7 habilidades clave para los trabajadores en la economía digital

7 habilidades clave para los trabajadores en la economía digital

La economía digital implica cambios en el modelo laboral que suponen un esfuerzo de adaptación a los trabajadores, en un entorno de cambio rápido y marcado por la incertidumbre que conlleva el creciente proceso de automatización de muchos procesos empresariales.
18 Julio 2017

Los trabajadores para sobrevivir ya no tienen que basarse tanto en la acumulación de conocimientos técnicos, a los que ya se puede acceder de forma relativamente sencilla a través de Internet, sino en potenciar una serie de habilidades clave que les permitan utilizar dichos conocimientos y adaptarse.

A buen seguro, la siguiente relación no incluye todas las habilidades que debe desarrollar un trabajador que quiera tener éxito en el entorno de la economía digital, pero creo que representan un buen punto de partida para reflexionar sobre la magnitud de los cambios a los que estamos asistiendo:

Inteligencia emocional

Se suele decir que los robots no tienen inteligencia emocional, al menos de momento, y precisamente ahí es donde debemos centrarnos si queremos competir con ellos a nivel laboral. La empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de tratar de entender sus circunstancias y deseos, es una habilidad que se ha de potenciar para tratar de encontrar oportunidades donde otros no las ven.

Creatividad 

Una persona creativa es aquella que es capaz de procesar de forma distinta a la habitual la información que tiene a su alrededor, de tal modo que la creatividad puede definirse como el proceso de pensamiento que nos ayuda a generar ideas, que al fin y al cabo son la base del proceso innovador. Con la llegada de nuevas fórmulas de trabajo y la aparición de nuevas tecnologías, los trabajadores tienen que aprender a potenciar su creatividad para poder así beneficiarse de los cambios que irremediablemente se presentan, incluso para liderarlos. Y digo aprender, porque considero que ésta es una habilidad que puede llegar a adquirirse. Es cierto que hay personas que de forma innata se muestran más creativas, pero también es algo que puede potenciarse a través de la práctica dentro de un entorno adecuado.

Pensamiento crítico 

Las ideas que puedan ser desarrolladas por los trabajadores a través del proceso creativo han de pasar por el tamiz del pensamiento crítico, el cual permite analizarlas y evaluarlas de forma reflexiva y razonada, abstrayéndose de influencias externas, para poder elegir la mejor opción.

Flexibilidad 

Si el mercado laboral demanda flexibilidad, los trabajadores han de aprender a ser flexibles. Aquí estoy refiriéndome tanto a la capacidad de adaptarse a las nuevas fórmulas de trabajo que se están generalizando (freelance, por proyecto, colaborativo, etcétera) como a la de colaborar con personas y grupos con diferentes formas de pensar y actuar.

Capacidad de negociación 

En el nuevo modelo laboral resulta fundamental la capacidad de los trabajadores para negociar y crear ambientes adecuados para la colaboración. Esta habilidad se ha de basar en el logro de acuerdos del tipo win-win (ganar-ganar), donde las partes enfrentadas lleguen a una solución beneficiosa para todas ellas.

Orientación al servicio 

Una de las diferencias fundamentales que suele argumentarse entre los modelos de negocio tradicionales y los que nacen con la economía digital es su diferente orientación: al producto los tradicionales (“fabrico este producto, te lo vendo”), al cliente los nuevos (“qué necesitas, me adapto”). Pues bien, esta diferenciación también es aplicable a los trabajadores ahora, los cuales han de mostrar sensibilidad hacia las necesidades de los clientes, entendidos en sentido amplio, es decir, tanto externos (aquellos a los que la empresa vende sus bienes o servicios) como internos (aquellos miembros de la organización que reciben los resultados de procesos anteriores).

Coordinación con otros

La complejidad del nuevo entorno obliga a que las tareas se realicen por equipos que se forman con personal en plantilla de las compañías y también subcontratado. De este modo, se forman equipos multidisciplinares hechos a medida para la realización de proyectos concretos, los cuales se desmontan una vez que se alcanza el objetivo. Esta forma de trabajar exige un esfuerzo de coordinación muy importante por parte de las personas involucradas, las cuales incluso pueden ver cómo su rol cambia de un equipo a otro.

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