produciendo un incendio y debido a las altas temperaturas que se alcanzan, todos los elementos combustibles que hay en ese lugar comienzan a arder de manera súbita provocando una especie bola de fuego que va a inundar todo el espacio generando radiaciones térmicas que podrían llegar a los 170 kW/m² imposibles de resistir aun usando ropa de protección.

El backraught, backdraft o explosión de humo se da en espacios cerrados donde se ha producido una acumulación de gases del incendio y no hay ventilación o ésta es escasa y en un momento dado se produce una aportación de oxígeno (por ejemplo al abrir una puerta) produciendo la inflamación de los gases y provocando una deflagración que generará una bola de fuego de efectos similares al flashover.

Ambos fenómenos son muy peligrosos y para detectarlos se tienen que tener conocimientos sobre el comportamiento del fuego en interiores.

ACTUACIÓN POLICIAL

El alto riesgo de las intervenciones en incendios en edificios hace que los servicios de bomberos, como regla general, desaconsejen la intervención de agentes de policía en maniobras u operaciones de extinción o de rescate en edificios afectados por las llamas o inundados por el humo.

En estos casos es más conveniente esperar la llegada de los bomberos, recopilando toda la información posible del siniestro, auxiliando a las personas afectadas y asegurando el lugar y preparándolo para su llegada y la de los equipos sanitarios.

Es necesario preparar los accesos y emplazamientos de los vehículos de bomberos teniendo en cuenta sus dimensiones, por lo que puede resultar muy útil activar una grúa para desplazar vehículos que pudieran dificultar o obstaculizar las labores de los bomberos.

Unidades de bomberos que se suelen activar en incendios en viviendas: Dos bombas urbanas pesadas, un vehículo de mando y una vehículo de altura.

También es importante preveer zonas de estacionamiento para los vehículos de emergencias médicas y de otros servicios relacionados con los suministros eléctricos y de gas del edificio, así como rutas de llegada y de salida que faciliten la labor de evacuación de los equipos médicos sin generar problemas de atascos. Siendo conveniente retirar los vehículos policiales de estas zonas.

Se deben delimitar las zonas de trabajo de los diferentes servicios de emergencia, evitando que curiosos o vecinos puedan acceder a las mismas generando situaciones de riesgo innecesarias. Es conveniente que estos últimos estén localizados por si fuera necesario recabar nuevos datos o información acerca del siniestro.

CONSEJOS DE AUTOPROTECCIÓN

Realizadas esas consideraciones sobre la actuación policial en los incendios, es necesario recalcar que los agentes de policía deben evitar exponerse de manera inútil y no deben realizar acciones que puedan superar sus capacidades o posibilidades y que podrían llegar a generar situaciones de peligro para ellos mismos u otras personas, agravando las consecuencias del incendio.

Ante un aviso de un incendio en una vivienda es necesario activar de forma inmediata a los bomberos, sin esperar a llegar para comprobarlo, ya que se perdería un tiempo esencial.

Si se trata de un conato de incendio o las dimensiones del fuego son reducidas se puede intentar sofocar con el extintor portátil de dotación (teniendo en cuenta su limitada capacidad). Si el humo ya ha hecho su aparición es conveniente usar desde el primer momento algún tipo de mascara autofiltrante o capucha de rescate* que limite la inhalación y si no es posible, al menos, protegerse la nariz con un pañuelo húmedo.

* Este tipo de medios de protección no impiden totalmente la inhalación de gases y humos de los incendios. Su protección es limitada y su uso debe quedar supeditado a que los agentes hayan recibido información sobre su capacidad protectora y sobre los riesgos de los que protege y formación sobre su uso y funcionamiento.

Si no se puede extinguir se debe intentar confinar el incendio, cerrando la puerta de la estancia donde se este desarrollando y todas aquellas que nos encontremos al paso. La puerta de la vivienda se debe cerrar dejando un trapo en el resbalón o con las llaves puestas en la cerradura, de manera que los bomberos puedan acceder posteriormente con facilidad.

Al abandonar la vivienda, además de cerrar la puerta, también es conveniente cortar el suministro de electricidad y de gas.

Las puertas abiertas facilitan la propagación del incendio y la expansión de los humos y gases que pueden terminar inundando escaleras y otras plantas del edificio dificultando la evacuación y facilitando el desarrollo del incendio en otros puntos (transferencia de calor por convección).

Si tenemos que abrir alguna puerta, hay que hacerlo muy lentamente, protegidos por la pared y preparados para cerrarla rápidamente ante la presencia de llamas o humo. Nunca se deben abrir si notamos que la puerta o el pomo están calientes o si por debajo de ella sale humo.

EVACUACIÓN Y CONFINAMIENTO

La evacuación de un edificio de viviendas afectado por un incendio es una decisión que deben tomar los bomberos. En ocasiones, puede resultar mucho más seguro permanecer en el domicilio (confinamiento) que intentar escapar por zonas que puedan verse afectadas por el humo o las llamas.

Como norma general no se deben ordenar evacuaciones masivas y descontroladas y hasta la llegada de los bomberos solo se deberían evacuar las viviendas situadas en plantas inferiores a la vivienda incendiada y siempre que estemos seguros que el recorrido de evacuación no se va a ver afectado por el humo o las llamas.

Tampoco se deben realizar evacuaciones que impliquen atravesar espacios inundados por el humo o que pudieran inundarse durante la evacuación y debido a la dinámica ascendente de los humos y gases y como norma general, también esta desaconsejado huir en dirección ascendente porque además podríamos encontrarnos con que la salida a la azotea este cerrada y quedaríamos atrapados por el humo en el hueco de la escalera.

Totalmente desaconsejado el uso de ascensores en estas situaciones

Si la evacuación no es posible, lo más adecuado y en muchas ocasiones lo más seguro, es confinarnos en la estancia en que nos encontremos, cerrando todas las puertas y colocando toallas, ropa o trapos húmedos en las rendijas para evitar que el humo entre, alertando de nuestra situación a los servicios de emergencia a través del teléfono o a través de las ventanas.

INFORMACIÓN Y FORMACIÓN

Queda patente que las intervenciones en incendios en edificios de viviendas son actuaciones complejas y peligrosas y para afrontarlas con garantías es necesario tener conocimientos y formación sobre el comportamiento del fuego en interiores.

Los agentes de policía deben actuar con precaución, sabiendo lo que se debe y lo que no se debe hacer y evitando acciones que puedan agravar las consecuencias del incendio.

La administración tiene la obligación de informar a los policías de los riesgos de las actuaciones en incendios por su doble papel de trabajadores y de integrantes de los servicios de emergencia y además tiene la obligación de formarlos para afrontar esas intervenciones, siendo muy conveniente que las jefaturas establezcan procedimientos y protocolos de actuación para estos casos y que se revisen después de cada intervención.

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