Los recortes por la crisis enferman a médicos y enfermeros
Los recortes por la crisis enferman a médicos y enfermeros
Unos 2.000 sanitarios y 1.400 millones de euros menos en la sanidad catalana en cuatro años pasan factura. La crisis ha hecho mella en el sector y, si la calidad asistencial no se ha visto apenas resentida por los recortes ha sido —y en esto coincidían el Gobierno con Boi Ruiz al mando del Departamento de Salud y la oposición— gracias al “sacrificio” de los sanitarios. Pero este esfuerzo no ha salido gratis. Las rebajas han agudizado una situación ya habitual entre los profesionales de la salud: el estrés y el agotamiento se han incrementado hasta límites insalubres. Según una encuesta del sindicato Metges de Cataluña (MC), en 2013, en plena crisis económica, el 46% de los médicos catalanes sufría agotamiento emocional en el trabajo.
Aunque no hay datos globales que lo evidencien, los expertos consultados coinciden en que los recortes y todo lo que ello supone —mayor carga de trabajo, peores condiciones laborales y más presión asistencial, entre otras consecuencias— han afectado a la salud de los sanitarios catalanes. Los síntomas del síndrome burn out (o síndrome del profesional quemado), que se manifiesta en forma de un fuerte desgaste emocional y físico y una escasa apetencia e interés por el trabajo, son cada vez más visibles en los pasillos de los hospitales y en las consultas. La encuesta realizada por MC en 2013 a más de 2.700 médicos catalanes reveló que el 20% padecían burn out sin saberlo.
“El burn out es un tema al que no se le ha prestado bastante atención y es difícil de medir. Pero yo veo personal que acude a mi consulta y lo que han supuesto los recortes, con más carga de trabajo, es el factor principal que genera este síndrome”, sentencia el doctor Ricard Navinés, miembro de la Sociedad Catalana de Psiquiatría de la Academia de Ciencias Médicas. El psiquiatra asegura que, de base, los sanitarios ya son “más vulnerables” a sufrir burn out, “por el estrés y el agotamiento emocional de tratar con enfermedades graves que pueden implicar la muerte, comunicarse con los pacientes y su familia o trabajar en equipo”. El principio y el final de la vida laboral son los momentos de más riesgo. “Alrededor del 60% de los médicos residentes puede sufrir estrés”, apunta Navinés. Un estudio del Colegio de Médicos de Barcelona (COMB) señala que el 30% de los residentes sufre malestar mental al acabar el período de prácticas.
“La causa del burn out es que los descansos no están en relación con las cargas de trabajo. Entre el 14% y el 50% de la enfermería de medicina interna, oncología o urgencias está sometida a esta situación”, sostiene Mar Agüero, responsable de salud laboral del sindicato Satse. Entre los médicos, según la encuesta de MC, el 47% reconoce un trato distante con el paciente y el entorno laboral, esto es, despersonalización en el trabajo, uno de los síntomas del burn out. “Está claro que ha habido un aumento de casos. En la encuesta detectamos que el burn out afecta un poco más a los hombres (22%). El perfil es de médicos entusiastas, adictos al trabajo y muy competitivos”, describe Rosa Alcolea, delegada de MC y autora del informe.
Sin embargo, pese a las experiencias a pie de consulta y a los informes que corroboran un aumento del malestar mental entre el personal sanitario, los programas que han desplegado los colegios profesionales para tratar al sanitario enfermo —PAIM en médicos y Retorn en enfermeros— no detectan un incremento de las consultas por problemas de salud mental. “Desde el punto de vista asistencial, corresponde más al médico de salud laboral. Al PAIM llegan casos más vinculados a trastornos psicoadictivos”, señala el doctor Gustavo Tolchinsky, del COMB. Con todo, sostiene que “debe haber muchos casos infradiagnosticados, aunque hay factores externos que hacen unos profesionales más vulnerables que otros”.
Montse Martínez, responsable del programa Retorn en el Colegio Oficial de Enfermería de Barcelona (COIB) señala que los motivos de consulta son, en un 70% de los casos, “por trastornos adaptativos y depresión”, pero la cifra de afectados se ha mantenido estable estos años. “Nosotros no hemos detectado un repunte pero esto debe ser porque el ser humano es muy resistente y tiene una intensa capacidad de adaptación”, aduce Martínez. La cuestión económica, para la delegada de Satse, también influye: “La gente evita hacer bajas porque le reducen el sueldo”.
La presidenta de la Junta de Personal del Hospital de Viladecans, Eliana López, afirma que la situación es “insostenible” y que los profesionales aguantan porque tampoco confían en los equipos de prevención de riesgos laborales. “Se ven situaciones de estrés constante en urgencias y en unidades de hospitalización. La gente siente mucho agobio porque, además de la carga de trabajo, está el alto grado de responsabilidad. Yo he visto a compañeras llorar de impotencia, otras que se les cae el pelo, que vomitan, crisis de ansiedad… Desde hace cuatro años es lo habitual”, denuncia.
Fuente: EL PAÍS