De procrastinar, nadie se escapa…

De procrastinar, nadie se escapa…

No es extraño que durante la Revisión Semanal detectes que hay algunas acciones que vas «arrastrando» semana tras semana.
25 Octubre 2018

La primera semana, no pasa nada, pero en las posteriores empiezas a «olerte» algo. Encima, a partir de ese momento, de alguna manera, «destacan» cada vez que revisas la lista para elegir qué hacer. Pero nada, ni con esas te pones con ellas. Siguen quedando allí.

¿Te suena lo que está pasando? Estás procrastinando. No pasa nada, nadie es immune a la procrastinación. Si bien hay una serie de hábitos y buenas prácticas que te pueden ayudar a reducirla.

Hay un par de razones por las que esto sucede más habitualmente de lo deseable. Conocerlas, puede ayudarte a ponerle remedio y no alargar innecesariamente esta situación.

La primera tiene que ver con que se haya producido un cambio en las circunstancias que originaron la acción. Algo ha pasado y ahora ya no tiene sentido llevarla a cabo, en este caso, simplemente debemos borrarla.

Pero también puede pasar que hayas perdido el interés, o hayas rebajado la importancia que le diste inicialmente. No pasa nada, esto ocurre. No debes sentirte mal por ello, tus prioridades también pueden cambiar. Pongamos un ejemplo sencillo, ves una película de Marvel, te asalta el «hype» y decides que vas a empezar leer comics. Así que redactas una acción relacionada con buscar cuál comprar primero. Pasan los días y el «hype» va reduciéndose ¿Estás obligado a comprarlo? Por supuesto que no. Por lo tanto ¿qué es lo más lógico? Moverlo a la carpeta Algún día/Tal vez.

La segunda razón ya es un tema más ligado a una «mala praxis». Más allá de si una acción está bien redactada -recordemos que este también es un factor clave para no procrastinar-, lo que acostumbra a pasar es que algunas de las siguientes acciones que tienes en tus listas, realmente no lo son. Normalmente, en estos casos, nos encontramos frente a proyectos.

Si bien, en mi experiencia, y concretando un poco más, lo más frecuente es que:

  • Exista alguna acción previa a la que tenemos descrita en nuestra lista, no hemos acertado en la concreción de la siguiente acción. Nos hemos «olvidado» algo.
  • Que en lugar de acciones, tengamos pequeños subproyectos, ya que efectivamente tenemos un proyecto relacionado en nuestra Lista de Proyectos. En este caso hay una insuficiente granularidad.
  • En lo que llamamos proyectos «evidentes» o «autogestionados», al ver muy clara la secuencia de acciones, caemos en la tentación de intentar un atajo y redactar una especie de «acción global» más cercana al resultado (proyecto) que a una siguiente actividad física y visible (siguiente acción). Como ejemplo de esto: el típico «cambiar el aceite del coche».
¿Qué opinas de este artículo?