La función del peritaje en Ergonomía

Ergonomía y Derecho encuentran su coincidencia en el hecho de que ambas disciplinas son ciencias humanas y sociales y en que comparten el objeto de intervención, que no es otro que la actividad de las personas y las consecuencias que de la misma se derivan para uno mismo o para los demás. 

Los dictámenes de los peritos ergónomos encuentran su respaldo en la sección 5 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC). Esta LEC establece entre los medios de prueba de que pueden valerse las partes litigantes en un procedimiento o litigio judicial el dictamen de peritos. El perito ergónomo y su conocimiento del trabajo y de la prevención de riesgos laborales constituyen la fuente de prueba que se plasma en el dictamen como medio portable al proceso. La aplicación y el desarrollo de la Ergonomía deberían contribuir al ejercicio de la profesión de ergónomo y consecuentemente a desarrollar está práctica en los diversos Juzgados. Los campos de aplicación son los siguientes: incapacidades laborales en sus diferentes grados, accidentes de trabajo, enfermedades profesionales y laborales, y la demostración de la contingencia, las psicopatologías laborales y la responsabilidad civil por los daños de productos y equipos de trabajo.

Empresarios, trabajadores, consumidores, usuarios, ciudadanos en general son potenciales demandantes de informes y dictámenes ergonómicos que pretendan demostrar la causalidad del daño ocasionado por las condiciones de trabajo y los factores de riesgo que los comprenden, así como la interacción con los artefactos diseñados y sus consecuencias: mal diseño, complejidad de uso, peligrosidad, deficiente manual de instrucciones, etc.

Se ha realizado una investigación empírica dirigida a conocer la realidad del trabajo de los profesionales ergónomos, el perfil de los ergónomos forenses y el de los técnicos especializados en este tipo de peritajes, la realidad de las metodologías aplicadas, así como los criterios que emplean para elaborar sus informes. 

Los resultados muestran una imagen paradójica en la que además de los ergónomos  los otros actores implicados que la emplean (jueces, abogados, médicos, etc.) reconocen su necesidad y utilidad, que no se corresponde con el aún limitado impacto social y jurídico de la Ergonomía.