El sindicato más poderoso de Europa exige en Alemania la semana laboral de 28 horas con ligera pérdida salarial
El sindicato más poderoso de Europa exige en Alemania la semana laboral de 28 horas con ligera pérdida salarial
El sindicato más poderoso de Europa, el alemán IG Metall, que cuenta con más de 2,3 millones de afiliados, está decidido a cambiar el paso de Alemania en materia de conquistas sociales y por ende el de la Unión Europea. El pasado 31 de diciembre expiraron los acuerdos convenidos por el sector, que afecta a 3,9 millones de trabajadores, y el desencuentro con la patronal es notable, debido a que IG Metall ha pedido una subida salarial del 6% y la posibilidad de que los trabajadores reduzcan la semana laboral a 28 horas con una muy pequeña pérdida salarial.
Respecto a la subida salarial, la distancia con la oferta de la patronal, Gesamtmetall, del 2% es elevada, pero nadie duda que no sería un obstáculo insalvable, y se podría llegar a un acuerdo en torno al 4% o algo menos, duplicando la inflación del año pasado. Sin embargo, sobre la reducción de la jornada laboral, el desacuerdo parece total. Las condiciones políticas y económicas del país juegan no obstante a favor del sindicato.
Por un lado, la locomotora económica de la Unión Europea marcha a todo tren, habiendo creado 650.000 nuevos empleos en 2017, y el objetivo que apuntó la canciller Merkel de lograr el pleno empleo en 2025 parece muy factible, y ya es casi una realidad en los landers más ricos, como Baviera y Baden-Wurtemberg. Alemania anunció ayer que el desempleo disminuyó por cuarto año consecutivo, situándose en el 5,3% (en zonas del Este llega al 10%). Estas cifras, y el aumento al 2,5% de la previsión oficial de crecimiento para este año, fortalecen las demandas sindicales.
Éstas sin duda estarán presentes en la atmósfera de las negociaciones que comienzan la próxima semana entre los socialdemócratas y los conservadores, del partido de la canciller Merkel, para formar un gobierno con apoyo mayoritario en el Legislativo. Los socialdemócratas confían en conseguir por ley que los empresarios están obligados a ofrecer un contrato a tiempo completo cuando el trabajador lo requiera tras haber trabajado a tiempo parcial durante un periodo de tiempo suficiente.
La reducción de la jornada laboral a 28 horas es una apuesta moderna, ya que sintoniza con la demanda social de conciliación del trabajo y la vida privada, y muy exigida por las nuevas generaciones. Los empresarios y sindicatos alemanes, muy habituados al pacto, ya acordaron hace años la jornada laboral de 4 días semanales en el grupo Volkswagen cuando a mediados de los años noventa estaba al borde de la quiebra, pero la petición de ahora es muy diferente.
Los sindicatos son conscientes de que no pueden dejar pasar la oportunidad que brinda la marcha económica y la falta de mano de obra cualificada en el país, que exigirá una política de inmigración y formación pactada, para reclamar la tan manida flexibilidad en el empleo esta vez en beneficio de los trabajadores.
IG Metall reclama que los asalariados puedan pedir la jornada de 28 horas por cansancio, cuidado de niños pequeños o de los padres dependientes. La reducción desde las 35 a las 28 horas no supondría la pérdida equivalente, sino una menor, del salario correspondiente a las 7 horas trabajadas de menos. El tiempo de esta capacidad de flexibilizar la jornada sería de 2 años de duración, con el compromiso de los empresarios de asegurar al trabajador el regreso a la jornada completa.
Paros parciales este mes en las grandes empresas
El sindicato, ante el rechazo rotundo de la patronal, ya ha anunciado paros parciales en todo el país a partir del 8 de enero, cuando comienza la negociación de los políticos, y si antes de que termine el mes, los empresarios no se atienen a negociar, comenzarán los paros de 24 horas e incluso se plantean una huelga general, lo que no ha ocurrido en los últimos 15 años.
La patronal estaría dispuesta a hablar si la reducción de jornada se acompañase del mismo nivel de pérdida salarial y teme además que en caso de ceder sea masiva la adopción de trabajar menos por parte de los trabajadores, lo que agravaría la falta de empleo cualificado en un sector que cada día lo exige más por la automatización que conlleva.
Dentro de la patronal son las poderosas pymes, vitales en la industria alemana, las que más se oponen a negociar la jornada y alegan que una vez que se abra la espita, habría un contagio en todo el sistema económico del país. De momento, IG Metall ya ha convocado a sus afiliados en fábricas de Porsche y otras grandes empresas, como Bosch, para que realicen paros de una hora con el fin de calentar la próxima negociación con la patronal, prevista para dentro de 7 días. Si el sindicato alemán consigue en gran parte que sus peticiones sean satisfechas se abriría en toda Europa una puerta para el cambio y que los trabajadores comiencen a beneficiarse de la mejora de la economía, generalizada en la Unión Europea.
Fuente. La Celosía