E: Muchas empresas están llegando al punto que se dan cuenta que no consiguen los cambios que desean en las conductas hacia la seguridad y la salud en sus organizaciones. ¿Qué puedes decir acerca de esto?

MS: Cuando hablamos de conductas no debemos olvidarnos que estamos hablando de las personas, por lo que abordar la cuestión de las conductas es abordar la cuestión de las personas. Es importante entender qué motiva tanto nuestras conductas como las de los/as trabajadores/as. Las conductas son una vía, un camino, para satisfacer necesidades. Una necesidad es la vivencia de una carencia, por lo que las personas y cualquier organismo vivo orientamos nuestras conductas hacia la satisfacción de la situación de carencia. Pueden ser de carácter fisiológico, como respirar, hidratarse o nutrirse (objetivas); o de carácter psicológico, como la autoestima, el amor o la aceptación (subjetivas). Por lo tanto, las conductas de riesgo también son una vía para la satisfacción de alguna necesidad, por lo que tienen una intención positiva. Lo que ocurre que son una vía que pone en peligro a la persona, y por eso es necesario que la persona se dé cuenta de cuál es su necesidad y pueda encontrar vías alternativas para satisfacerla sin poner en riesgo su vida ni la de los/as compañeros/as Si no entendemos esto, probablemente nos cueste influir, y nuestra aproximación será desde el juicio, la culpabilización y la imposición a las personas y esto inevitablemente genera resistencia, y menos disposición a colaborar y responsabilizarse de sí mismos/as.

E: ¿Cómo abordar entonces el aspecto conductual de la seguridad y salud?

MS: Las personas no experimentamos las situaciones como aspectos separados. Nuestra manera de pensar, sentir y actuar es similar en cualquier aspecto de nuestra vida. Somos seres integrados. No existe en nuestra mente un área dedicada a la seguridad y salud, otra a la productividad, y otra a las relaciones laborales, etc. Somos uno/a solo/a. Por eso, es interesante sostener una visión más amplia y abordar la gestión de las personas en su conjunto. Nuestras intervenciones serán probablemente más completas si las diseñamos desde una visión más amplia del Bien-Estar y el Bien-Ser de las personas. Tendemos a aislar la seguridad y salud y diseñar planes y acciones dirigidas a los comportamientos en seguridad y salud exclusivamente, como si la seguridad y salud fuera algo a parte. No es eficaz mantener una estrategia para abordar los comportamientos en seguridad y salud y otra u otras diferentes para otras áreas. El mensaje pierde fuerza si no se integra y funde con las demás áreas.

E: ¿Entonces cómo piensas que se consigue?¿Qué actividades nos pueden llevar a un cultura de seguridad y salud?

MS: En mi opinión, la auténtica cultura de seguridad y salud se consigue cuando se integra en el día a día, cuando los comportamientos seguros se “normalizan” por las personas de la organización y se vuelven un modelo de proceder en común, un hábito y valor compartido. Y esto lleva tiempo. En cuestión de personas se necesita dar un paso más, y hacer que cada momento, cada situación pueda ser susceptible de generar un cambio positivo, una comprensión mayor, una apertura de la percepción de los riesgos. Esto es lo que hace que realmente la seguridad y salud esté integrada

E: ¿Cómo se puede conseguir?

MS: En mi opinión la relación es la clave. Todo ocurre a través de las relaciones. Continuamente nos estamos relacionando en nuestro día a día: con las personas de nuestro trabajo, con nuestra familia, con nuestras amistades… Los seres humanos somos seres sociales. La manera en la que construimos y gestionamos las relaciones con nuestros equipos es la clave. Para pasar del control, la imposición y la vigilancia, al compromiso, la responsabilidad y la colaboración, es imprescindible aprender a aproximarnos a las personas de una forma diferente a las que lo solemos hacer habitualmente. Requiere revisar y deconstruir nuestro modelo actual de comunicación para aprender otros modelos de relación y comunicación con las personas. Es lo que consigue influir y generar auténtica cultura, con motivación interna. Para ello hay que prepararse, hay que aprender, hay que desarrollar las habilidades. Este cambio requiere, pide, un cambio propio. Mirarme y revisarme. Poner el foco hacia dentro. Si yo no experimento el cambio en mi mismo, difícilmente podré ser una agente de cambio para mi equipo, mis compañeros, etc. Porque no tendré esa experiencia integrada en mí. Me faltará la visión, la comprensión y la empatía necesarias. Tenemos que aprender más de las personas, más de nosotros mismos. Trabajamos conjuntamente con diversas organizaciones, guiamos y entrenamos en el desarrollo de habilidades de comunicación y relación que permita crear una base sólida y fuerte, donde se desarrolle una cultura de seguridad y salud laboral. Estas habilidades son accesibles para cualquier persona, cualquiera puede aprender y trasladarlas no sólo a su vida laboral, sino a cualquier ámbito en su vida. Recordemos, somos uno. Impulsamos un cambio en el modelo de relacionarnos en las empresas y en la vida privada. Y cualquiera, que lo desee, lo puede hacer.