Contratos de cero horas: la fórmula se ha extendido paulatinamente en Reino Unido

Contratos de cero horas: la fórmula se ha extendido paulatinamente en Reino Unido

Es como una esclavitud en pleno siglo XXI
4 Julio 2015

Los trabajadores de ‘cero horas’ deben estar disponibles las 24 horas todos los días de la semana y, en la mayoría de los casos, tienen una cláusula que les impide tener otro empleo. Además, muchos no saben qué horario tendrán ni, por tanto, cuánto van a ganar. Son, dice Lee, “la punta del iceberg” de los problemas en el mercado laboral británico. “La recuperación económica es mucho más frágil de lo que el Gobierno retrata. Cierto que el desempleo baja, pero a costa de reducir la calidad del empleo y de sueldos muy bajos”, según Neil Lee, profesor de Economía en la London School of Economics

“Este tipo de contratos otorgan todo el control al empleador y dejan al empleado en una situación tremendamente inestable y más vulnerable a los abusos”, apunta el experto.

La fórmula no es nueva, pero se ha extendido paulatinamente en Reino Unido desde que empezó a sentirse la crisis financiera, en 2008. Hace cuatro años, quienes afirmaban tener como fuente única de ingresos un contrato de cero horas no llegaba ni por asomo al 1%; hoy son el 2,3% de los trabajadores en este país --unas 700.000 personas--, según la Oficina Nacional de Estadísticas británica (ONS, por sus siglas en inglés). Mujeres, menores de 25 años y mayores de 65 son, según la ONS, los perfiles mayoritarios bajo este sistema. Empleados con contratos precarios que trabajan, de media, 25 horas a la semana y que cobran unas 7 libras la hora (el salario mínimo es de 6,50; 8,7 euros).

Antes de las elecciones generales tanto el primer ministro británico, el conservador David Cameron, como su principal rival, el laborista Ed Miliband, reconocieron que no podrían sobrevivir con un contrato de este tipo y se comprometieron a buscar una solución para esta fórmula de precariedad salvaje. Una solución que no pasa, sin embargo, por prohibir sino más bien por limitar este tipo de contratos, que ha contribuido a reducir –-o, según sindicatos como el mayoritario Unite the Union, “a maquillar”-- las cifras de desempleo en Reino Unido (un 5,6% frente a un 23% en España).

La ciudad costera de Liverpool (500.000 habitantes) es una de las que más contratos de cero horas registra: más de la mitad de los que se ofrecen, sobre todo en el sector de la restauración, el ocio o los cuidados. Sin embargo, la fórmula se aplica en todo el país y en empresas de todo tipo: multinacionales como McDonalds, la empresa de paquetería DHL, la cadena de perfumería y parafarmacia Boots o los grandes almacenes Sports Directs emplean a un buen número de trabajadores con estos contratos flexibles, según los análisis de los sindicatos.

El gigante estadounidense de comida rápida reconoce que emplea con el sistema de cero horas al 90% de sus trabajadores en Reino Unido –unas 83.000 personas--. Aunque sus responsables afirman que se debe a que sus asalariados“buscan flexibilidad”. “Muchos de nuestros empleados son padres o estudiantes que buscan empleos remunerados flexibles para encajar con el cuidado de los niños o las clases”, apuntan en un comunicado sobre los contratos de cero horas en su web.

Uno de esos casos es el de Ciaran Foley, de 28 años. Trabajó una temporada en McDonalds y ahora es barman en un pub del centro de Liverpool, a solo unos pasos del Cavern Club, donde The Beatles tocaban en sus primeros tiempos. Foley asegura que el sistema no le va mal, el jefe le avisa cada primero de mes de su horario y le pagan “aceptablemente”. “Gano unas nueva libras la hora y me gusta el empleo”, dice. Lo peor, dice restregándose los ojos enrojecidos, es que las jornadas son eternas. “A veces entro a las dos de la tarde y no salgo hasta las seis de la mañana”, asegura.

Sarah, en cambio, agradecería tener esa preocupación. Es operaria en la fábrica de galletas Jacob’s --que hace las tradicionales crackers, una de las principales industrias de Liverpool y todo un emblema del país--, y afirma tajante que daría un potosí por un trabajo a jornada completa. Sentada en una pizzería cerca del estadio de fútbol del Everton, esta mujer de 52 años, alta y fuerte, relata que vive pendiente del móvil. Su empleador, en este caso una agencia de reclutamiento, avisa un día antes por SMS sobre la jornada. Además, como el resto de los alrededor de 200 trabajadores que la agencia pone a disposición de la fábrica, cobra unas dos libras menos la hora que los trabajadores contratados directamente por Jacob’s –que pertenece a United Biscuits, adquirida hace un par de meses por un grupo turco dedicado a la alimentación--.

Fuente: EL PAÍS

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