Cómo perder el miedo a delegar y no morir en el intento

Cómo perder el miedo a delegar y no morir en el intento

Desterrar el miedo a delegar supone aceptar que el trabajo puede salir adelante aunque lo realicen otras personas y con formas diferentes a las que hubiéramos empleado
28 Diciembre 2015

A priori, todos sabemos lo que es delegar, pero es uno de los actos que más dificultad comporta para cualquier miembro de una empresa, ya sea un directivo, un mando intermedio o, incluso, entre compañeros de una misma división.

En todos esos casos, se experimenta temor a que las tareas, que hasta entonces se han desempeñado de forma óptima, se vean afectadas, creándose así una enorme bola de nieve que se podría haber evitado con el reparto pretérito de trabajo, es decir, haciéndolo nosotros.

Desterrar el miedo a delegar supone aceptar que el trabajo puede salir adelante aunque lo realicen otras personas y con formas diferentes a las que hubiéramos empleado; también supone aceptar que, cuando se delega, se hace un ejercicio de confianza en nuestro compañero o en nuestro equipo.
Este camino de asunciones implica un proceso. Mientras se produce el mismo, ¿cómo podemos perder el miedo a delegar sin morir en el intento? Javier González, CEO y coach en el Instituto Superior Magna Coaching, ha facilitado algunas claves.

  • Menos es más. No tienes que delegar la tarea más importante de la estructura. Por ello, es recomendable que comiences por encomendar tareas menores y observar la actitud, entrega, realización y resultado que aporta la persona designada para ello. De este modo podrás atender otros asuntos de mayor calado mientras realizas un reparto de tareas proporcionado.
  • Tómate tu tiempo para designar a la persona adecuada. Es importante que tengas identificadas las fortalezas y debilidades de los miembros de tu departamento para que, así, puedas hacer un reparto de tareas equilibrado y congruente en función de sus competencias y habilidades.
  •  Al delegar se cede parte del cometido, un cometido que, durante los primeros meses, se puede continuar supervisando para que el ”traspaso de poderes” sea progresivo, tanto para ti como para la persona que recibe las nuevas tareas.
  • Contempla esta situación como una oportunidad para crecer, mejorar los resultados y motivar a los trabajadores con nuevos retos y responsabilidades.

 Fuente: RRHHpress

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