Los 5 factores de la personalidad y 10 Rasgos prevalentes

Los 5 factores de la personalidad y 10 Rasgos prevalentes

Existe un cierto acuerdo entre los expertos en personalidad en afirmar que la personalidad puede categorizarse en estos 5 grandes rasgos que fueron descritos en la teoría del Big Five personality traits.
21 Marzo 2017

La definición de cada uno de ellos es la siguiente:

(Factor O): Apertura a la Experiencia

Muestra en qué grado un sujeto tiende a buscar nuevas experiencias personales y concibe de una manera creativa su futuro. La persona abierta a la experiencia tiene una relación fluida con su imaginación, aprecia el arte y la estética, y es consecuente con sus emociones y la de los que le rodean. Prefieren romper con la rutina y suelen poseer conocimientos sobre amplios temas debido a su curiosidad intelectual. Su opuesto es la Cerrazón a la Experiencia (o al Cambio). 

Los individuos que puntúan bajo tienen intereses más convencionales. Disfrutan de lo sencillo más que de lo complejo, ambivalente y sutil. Suelen observar las ciencias o el arte como disciplinas poco prácticas. Prefieren la familiaridad a lo novedoso; son moderados y apegados a la tradición.

(Factor C): Responsabilidad

Refiere a cuán centrado está el sujeto en sus objetivos, además de cuán disciplinado se muestra para la consecución de dichos fines. Podríamos decir que la persona con alta puntuación en el factor C es un individuo organizado, con capacidad de concentración, que termina sus tareas y que piensa antes de tomar una decisión.

(Factor E): Extraversión

Define el grado en que el sujeto se muestra abierto con los demás y canaliza su energía en contextos sociales. Dicho de otro modo, el factor E examina cuánto le agrada a un sujeto estar rodeado de otras personas, cuánto le gusta expresarse ante los demás, etc. Su opuesto es la Introversión, que se caracteriza en personas reservadas, que a menudo son tachados de antipáticos. Suelen ser ciertamente independientes, prefieren la rutina y el ambiente familiar. 

Prefieren estar solos y no les agrada formar parte de bullicios de gente, lo cual no quiere decir que sean menos felices. Frecuentemente se muestran tan animados como el que más en círculos estrechos de amistad. Son más reflexivos que los extrovertidos, y tienden menos a la acción.

(Factor A): Amabilidad

Es el grado en que la persona se muestra respetuosa, tolerante y tranquila. La persona amable es aquella que confía en la honestidad de los otros individuos, tiene vocación para ayudar y asistir a quien lo necesite, se muestra humilde y sencillo, y es empático hacia las emociones y sentimientos ajenos.

(Factor N): Estabilidad emocional

Define en qué grado una persona afronta sin problema las situaciones complicadas de la vida. Los sujetos tranquilos, no muy proclives a sentir rabia o a enfadarse, suelen permanecer animados y gestionan muy bien sus crisis personales. 

Dentro de los rasgos de personalidad, el Factor N es aquél que encontramos con alta puntuación en las personas moderadas y sosegadas.

Existen muchas críticas a los sistemas basados en un líder y jerarquías rígidas. El principio de Peter, por ejemplo, se basa en la idea de que los empleados ascienden hasta llegar a su punto de máxima incompetencia. De ahí que en muchas organizaciones sea evidente que los cargos más importantes están ocupados por gente que no sabe muy bien lo que hace, es decir, por líderes que han llevado sus capacidades a un límite no asumible. Sin embargo, lo que todos esperamos de una organización con gente que manda y gente que sigue órdenes, es que los primeros, independientemente de su nivel de competencia relativa, al menos hayan llegado a su posición por méritos propios.

¿Hasta qué punto se está haciendo bien el trabajo de selección de personal en este sentido? Pues, según una investigación en psicología, parece que las empresas y organizaciones jerarquizadas son un coladero de oportunistas involuntarios. Gente que, sin saberlo, se beneficia con el hecho de tener ciertos rasgos faciales.

Líderes que lo son por la cara

El estudio, que se publicó en la revista The Leadreship Quarterly, muestra que una serie de personas escogidas al azar es capaz de saber a qué se dedican los líderes sólo fijándose fotografías en blanco y negro de sus caras. Esto significaría que las personas que aparecen en las imágenes podrían haber llegado a sus cargos de responsabilidad, en parte, gracias a cierta predisposición inconsciente a elegir líderes con determinados rasgos faciales.

Estos investigadores concluyen que las personas encargadas de seleccionar a los perfiles de alta responsabilidad podrían estar fiándose de criterios tan irracionales como la evaluación de la cara a la hora de seleccionar una candidatura. Pero no sólo eso: cada puesto requiere un tipo de liderazgo especial, y también los rasgos faciales elegidos en los líderes varía según el puesto al que optan.

Adivinación

Los investigadores se han basado en una serie de experimentos para llegar a esta conclusión. Lo primero que hicieron es constatar que hay estudios en los que se relaciona apariencia facial y las probabilidades de alcanzar posiciones de liderazgo. Sin embargo, ellos se centraron en los sesgos que presumiblemente existen a la hora de asignar puestos de liderazgo concretos a personas sólo mediante la evaluación de sus caras.

Para ello, seleccionaron 614 personas voluntarias residentes en Gran Bretaña y se les mostró de manera individual una serie de fotografías en blanco y negro en las que se mostraba la cara de ciertos líderes estadounidenses, no conocidos al otro lado del Atlántico. Este grupo de líderes estaba compuesta por CEOs de grandes compañías, generales de la armada, gobernadores elegidos entre 1996 y 2006 y entrenadores deportivos. A cada participante se le nombraba una categoría (por ejemplo, "generales de la armada"), y a partir de ese momento este debía decir cuál de las dos caras que se le mostraban correspondía a ese tipo de líder. Luego, cada uno de ellos expresaba su grado de seguridad en sus capacidades "adivinatorias" puntuándose en una escala del 0 al 100.

Lo cierto es que, a pesar de tender hacia el pesimismo a la hora de evaluar su grado de certeza en las decisiones, los voluntarios se mostraron inusitadamente hábiles a la hora de relacionar a los líderes con su profesión real. El único tipo de líder que se les resistió fue el de los políticos, ya que en estos casos no acertaron más de lo esperable por el azar (es decir, un 50% de las veces).

Liderazgo, rasgos y estereotipos

En un segundo experimento conducido por el mismo equipo de investigadores, 929 participantes británicos evaluaron 80 de las caras de los altos cargos en 15 aspectos diferentes: extraversión, masculinidad, carisma, etc. Esta vez, sin embargo, los voluntarios no sabían que estaban viendo caras de líderes. No se les proporcionó ninguna información adicional sobre las personas que aparecían en las fotografías.

Como resultado de este ejercicio, los investigadores comprobaron que ciertos líderes tendían a puntuar alto en algunas dimensiones que están relacionadas con estereotipos propios de su área profesional. Por ejemplo, las caras de los militares puntuaban alto en masculinidad y bajo en calidez, mientras que los CEOs puntuaban alto en "nivel de competencia". Cabe recordar que estas puntuaciones las daban personas que no tenían ni idea de a quién estaban evaluando.

El problema

Esta línea de investigación es una muestra más de que muchas organizaciones no están siendo tan racionales como cabría esperar a la hora de seleccionar a sus líderes, personas con una alta responsabilidad en el éxito colectivo de la empresa. Importantes seleccionadores de personal podrían estar dejándose llevar por apreciaciones subjetivas sobre cómo debe ser la apariencia de los altos cargos, siguiendo a rajatabla los cánones que dicta el estereotipo.

Desde luego, evaluar la cara de alguien puede ser más fácil que medir aspectos tan abstractos como la capacidad de liderazgo, las habilidades sociales o las habilidades de negociación; entre otras cosas, porque juzgar a alguien por su estética es un proceso automático. Sin embargo, no deja de ser cierto que organizaciones basadas en la complejidad del trabajo en equipo merecen también una selección de personal igualmente compleja y racional.

Cuáles son los rasgos de personalidad que definen a un líder?

Los grupos humanos (empresas, partidos políticos, sindicatos…) se caracterizan por invertir mucho tiempo y esfuerzo en detectar y desarrollar a los líderes del futuro. La importancia en este punto suele centrarse en la detección de perfiles con buen potencial en atributos intelectuales, comunicativos, y hasta físicos. Esta visión presupone que existe un número conocido de rasgos personales que debe tener un líder, rasgos que han podido ser bien acotados. 

Las características de la personalidad del líder

La caracterización de las habilidades del líder ha sido estudiada a partir de pruebas de carácter personal y también mediante la observación de la conducta en contextos grupales. Esta línea de estudio ha logrado correlacionar casi la totalidad de los rasgos del liderazgo. 

A continuación, resumimos los diez rasgos de personalidad prevalentes en las personas con gran capacidad de liderazgo según estas investigaciones.

1. Habilidades comunicativas

La comunicación debe operar en dos direcciones: expresar de forma clara y asertiva las ideas, instrucciones y opiniones, así como conseguir que el mensaje sea escuchado y comprendido. También es propio de un líder la capacidad para saber escuchar y tomar en cuenta todas las opiniones, individuales y colectivas, que lleguen a él.

2. Inteligencia emocional

Los investigadores Salovey y Mayer (1990) caracterizaron inicialmente la Inteligencia Emocional como la «capacidad de gestionar las emociones y los sentimientos propios y ajenos, de discernir tales sentimientos y de emplear esta información para corresponderla con acciones precisas». Los sentimientos movilizan al sujeto, por eso la inteligencia emocional es un rasgo clave del líder.

3. Capacidad para determinar metas y objetivos

La dirección de un grupo requiere saber cuál ha de ser la hoja de ruta para guiarlo. En ausencia de metas y objetivos precisos, el esfuerzo puede resultar estéril, y el grupo puede sentir frustración. Los objetivos deben ser coherentes con la capacidad del grupo: no es efectivo establecer metas inalcanzables.

4. Capacidad de planificación y desarrollo

Cuando ya se han fijado los objetivos, es imprescindible trazar un plan para lograrlos. Este plan debe planificar todas las acciones que deben cumplirse, los tiempos, las personas que las realizarán, los recursos que se emplearán…

5. Autoconocimiento proactivo

Un buen líder debe ser consciente de sus virtudes y debe sacarles el máximo rendimiento. Obviamente, también es conocedor de sus debilidades, y lucha para intentar mejorar.

6. Autodesarrollo y asistencia a los compañeros

Un líder es capaz de crecer mientras ayuda a que los demás se desarrollen. Para mejorar, no le es necesario hacerlo “a la defensiva”; no es esclavo de su rol grupal o de su reputación. Ayuda a crecer al grupo enseñando a los demás, delegando tareas y creando espacios de acción y comunicación para que las otras personas se sientan útiles y valoradas.

7. Innovación

Tratará de hallar nuevas y mejores formas de realizar las actividades. Este rasgo es fundamental en el contexto de una sociedad que avanza a marchas forzadas, con cambios constantes en la tecnología, las comunicaciones y la alta competitividad.

8. Responsabilidad

Es consciente que su posición en el grupo le confiere poder, y sabe emplearlo para beneficiar al conjunto. No es egoísta; usa su posición para activar procesos y dinamizar potenciales.

9. Información

Un buen líder debe estar informado. Ninguna corporación logra sobrevivir sin la presencia de líderes que conozcan la manera de manejar la información. Conocer el procesamiento de la información, interpretarla correctamente y con astucia para luego usarla de la forma más útil y creativa, es una habilidad clave.

10. Carisma

Este último punto es controvertido. Algunos autores creen que el rasgo del carisma tiene definiciones muy dispares, y que según cuál de ellas se emplee, será una característica presente en las personas con habilidades de liderazgo, o no. Y es que, de hecho, parece ser que hasta hay ciertos rasgos faciales comunes entre los líderes.

Definiendo el concepto como la capacidad para atraer y causar buenas sensaciones, así como llamar la atención y mostrarse agradable y empático a los ojos de las demás personas, el carisma sí es un rasgo crucial en un buen líder. El carisma puede ser entrenado socializándose y mostrando un interés auténtico en las personas. Se relaciona el carisma con la ausencia de egoísmo, factor que es decisivo a la hora de percibir a una persona como líder.

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