Los cuatro ingredientes de la creatividad
Los cuatro ingredientes de la creatividad
«Cada uno de mis libros
me ha matado un poco más»
(Norman Mailer)
Son muchas las teorías acerca de la inspiración y la creatividad. No hay una fórmula mágica ni a todas las personas les funcionan los mismos métodos.
La buena noticia es que, aunque a veces la creatividad se origina en sitios que escapan de nuestro control (puntos A y B), la mayoría de las veces se origina en otros que sí podemos trabajar y entrenar para conseguir una mente más entrenada y proclive a las buenas ideas (puntos C y D). Por ejemplo, cursando un master sobre creatividad y diseño. Pero empecemos por el principio.
A. Talento innato / mente creativa
Sobre el primero de los puntos no se puede hacer mucho. Algunas personas son más imaginativas que otras. Lo han sido desde niños, provocando sorpresa a su alrededor por sus ocurrencias o su habilidad. La genética las hizo así, sin que ellas pusieran mucho de su parte.
Los que tienen la suerte de contar con este talento tienen gran parte del camino hecho, pero no todo: a continuación veremos que en la creatividad influyen otros muchos aspectos.
Y aquellos que no destacaban por ser imaginativos o tener iniciativa tampoco tienen todo perdido: dicho talento puede suplirse en gran medida por interés y la combinación de los dos últimos puntos (entorno y formación) en la medida adecuada.
B. Genios externos / musas
En su charla TED de 2009, la escritora Elizabeth Gilbert recomendaba un «truco» para que el artista no se frustrara si su creación no tenía éxito: pensar que el éxito o el fracaso no eran únicamente responsabilidad suya.
Ella se remitía a los «daimons» o «genios inspiradores» de la antigua cultura griega y romana, y a otros ejemplos más actuales como los de la poetisa Ruth Stone o el cantante Tom Waits, para explicar que es posible (y recomendable) considerar que a veces la inspiración no procede del autor, sino que le llega desde algo externo. Cuando un autor lo concibe así, dice, no se angustia tanto si no recibe inspiración. Se consuela pensando que «no es del todo su culpa», que él está haciendo su parte del trabajo y debe seguir haciéndola independientemente de la reacción que este suscite.
Por supuesto, al quitar al autor responsabilidad y presión, también le quita mérito cuando todo sale bien.
Si bien estos dos primeras fuentes de inspiración, el talento innato y los entes inspiradores (si estos existen), no proceden del artista y, por tanto, son más incontrolables; hay otras que sí se pueden trabajar para tener una probabilidad mayor de éxito en el trabajo creativo:
C. Entorno inspirador: lugares, situaciones
Hay lugares y momentos más inspiradores que otros.
Aunque uno no los busque conscientemente, se encuentra con que acontecimientos como un desamor o el nacimiento de un hijo cambian el volumen o la calidad de sus ideas. También puede hacerlo el traslado a otra ciudad o unas vacaciones en un entorno natural.
Las mentes creativas se esfuerzan por buscar entornos donde las ideas broten más fácilmente.
Pero, además de buscar esos sitios o momentos inspiradores que se salen de la rutina, no hay que olvidar el tiempo de trabajo diario. Picasso decía que «la inspiración existe, pero debe encontrarte trabajando». No todas las ideas llegan en un momento de ocio o en mitad de la noche. Es importante que dediques un tiempo considerable a tu actividad creativa y que pongas todos los medios a tu alcance para que tu espacio de trabajo y tus rutinas sean inspiradoras.
D. Búsqueda de estímulos: eventos / formación
Una vez aceptado el punto tres, que el entorno o los acontecimientos pueden inspirarnos, no tenemos más que provocar esas situaciones inspiradoras en lugar de simplemente esperar a que se presenten.
Rodearnos de gente ocurrente, decir «sí» a los planes diferentes o consumir productos culturales son cosas que podemos hacer para trabajar una mente curiosa.
Jordi Blasi, profesor del Máster en Desarrollo de Producto y Modelado Digital de ESdesign y colaborador del Blog de Expertos de la escuela, recomienda buscar la creatividad, por ejemplo, en eventos como los siguientes, que abarcan desde la arquitectura hasta la moda pasando por el diseño en cualquiera de sus vertientes:
1. Open House
Tras una idea aparentemente simple, cientos de voluntarios se organizan cada año para mostrar lo mejor de la arquitectura de sus ciudades en unas jornadas de puertas abiertas a edificios públicos y privados. Barcelona, Buenos Aires, Nueva York, Melbourne, Madrid o Monterrey son solo algunas de las sedes de este evento internacional que inició su andadura en Londres el año 1992.
2. Bienal Iberoamericana de Diseño
Cada dos años, la Central de Diseño del Matadero de Madrid se convierte en el punto de encuentro del diseño Iberoamericano. Profesionales e instituciones de toda la Península y de América Latina dan a conocer sus proyectos en este foro.
Dedicado al diseño gráfico y a la creatividad, Blanc Festival hace especial hincapié en el diseño emergente, el aprendizaje y la creación de sinergias entre los profesionales, empresas y asistentes. Va por su novena edición.
Aunque probablemente lejos del glamour de las semanas de la moda de Nueva York, París o Milán, el 080 Barcelona Fashion se ha consolidado con los años en un expositor alternativo para dar a conocer las propuestas emergentes más disruptivas del diseño nacional.
Organizado por el Adi-Fad, la Asociación de Diseñadores Industriales del FAD, Demo se focaliza en las prácticas experimentales que derivan de esta profesión. Un conjunto de conferencias, talleres e instalaciones que nos sacuden de la rutina diaria estimulando nuevas prácticas creativas.
Los que se dedican a profesiones creativas tienen fama de depresivos o un poco locos. La tienen en parte por la constante angustia sobre la aceptación de la obra propia. Pero esa angustia puede reducirse si se acepta que A y B no dependen realmente de la persona, y que C y D se pueden promover y trabajar con el objetivo de atraer mejores resultados en el trabajo